miércoles, 29 de agosto de 2012

Sermón 7 - Encuentro y felicidad

ENCUENTRO Y FELICIDAD


      “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 
    Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste
    el Cristo? (Juan 4:28,29)”
           
    Tengo un recuerdo hermoso de mi niñez. Muy de la mañana ví una estrella brillante que estaba muy cerca de la cumbre de la colina que estaba detrás de mi casa, así que pensé que podría tomarla al subir a la colina. Pero al llegar allá, la estrella se alejó lejos de mí y estaba cerca de otra montaña más allá. Yo corría hasta esa montaña y pero no pude tomar esa estrella. Quizá la felicidad que los hombres buscan sería así. Hay una poesía titulada “más allá de la montaña” escrita por Karl Busse, un poeta alemán, la cual describe la búsqueda de la felicidad del hombre así:“Se dice que más allá de la montaña hay felicidad; emprendí un viaje en busca de ella acompañado de amigo; pero volví con lágrimas. Aunque se dice que más allá de la montaña hay felicidad….” En el momento en que se habría alcanzado la felicidad, ésta ya se habría apartado y estaría lejos.

            Todo el mundo busca la felicidad y quiere conseguirla. Pero la realidad es que son pocos que la encuentran mientras que la mayoría la buscan en lugares equivocados y no la encuentran. Generalmente la gente tiene un concepto equivocado sobre la felicidad. Muchos piensan que la felicidad proviene de obtener lo que quiere y muchas solteras piensan que serían felices al encontrar al príncipe montado al caballo blanco. En este momento pensemos en el alma sedienta del hombre, la búsqueda desesperante del hombre para encontrar la felicidad. Por último pensemos en dónde y en quién la podemos encontrar.  

I. El encuentro equivocado y la vida vacía

            Había una mujer que tomó una decisión firme para buscar la felicidad. Así como muchas mujeres contemporánea piensan, ella pensaba que la felicidad estaría en encontrar a un novio ideal. Ella era muy hermosa lo cual era el arma con que podría ganar el corazón de los varones. Un día ella se encontró con un joven muy lindo y alto, y llegó a enamorarse de él. Aun en el sueño pensaba en él. Después de no muchos días, ella le confesó el amor, y éste también dijo que la amaba. Su relación se desarrolló hasta pasar el límite prohibido, así que debían casarse. Pero el problema ocurrió después del casamiento. La vida matrimonial no era como el período del noviazgo. El sentimiento de amor iba acabándose con el tiempo. Además se veían muchos defectos entre ellos los cuales estaban escondidos en el período del enamoramiento. Aunque el marido era lindo, su carácter era impaciente y se enojaba fácilmente y lo peor era que él era un hombre era incapaz económicamente. Solían pelearse. Finalmente ella salió de casa y nunca regresó.

         Hay un dicho inglés: “Para sentirse feliz un día se corta el cabello, para sentirse feliz un mes compra casa, para sentirse feliz un año se casa.” Hoy en día los científicos han descubierto la hormona del amor que funciona en nuestro cuerpo, cuya función llega al colmo al enamorarse y esta hormona tiene su tiempo de vida y el organismo se va haciendo resistente a su acción. Lo que significa que la atracción se acaba. Según un estudio de la Universidad de Cornell en Nueva Cork, estamos programados para sentir pasión y emoción entre 18 y 30 meses. Esto explica por qué aquellas mariposas en el estómago desaparecen. Este clase de amor es la de eros que se acaba. Los animales también la tienen. Pienso que cada uno de nosotros tiene experiencia de primer amor. En muchos casos ese amor no se cumple porque es un amor impar y con el tiempo se enfría. Por eso los que se casan en base al sentimiento de amor, sufren mucho después de casarse.

            Entonces, ¿quiere decir que al morir la química, que inicialmente nos atrajo, se acaba el amor y la emoción? “No, aunque las hormonas juegan un papel básico, el amor auténtico que nos va a sostener es el que perdura en el tiempo y no el hormonal. Si se acaba por la pérdida de atracción física, entonces no es amor y nunca lo fue”, enfatiza Roxana de Lazo. El amor auténtico y supremo es más que la hormona, es más que eros, es más que amistad, el cual es ágafe que tiene nuestro Señor. 
    
            Esta mujer volvió a buscar a otro novio. Ella pensaba que si se casaría con un rico sería feliz, así que entró en una empresa como secretaria y finalmente llegó a casarse con el hijo del empresario. Al casarse con él, se sintió tan feliz que volara en el aire. Su novio le dio muchos regalos preciosos, como anillo de diamantes, collar de oro, preciosa pulsera de jaspe. Tuvo la luna de miel tan dulce viajando con él por Cancún, Hawai, Caribe. Cada vez que su marido le dijo, “mi amor, te quiero mucho,” se sintió muy feliz. Porque su marido era rico, ella podía comprar ropas lujosa y joyas muy preciosas. La casa era grande y hermosa con piletas y parilla. La cama estaba adornada de todo esplendor. Colchón fue hecho del Simons.

            Pero a medida que pasaba el tiempo, su marido era tan ocupado por su trabajo que solía llegar tarde a casa y a veces, no vino, así que ella empezó a sentirse sola y llegó a dudar del amor de su marido. Al darse cuenta ella de que su marido amaba más al trabajo y dinero que a ella misma, empezó a perder la atracción hacia todo lo que tenía. Ella se dio cuenta de que todas las cosas sin recibir el amor de su marido no tenían sentido sino que eran una carga pesada. Además un día en la calle se encontró con el auto de su marido en el que estaba su marido con una mujer joven y hermosa. Se peleaban fuertemente por fin, y por no poder aguantar más la agonía, un día salió de casa y nunca regresó. Es verdad que es mejor vivir en una casa humilde donde hay amor que vivir en una casa lujosa donde no hay amor. 

            Hoy en día una tendencia general es que al elegir al novio, los varones ven mucho la apariencia de las mujeres, mientras que las mujeres ven la capacidad económica de los varones. Vemos que muchas mujeres hermosas se casan con empresarios. Había una cantante muy famosa y hermosa que se casó con un millonario. Pero ella se divorció en un año porque ella descubrió la vida inmoral de su marido. Muchas mujeres de los países pobres salen a otros países ricos para casarse, pero la mayoría de ellas fracasan su vida matrimonial. Hay muchas mujeres insensatas que caen en la trampa de mafias y son vendidas como prostitutas. 

            Esa mujer todavía no perdió esperanza de encontrar a un hombre ideal, así que sin decir nada de su vida pasada, se casó con un político. Este hombre era poderoso. Mucha gente lo seguía. Su casa siempre se llenaba de gente. Los fines de la semana, siempre había invitación a la cena. Ella acompañaba con su marido. Casi no podía tener su vida privada. Debía vivir ante los ojos de los hombres. Se sentía vacía interiormente. Ante la gente debía fingirse contenta y alegre, pero cuando estaba sola lloraba. Ella se dio cuenta de que su marido amaba más el poder político que a ella misma.

            Una cosa que las mujeres deben saber es que generalmente los hombres dan más importancia al trabajo que al amor. Además en el mundo no hay muchos hombres fieles que cumplen el voto del matrimonio. Muchos que se casan en base al amor humano experimentan esto y se arrepienten muy tarde. El amor humano puede ser una condición de la felicidad. Pero como vemos, el amor humano tienen una base frágil. Los que anhelan saciar su sed a través del amor humano sin falta fracasan. Hay hombres y mujeres que son traicionados o traicionan por lo que llevan una vida amarga y oscura.
           
            Ella pensó que, sin recibir el amor del marido, su vida no tenía sentido, así que un día, salió de casa, y nunca regresó. Así sucesivamente cambiando maridos cinco veces. Ahora el hombre con quien ella vive no es su marido. ¡Una vida totalmente destrozada y fracasada! Esta es la historia de la mujer samaritana. También puede ser la historia de cada uno de nosotros antes de encontrar a Cristo.

II. El encuentro maravilloso y la felicidad

            Un día, cuando hacía sol fuerte y toda la gente dormía siesta, ella salió a sacar agua en el pozo que situaba fuera de la ciudad, pensando que nadie la vería porque ella quiso evitar los ojos de la gente de su pueblo que sabía su vida pasada escandalosa. Al llegar al pozo, se encontró con un hombre sentado allí. Éste parecía cansado, sediento y hambriento. Por su manera de vestirse, ella se enteró de que él era un judío a quien los samaritanos odiaba. Así que ella se puso seria ante él y mientras que ella se turbaba sin saber qué hacer, el hombre abrió su boca y le habló, diciendo: “Dame de beber.” Así comenzó la conversación entre el Hijo de Dios y la mujer samaritana, una mujer más despreciada e inútil en el mundo. Esta petición del Señor hacia la mujer muestra la humildad de Jesús. Aun sabiendo que ella era una mujer pecadora rechazada por la gente, Jesús no la despreció ni le exigió que se arrepintiera de su vida pecaminosa sino que le pidió un poco de agua. La palabra de Jesús haría brotar una semilla de auto estima en el corazón de la mujer aunque ella le contestó con frialdad, diciendo: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?”

            Nuestro Señor está lleno de gracia y verdad. Aun siendo el Creador que tiene toda potestad sobre el universo y todas las criaturas, viene a nosotros humildemente respetando nuestro libre albedrío. Él puede destruir por un instante a los pecadores, pero los ama muy tiernamente y espera que le abren sus corazones. Al pedirnos algo él, en realidad su motivo es para darnos lo mejor. Por eso Jesús ante el rechazo de ella, la invitó a beber del agua viva la cual era muy diferente del agua del pozo.

            Ella, a través de la conversación con Jesús, llegó a pedirle el agua viva que Jesús ofrecería para que no viniera más a sacar agua ni tuviera más sed de su alma. Sí Jesús estaba dispuesto a dársela, al decirle: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Quizá ante esta palabra de Jesús, ella murmuraría así: “Sí, Señor, dame esa agua, por favor. Mi alma está sedienta, hasta ahora nunca podía satisfacerla aunque quería llenarla con el amor del hombre.” La invitación de Jesús a ella para el agua viva la hizo abrir el corazón de par en par. Al verla a ella desde el punto de vista humano, parecía una mujer carnal y sucia que no tendría alma. Pero ella también era un ser maravilloso de Dios que buscaba el agua viva que saciaría la sed de su alma.

            Pero antes de poder beber del agua viva, ella necesitaba traer a su marido ante Jesús. O sea, el problema del pecado. Cuando ella le dijo que no tenía marido, estaba mintiendo. Aun así Jesús leyó su corazón profundamente y aceptó lo que ella dijo. Jesús no la condenó ni la reprochó, sino que la aceptó con un gran amor tierno, y le dijo: “Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.” El corazón de Jesús es tan ancho como el mar. Su amor es muy personal y profundo. Es como un buen médico que sabe leer lo profundo del corazón del paciente y no juzga según lo que el paciente dice, sino que lo tranquiliza con palabras tiernas y lo observa con los ojos profundos.”

            Todos los pastores y líderes de la iglesia necesitan aprender de Jesús su tratamiento espiritual a las almas. Generalmente es fácil que los pastores vean el pecado de las ovejas y las reprendan sin tratar de comprender la causa. Cuando yo empecé a asistir en el grupo del estudio bíblico, siendo estudiante del segundo año en la universidad, ya tenía bastante conocimiento bíblico. Con esto empecé a enseñarles a las ovejas. Pero no tenía corazón pastoral ni una actitud de comprensión, sino la de crítica y reprensión. Así yo era muy inmaduro. Sin embargo, mi pastor me estableció como el pastor de un grupo. Ahora me doy cuenta que él tenía el corazón de Jesús y me sirvió con humildad. Mi esposa presente era la colaboradora del grupo que servía en aquel entonces. A ella solía reprender porque me parecía que ella era una mujer samaritana. Pero en realidad ella no lo era sino que muchos varones samaritanos querían seducirla.

            El tratamiento del pecado de una oveja es muy delicado, es como que buen médico opera el cáncer de un paciente. Se necesita mucha delicadeza y experiencia. Así como un mal médico opera mal al paciente y empeora el estado, también un pastor imprudente puede empeorar la herida del alma.

            Ella ahora considera a Jesús como un profeta y le pregunta sobre el lugar de adoración a Dios. El interés de ella gradualmente está cambiando de las cosas terrenales en las cosas espirituales. De lo profundo del corazón de ella había un deseo anhelante de adorar a Dios y estaba buscando el lugar en donde podría adorar a Dios. Ella le dijo: “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.” Jesús le dijo: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”
      
            Finalmente ella confesó lo que ella esperaba con anhelo en lo profundo de su corazón, diciendo: “Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.” Sí ella estaba esperando al Mesías, su marido verdadero, su salvador que la conduciría a la presencia de Dios para adorarlo en espíritu y en verdad. Entonces Jesús le dijo: “Yo soy, el que habla contigo.” Así ella se encontró con el Mesías personalmente por lo que su vida cambió por completo. De lo profundo del corazón se estalló la fuente del agua viva. Ya no podía detener el gozo que brotaba así que dejando su cántaro y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”

            Hasta aquí Jesús nos invita a todos a beber del agua viva que es la vida eterna que él nos da y a ser felices verdaderamente. “Invitación de dulce amor ofreces al mortal. Nos das en Cristo Dios de amor la vida celestial, la vida celestial.” Pero debemos saber una cosa: Aunque su invitación abarca a todos, no todos reciben este regalo. Entonces ¿a quiénes les da el regalo del agua vida, la vida eterna, la felicidad verdadera?

    Primero: A los pobres en espíritu.
           
            La mujer samaritana era pobre en espíritu. Sintió mucha sed y estaba buscando con anhelo el agua viva. Mateo 5:3 dice, “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Isaías 57:15 dice, “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” El corazón quebrantado y humilde es la puerta por donde entra la gracia de Dios y corre el agua viva. En la vida cristiana el peor enemigo es el orgullo y la auto suficiencia. Para los que piensan que son sanos no necesitan médicos. Jesús vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Los años de la vida cristiana sin arrepentimiento nos hacen fariseos que se justifican a sí mismos. Pero Jesús sabía que en Samaria había una mujer sedienta y quebrantada del espíritu por eso aun sabiendo que los judíos no pasaban por Samaria, debía pasar allí para encontrarla y para darle el agua viva, el don de Dios, que era él mismo.     

            Tal vez entre nosotros habría algunos que han perdido el deseo espiritual y están acostumbrados a participar en las actividades de la iglesia, en especial en esta conferencia por obligación. Examinémonos para ver cómo está nuestro corazón delante de Dios. Que Dios nos ayude a tener una gran necesidad espiritual como aquellos pobres que no tienen nada para comer y clamen a Dios por el pan diario. Ahora confesemos: “Soy un samaritano, una samaritana que necesita de ti. Llena mi corazón vacío con el Espíritu Santo.”

    Segundo: A los que aceptan el proceso de la curación del Señor.

            Para la mujer samaritana había muchos obstáculos que impiden el tratamiento de curación de Jesús. Aunque uno se descubre a sí mismo como un pecador sucio y pobre, él todavía es orgulloso si no acepta el tratamiento de Jesús. Si se siente humillado al recibir la ayuda de los otros, él es orgulloso. Algunos dicen: “Yo soy un peor pecador así que aun Dios no puede perdonarme.” Parece que son humildes, pero de hecho son orgullosos porque no quieren abrir su corazón hacia Dios. El proceso de la curación puede ser larga y dolorosa. Miren a la mujer samaritana. Ella no evitó la invitación amorosa de Jesús sino que cada vez más abrió su corazón herido para que el Señor lo curara. En este retiro espiritual, vengamos ante el Señor abriendo nuestros corazones enfermos y heridos, y traigamos nuestros problemas, cualquier que sea, para que el Señor los cure.

    Tercero: A los que aceptan la esperanza del Señor.

            La esperanza puesta en cada uno de nosotros es la recuperación de la imagen de Cristo que se había perdido por nuestros pecados. Cuando Jesús invitó a la mujer a tomar del agua viva, ya tenía esperanza de convertirla de la mujer despreciada y carnal en una princesa celestial que adore a Dios en espíritu y en verdad. Cuando el Señor nos invita, nos cura y nos reviste del nuevo hombre, tiene un propósito santo, el cual es adorar a Dios en espíritu y en verdad, y anunciar la virtud hermosa del Señor. La mujer samaritana se convirtió en una adoradora verdadera de Dios y una predicadora excelente del evangelio. Entró en la ciudad y dijo a la gente: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” 1 Pedro 2:9 dice, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”

            Hasta aquí en la vida del hombre lo más importante es a quién encontrar. El destino de nuestra vida depende de esto. Cuando la mujer samaritana puso su esperanza en los hombres, lo que le quedó no era más que el corazón herido y la vida fracasada. Este hecho nos enseña que el hombre no puede ser el objeto de adoración. El hombre no es un ser perfecto, sino que es un ser débil y defectuoso. Así que es necesario que nos compadezcamos unos a otros en el amor de Cristo. El Cristo, el Hijo de Dios, quien nos amó primero dando su vida por nosotros, sólo merece recibir nuestra adoración y alabanza. Él sólo tiene poder de hacernos felices. En este retiro espiritual encontrémonos con Jesús, conversemos con él a través del estudio bíblico grupal, escuchar mensajes y la oración, y escribir testimonios. Todos confesemos: Hemos hallado al Mesías quien es nuestro verdadero novio, Salvador, y el objeto de adoración y salgamos a compartir nuestra alegría del encuentro maravilloso con el Mesías, así como lo hizo la mujer samaritana.“Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 








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