jueves, 19 de septiembre de 2019

Sermón 33- Buena actitud ante la Palabra

BUENA ACTITUD ANTE LA PALABRA Lucas 1:1-4 V.C. 1:3 1:1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 1:2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 1:3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 1:4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Al comenzar a leer el evangelio de Lucas, sabemos que este libro fue dirigido a Teófilo, representante de los gentiles, así que podemos sentir mucha familiaridad con este libro. Lucas era un fiel colaborador del apóstol Pablo. Al ver el libro de los Hechos, Lucas formó parte del equipo misionero desde el segundo viaje misionero del apóstol Pablo en Troas y estaba con éste hasta el último momento, siendo su médico personal. Miren, este es el testimonio de Pablo en su última carta pastoral a Timoteo, "Sólo Lucas está conmigo." (2 Ti 4:11a) La palabra de hoy es la introducción de este libro que tiene solamente 4 versículos. Aquí aprenderemos la buena actitud de Lucas ante la palabra de Dios. ¡Que esta actitud de Lucas sea la nuestra! Hoy quiero compartir con ustedes tres cosas que podemos aprender de la actitud de Lucas ante la palabra de Dios: investigar con diligencia, escribir por orden y tener un propósito claro. I. Investigar con diligencia (1-3a) El evangelio de Jesucristo según Lucas comienza con los siguientes versículos: "Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra," Aquí ¿a quiénes se refieren los que desde el principio lo vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra? A los discípulos de Jesús. Sí, ellos eran testigos oculares de Jesucristo. Juan, uno de los doce discípulos testifica así: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida." (1 Jn 1:1). Según el versículo 1, vemos que en la época del escritor Lucas, ya había muchos que habían tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre ellos habían sido ciertísimas. Efectivamente, en los primeros años de la iglesia hubo una gran cantidad de escritos, especialmente epístolas o tratados que daban testimonio escrito de lo que había sucedido. Lo más probable es que el evangelio de Mateo y el de Marcos sean de esos escritos. Al leerlos nos damos cuenta de que están escritos cronológicamente junto con el evangelio de Lucas. Por eso, a estos tres evangelios los llaman evangelios sinópticos, o sea se escribieron con la misma perspectiva, a diferencia del evangelio de San Juan. Estos cuatro evangelios fueron tomados como canon después de haber pasado muchas pruebas entre los eruditos por la iluminación del Espíritu Santo. Es probable que el evangelio de Lucas se basara en los dos evangelios, Mateo y Marcos con más informaciones. Es decir, en el evangelio de Lucas hay varias historias de Jesús que sólo están en este libro, además de las historias escritas en los evangelios de Mateo y Marcos (algunos omitidos). Por ejemplo, la parábola del rico y Lázaro, la parábola del buen samaritano, la parábola del hijo pródigo, la oración de la viuda, la del fariseo, la del cobrador de impuesto, etc no están en los otros evangelios. Al leer este evangelio, podemos ver que el corazón del escritor estaba lleno de un amor muy tierno hacia los gentiles y de un gran deseo de compartir la buena noticia de Jesucristo con ellos. Gracias a este evangelio de Lucas, podemos conocer el evangelio de Jesucristo con más detalles, y de una manera más amplia y profunda. Ahora veamos: ¿con qué actitud Lucas escribió el evangelio de Jesucristo? Leamos el versículo 3a: "me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen," Como sabemos, Lucas no era testigo ocular, pero él recibió la información de hombres inspirados quienes desde el principio vieron a Jesús con sus propios ojos y oyeron con sus propios oídos. Al decir Lucas así "me ha parecido también a mí" se presenta a sus lectores como un escritor competente que conoce el trabajo de quienes han escrito antes que él. Al hacer sus investigaciones, ha tenido la oportunidad de compararse críticamente con los otros escritos y se ha considerado capaz de elaborar un relato preciso y serio acerca del evangelio de Jesucristo. Miren esta frase que dice Lucas: "haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen." Él fue a la raíz de todo y todo lo comprobó con claridad punto por punto; en ese momento le pareció necesario volverlo a escribir por orden y en la forma correcta. Lucas siendo griego bien educado, su vocabulario es distinto a los otros escritores. Según la investigación de los eruditos, en este evangelio hay unas 700 palabras que no se hallan en el resto del Nuevo Testamento. Dicen que su vocabulario es amplio, elegante y expresivo. Lucas investigó todo con mucho cuidado. Los dos libros de Lucas (el Evangelio según Lucas y Hechos de los Apóstoles) reflejan una investigación muy cuidadosa. Aquí lo que podemos aprender de la actitud de Lucas ante la palabra de Dios es que es sumamente significativo que a Lucas no le terminaba de cerrar lo que otros escribieron sobre la vida de Cristo: le faltaba algo suyo. Por eso, podemos decir que la verdadera fe es un descubrimiento personal, no viene de segunda mano. Un profesor del seminario solía decir que los cuatro evangelios son importantes, pero más importante todavía es, para cada creyente, el quinto: el de la experiencia personal. Un buen ejemplo es la actitud de los creyentes en Berea. Sobre ella, Lucas en su libro de los Hechos dice así: "Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así"(Hch 17:11). Ellos abrieron las Escrituras y buscaron la verdad para verificar o desaprobar lo que escucharon. Es necesario siempre comparar lo que escuchamos o leemos con lo que la Biblia dice. Un predicador o un maestro bíblico que da el mensaje verdadero de Dios nunca entrará en contradicción ni se apartará de la Palabra de Dios. Nosotros solemos escuchar las historias de los escépticos y agnósticos que negaron la Biblia como la palabra de Dios, luego se convirtieron por medio de la investigación personal de la historia de Jesucristo. El propósito de sus investigaciones era negar y refutar al cristianismo. Pero finalmente se convencieron de que el evangelio de Jesucristo tiene evidencia histórica y la verdad es sólida por lo cual se convirtieron en fieles creyentes. Uno de entre ellos era Lewis Wallece quien escribió la novela "Ben Hur". Pienso que la mayoría de ustedes vieron la película hecha en base a su novela. El corazón duro del protagonista Ben Hur se quiebra al ver a Jesús crucificado y al escuchar su oración que dice, "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen." Todo cristiano verdadero reconoce que el evangelio de Lucas es un documento inspirado por Dios. 2 Timoteo 3:16 y 17 dice: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." Su evangelio es, pues, infalible, porque no sólo está basado en los testigos oculares, sino que también fue guiado por el Espíritu Santo al predicar y escribir su evangelio. Una cosa que debemos saber es que la inspiración no le llega del cielo al que se sienta con los brazos cruzados y con la mente perezosa, sino al que piensa, busca e investiga. La verdadera inspiración viene cuando el Espíritu Santo le sale al encuentro a la mente buscadora del hombre. Dios da su Palabra, se la da al que la busca. En Mateo 7:7 y 8 el Señor promete diciendo, "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." II. Escribir por orden (3b) Ustedes imaginen esto: si Lucas no hubiera escrito este evangelio, nuestra vida espiritual sería bastante pobre. Gracias a la Escritura de Lucas, podemos conocer a Jesucristo con más amplio conocimiento y con más profundidad. Él dice así: "escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo," Fíjense esta palabra, "escribírtelas". Gracias a Dios quien reveló la verdad para ser predicada pero también para que se escribiera. Por la gran providencia de Dios, este evangelio se ha conservado a través de los siglos, y se ha traducido a los idiomas y dialectos de muchas naciones. ¿Cuál sería nuestra esperanza o tesoro si Dios no nos hubiera dejado su palabra escrita? Si la hubiera entregado solamente en forma verbal para que se repitiera de año en año y de siglo en siglo, para esta fecha de hoy no habría ninguna semejanza entre lo que Dios reveló en el primer siglo y lo que actualmente pasaría como “palabra de Dios”, pero en realidad no lo sería. Por lo tanto, deberíamos doblar nuestras rodillas cada día para darle gracias a Dios por su palabra escrita. Hoy en día estamos viviendo en una época tecnológicamente bien desarrollada. Con un clic del mouse o con tocar la pantalla del celular, podemos encontrarnos con un océano de informaciones. Pero hay que pensar en esto: Así como en el tiempo del diluvio, escasea el agua potable, así también en medio de muchas informaciones es difícil encontrar sanas doctrinas que nos guíen al camino de la vida. Además, la gente de hoy está acostumbrada a ver muchas cosas con sus ojos. Sí, leer también puede ser una costumbre de la gente de hoy, leer mensajitos de whatsapp o Kakao Talk. Pero a la mayoría de la gente no le gusta leer libros de gran volumen y difíciles de entender. Para muchos la Biblia es un libro anticuado que se conserva en un rincón de la estantería de su casa tratándolo como un símbolo de reliquia religiosa. Entonces, en cuanto a escribir alguna carta o libro, ni siquiera se le puede mencionar a la mayoría de la gente de hoy. Si Lucas escribió este evangelio en un ambiente en que faltaban materiales, con mayor razón, nosotros viviendo en un ambiente favorable en que se encuentra abundante material sería muy fácil escribir. Si uno quiere puede escribir sin límite en la computadora. Así que, al no escribir, no hay otra razón sino la pereza. Sí, se escriben muchos mensajitos por medio del celu o e-mail, pero escribir una carta larga o un libro es otra cosa. La mayoría no se atreve a escribir pensando que eso es para los escritores reconocidos o periodistas. Pero es importante tener la costumbre de escribir porque escribiendo, nuestra manera de pensar se ordena y nuestro pensamiento se profundiza. Al escribir, la inspiración viene a la mente. Esto experimento cada vez que preparo el mensaje dominical. Al empezar a escribir no sé cómo escribir, pero el Espíritu Santo abre la puerta de mis ojos para ver las maravillas de la palabra de Dios al ir escribiendo gradualmente. Cuando estaba en Corea, después de haber comenzado la vida cristiana a los 20 años de edad, desde el segundo año de mi vida universitaria, comencé a escribir cada día Pan Diario durante más de cuatro años. Mis cuadernos de Pan Diario llegaron a amontonarse. Esa costumbre de escribir me ayudó mucho a meditar en la palabra de Dios. Llegando a Argentina como un misionero, desafié primero leer la Biblia en castellano una vez al año, esto se hizo una costumbre que estoy practicando hasta ahora. Pero el escribir es más costoso que leer. Sin embargo, una buena costumbre que tenía era escribir testimonio una vez a la semana en base al estudio bíblico. Pero con el tiempo, dejé de escribirlo con la excusa de no tener tiempo por preparar el mensaje dominical. Empezando el año 2019, Dios me dio una inspiración por medio del mensaje de un pastor coreano en Youtube. Él dijo que cada día escribe el diario espiritual por lo cual Dios lo bendijo en gran manera. Yo también tomé una decisión de escribir Pan Diario cada mañana, y hasta ahora lo sigo haciendo. Esto me ayuda a estar despierto espiritualmente teniendo una íntima relación con Dios. Alguien dijo que los que escriben pueden sobrevivir. Aunque suena bastante exagerado, puede ser una verdad. Pienso que desde ahora en adelante una de mis misiones es escribir libros cristianos en castellano para compartir con los otros la bendición espiritual que he recibido a lo largo de mi vida misionera. III. Tener propósito claro (3c-4) Al escribir este evangelio, Lucas tenía un destinario que se llamaba Teófilo. Sobre este personaje, no hay información concreta. No sabemos quién es exactamente. Una probabilidad es que sería una persona que tenía un cargo importante en el imperio romano y se convirtió en un creyente no hacía mucho tiempo. Al llamarlo "oh excelentísimo Teófilo" Lucas muestra el respeto hacia él con mucho amor. Al pensar en el nombre "Teófilo" que es un nombre griego cuyo significado es "el amado de Dios" o "el que ama a Dios," vemos que Lucas tiene un amor tierno hacia él. Si bien Lucas se enfoca en una persona, en realidad allí se incluyen todos los cristianos de todas partes del mundo a lo largo de la historia cristiana a quienes Dios ama, y a la vez a quienes aman a Dios. Además de esto, al escribir este evangelio, Lucas tenía un propósito claro. Ahora veamos el versículo 4 que dice así: "para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido." Esta frase se puede traducir así: "Para que tengas pleno conocimiento de la verdad acerca de las cosas que te han sido enseñadas, para no tener que confiar en información no inspirada, relatos fragmentarios y parciales, etc." Esto nos indica la gran necesidad de un registro bien preparado y un escrito hecho por orden para que no confiemos en tradiciones orales, o en la memoria de los hombres, ni en los sueños o visiones grabados y escritos los cuales están dispersados en internet o en otros recursos. Lucas investigó y obtuvo información exacta para que Teófilo conociera bien la verdad. No es cuestión de tener nociones inciertas, ni de alguna impresión vaga, sino para que la información tenga buen fundamento y que la historia sea totalmente auténtica. ¿Por qué es tan importante esto? Porque nuestra fe se basa en lo que oímos y, por lo tanto, lo que oímos debe ser la pura palabra de Dios. Romanos 10:17 dice, "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." El Señor Jesucristo nos advierte diciendo: "Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís." (Mr 4:24). Con estas palabras introductorias, Lucas quería convencer a Teófilo de que este relato que estaba por leer era correcto, completo, preciso y completamente creíble. Sí, esto es el deseo de Lucas hacia todos nosotros que comenzamos a estudiar el evangelio de Lucas. Nuestra fe debe crecer al leer y estudiar el evangelio de Lucas. La fe es la premisa y fin de este evangelio. Leer sin fe el evangelio de Lucas es perder el tiempo. Sí, el propósito claro del estudio del evangelio de Lucas es que Teófilo y todos los cristianos conozcan bien la verdad. ¿Quién es la verdad? Es Jesucristo. El Señor dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (Jn 14:6). ¿Por qué es tan importante conocer a Cristo? San Juan 17:3 dice, "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." Juan 20:30,31 dice, "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre." (Jn 20:30,31). Como conclusión, gracias a Dios que nos ha permitido estudiar el libro del evangelio de Jesucristo escrito por Lucas. Lucas tenía buena actitud ante la palabra de Dios. Él mismo testifica así: "me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido." Todo lo que está escrito por Lucas en este libro es confiable. Seguramente este libro del evangelio según Lucas será una gran bendición para nosotros a medida que estudiamos gradualmente con esa buena actitud que tenía Lucas. ¡Dios los bendiga en abundancia por medio de esto libro!

jueves, 18 de abril de 2019

Sermon 32- Resurrección de los muertos

LA GLORIA DE LA RESURRECCIÓN 1Co 15:35-58 (Leer el versículo 58 solamente) “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (1Co 15:58) ¡Felices Pascuas! Alabemos a nuestro Señor Jesucristo que ha resucitado venciendo el poder de la muerte, y ahora está sentado a la diestra del Padre todopoderoso intercediendo por nosotros, y nos envió el Espíritu Santo, el Consolador, para que habite para siempre en nosotros. Hay tanta evidencia de la resurrección de Jesucristo que no se puede enumerar: una es la profecía del Antiguo Testamento, otra es la tumba vacía, otra, la palabra de Jesús, otra, los testigos presenciales, etc, etc, etc... (porque si sigo enumerando nos vamos mañana). En la vida cristiana, la fe en la resurreción es tan importante que sin ella no se puede hablar del cristianismo. La resurrección es una de las columnas de la verdad evangélica, entre las cuales están la encarnación de aquel Verbo que es Jesús, su muerte expiatoria en la cruz, su entierro, su resurrección, su ascención y su segunda venida. Y como ya se imaginarán, hoy, especialmente hablaremos sobre la gloria de la resurrección de los cristianos. En este mensaje en primera parte veremos las evidencias de la resurrección de nuestros cuerpos a través del principio de la naturaleza; en segunda parte veremos que nuestra resurrección depende totalmente de Jesucristo quien es el postrer Adán siendo el espíritu vivificante en contraste con el primero Adán siendo solamante el alma viviente. En tercera parte, veremos los acontecimientos maravillosos que van a suceder con la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Y para concluir, pensaremos en qué clase de vida deben llevar los cristianos que esperan la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos con la segunda venida de Cristo resucitado. I. Las evidencias de la resurrección de nuestros cuerpos (35-44) Hoy en día mucha gente se pregunta: ¿hay vida después de la muerte? ¿Si es que nos volvemos polvo, realmente hay otra vida? ¿Podríamos resucitar? ¿Cómo? ¿Con qué cuerpo? Como ustedes pueden ver, hoy nos hacemos las mismas preguntas que los cristianos de Corinto. Yo también tenía este tipo de cuestionamientos. Para mí era muy dificil aceptar que un cuerpo muerto que se volvió polvo, de buenas a primeras, resucite. Por eso consideré que a los cristianos les chiflaba el moño; pensé que estaban locos. Igual no se preocupen, hace un rato largo que no tengo la menor duda de que es gracia de Dios poder creer en la gloriosa resurreción, en Cristo Jesús. A estas preguntas, el apóstol Pablo dice: "Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes." Según Pablo, tal calse de pregunta es una tontería. Pablo considera a los que hacen estas preguntas como gente que habla sin reflexión ni inteligencia. Por eso los llama “necios.” Pablo primero conduce a los necios a contemplar la naturaleza a fin de instruirlos acerca de la verdad de la resurrección. Entonces, ¿qué nos enseña la naturaleza? Y ¿cómo poder aplicar el principio de la misma a nuestra vida? (i). Las semillas deben morir para vivificarse Esta es la ley de la naturaleza. Y lo que el agricultor siembra no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano. Si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, sigue siendo un solo grano, pero si muere da abundante cosecha. Es decir, que para que un grano muera, hay todo un proceso. Primero se entierra y recién después de un largo tiempo el grano se rompe y se va abriendo. Al descomponerse es como si pasara por un proceso que parece doloroso y lleno de sacrificio. El principio es que para vivificarse primero tiene que morirse. Este principio se puede aplicar a la vida humana. Una verdad paradójica es ésta: “si morimos viviremos, pero si tratamos de sobrevivir, moriremos.” Nuestro Señor Jesús lo dijo claramente así: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.” (Mr 8:35) La vida consiste en vivir como discípulo de Jesús practicando el camino del discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Mr 8:34) (ii). Dios le da el cuerpo como él quiso “Lo que sembramos no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.” Cuando yo era joven vivía en el campo. La primavera era tiempo de siembra, así que yo les ayudaba a mis padres a sembrar. Pude observar que generalmente las semillas eran pequeñas con coloress, aunque tenían diferentes formas, tamaños y colores según las especies. La verdad es que no son fáciles de distinguir. Y tampoco es fácil imaginar qué formas tendrán después de morir, brotar, crecer y dar flores. Pero el agricultor profesional a la legua las distingue. Antes de sembrar puede imaginarse una planta hermosa con muchos frutos. Así es como la naturaleza habla de Dios. El Creador le da el cuerpo que él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. Entre nosotros nadie podría explicar cómo es la vida de una semilla hasta dar frutos. La naturaleza nos enseña que hay un Dios todopoderoso y amoroso que hace crecer las plantas. Nuestro Dios puso en cada especie de semilla su propio carácter, que es lo que los científicos llaman ADN (ácido desoxirribo nucleico). . El escritor después de mencionar las semillas, nos conduce a la tierra donde existen varias carnes, o sea, “no toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves.” ¿No es maravilloso nuestro cuerpo humano? Es hermoso y ágil. Es la obra más maravillosa de Dios entre toda la creación. Por eso el salmista alabó a Dios diciendo así: “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!” (Sal 139:13-17) Ahora pensemos en la carne de las bestias. Miren a las vacas que ayudan a los agricultores a arar el terreno y a llevar cargas; y ni hablar de su carne a la parrilla. Miren a las ovejas tan sumisas que nos enseñan la humildad y nos dan su lana para abrigarnos, simbolizando el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Miren el león, el rey de los animales, que no le teme a nadie, que simboliza a Jesucristo que es el León de la tribu de Judá (Ap 5:5). Ahora entraremos en el agua donde viven innumerables peces tanto grandes como pequeños. Dios les dio aletas para nadar y agallas para respirar. Al pensar en los peces, no podemos pasar por alto aquel gran pez que se tragó al profeta Jonás y lo vomitó vivo a la orilla del mar obedeciendo la orden de Dios. Ahora contemplaremos el cielo donde vuelan las aves. Miren las águilas que miran muy lejos y capturan las presas que simbolizan el evangelio de San Juan. Al amanecer los pájaros cantan para despertarnos del sueño. ¡Qué hermoso y maravillosa es la creación de Dios! Ahora contemplaremos el universo, donde Dios puso muchos cuerpos celestiales como el sol, la luna, y las estrellas. A cada uno le dio Dios su propia gloria. “Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.” Nuestro Dios es grande y maravilloso. Todas las criaturas proclaman la gloria de Dios. El salmista alaba a Dios así: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.” (Sal 19:1-3) Las obras de la creación y de la providencia nos enseñan diariamente a ser humildes, y a admirar la sabiduría y la bondad del Creador. (iii). Así también es la resurrección de los muertos Entonces, qué lección nos da el principio de la naturaleza acerca de nuestra resurrección? Es decir, ¿cuál es lo que sembramos? Y ¿con qué cuerpo resucitaremos? Ahora leamos los versículos 42 a 44, “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.” Lo que sembaramos es corrupción, deshonra y debilidad las cuales demuestran el domicilio presente del ser humano en la tierra. No hay cuerpo que no sea corruptible, deshonorable y débil. Nuestro cuerpo es así. Cuando Dios nos quita la vida, nuestro cuerpo se pudre y se corrompe, es comida de gusanos. Entre los cuerpos no hay cuerpo que huele más feo que el cadáver humano. Las jovencitas se jactan de la hermosura de su cuerpo. Pero su hermosura no permanece para siempre. Las chicas, ¡imaginen su cuerpo después de 60 años o más! La cara arrugada como una pasa de uva, imposible de disimular con el mejor maquillaje. Y los jóvenes hacen alarde de su fuerza. Piensan que pueden conquistar el mundo. Practican artes marciales y hacen deporte para ser más fuertes y poderosos. Pero imaginen cómo será su cuerpo 60 años después. Ancianos, fofos, con fuerzas sólo para levantar el bastón. En mi edificio viven varias abuelas que no pueden caminar sin ayuda. Yo tengo más de 60 años. Tengo dos nietos, soy un abuelito. Mi cuerpo se ha debilitado mucho. Así es la vida humana. Nadie puede evitar el envejecimiento porque Dios lo ha establecido. La ley de la naturaleza también nos enseña esta verdad. Pero gracias a Dios porque para los cristianos que creen en Jesús hay una viva esperanza. Aunque nosotros sembramos en corrupción, resucitaremos en incorrupción. Sembramos en deshonra, resucitaremos en gloria; Sembramos en debilidad, resucitaremos en poder. ¿Acaso no es esto también la ensaeñanza de la naturaleza? Nuestro cuerpo terrenal es como una semilla pequeña y corruptible. Pero este cuerpo que tenemos lo usamos por causa de Jesús y de su evangleio, tendremos un cuerpo incorruptible, glorioso y poderoso. Así como es imposible que una semilla misma piense en su cuerpo que ha de salir, también es imposible ver nuestro cuerpo glorioso de la resurrección con este cuerpo que tenemos. Una cosa cierta es que será un cuerpo muy diferente y glorioso de este cuerpo terrenal, corruptible y débil. Cuando el Señor Jesús se transfiguró ante los tres discípulos principales nos hizo imaginar cómo sería el cuerpo glorioso resucitado: (Mr 9:2,3) “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.” Cuando Jesús resucitado visitó a sus discípulos, éstos le reconocieron, de modo que había continuidad entre su cuerpo crucificado y su cuerpo glorificado. Pasó a través de puertas cerradas y sin embargo comió pescado y miel (Lc 24:41-43) e invitó a los discípulos a que lo tocaran. Fue el mismo cuerpo, pero a la vez fue un cuerpo diferente. Esto nos da una lección de que nuestro cuerpo de resurrección retiene nuestra identidad e individualidad, pero será apropiado para una nueva manera de vida. Cuando resucitaremos, seremos semejantes a Cristo porque la Biblia dice: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2Co 3:18) II, Jesús, el espíritu vivificante (45- 50) Entonces, ¿cómo podemos tener esta viva esperanza de la resurrección de nuestro cuerpo? Sabemos que en nosotros no hay poder de resurrección ni hay poder de trasformación. Ahora leemos el versículo 45, “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.” En Adán todos morimos porque él no es más que un alma viviente que no puede salvarse a sí mismo ni tampoco salvar a los otros. Él trajo a la humanidad la muerte. Pero el postrer Adán, es decir, Jesucristo es el espíritu vivificante que da vida. Jesús es el origen de la vida. En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. (Jn 1:4) El origen de Jesús es diferente de toda la humanidad porque él descendió del cielo. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. (47) Él es el Hijo de Dios. Él es el pan de vida que descendió del cielo. Él es nuestro Salvador que murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. (1Co 15:3,4) Él nos promete diciendo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” (Jn 5:24) “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Jn 11:25,26) Por lo tanto, así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (49) Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conocemos en parte; pero entonces conoceremos como fuimos conocidos. Para los cristianos esperan un futuro glorioso. III. Resurrección y transformación de los cristianos (51-57) El apóstol Pablo ahora nos dice algo que es un misterio y que va a ocurrir en el futuro. No lo hace para satisfacer nuestra curiosidad sino para que estemos preparados espiritualmente y mantengamos una viva esperanza. Entonces, ¿cuál es ese misterio? Leamos los versículos 51 y 52, “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” Estos se refieren a los asuntos que van a suceder cuando Cristo venga de nuevo. La segunda venida de Cristo es tan cierta como su primera venida. Cuando él venga ocurrirán los acontecimientos maravillosos. Los que están vivos creyendo en Jesús cuando él venga serán transformados en cuerpos gloriosos. Si Cristo viniera hoy o mañana, nosotros no experimentaríamos la muerte sino que seríamos trasformados. ¡Qué maravilloso es esto! ¿no? Pero debemos saber una cosa: los muertos en Cristo resucitarán primero y luego los vivos. Todo esto ocurrirá al instante, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos. Cuando venga Cristo se tocará la final trompeta. Ese último trompetazo va a ser la señal de su segunda venida. Hay que estar bien preparados para escuchar ese sonido. Porque sólo Dios sabe cuándo se tocara la trompeta. Por eso es necesario que estemos despiertos espiritualmente escuchando diariamente la palabra de Dios. El apóstol Pablo tiene la convicción de que es necesario que el cuerpo corruptible y mortal, se vista de incorrupción e inmortalidad. Sí o sí. Esta convicción de Pablo también tiene que ser nuestra convicción personal. "Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria." La muerte ya no tiene poder alguno sobre la vida de los cristianos. La muerte es como un aguijón molesto, muchísimo que un clavo en el zapato, que nos había molestado sin cesar sembrándonos desesperanza y tristeza. El aguijón de la muerte es el pecado que nos condenaba sin cesar utilizando la ley. Pero Cristo Jesús murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día derrotando el poder de la muerte. Por lo tanto podemos proclamar con el apóstol Pablo: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (55-57) Dios nos ha dado la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo que es nuestro jefe soberano que va delante de nosotros. Hay victoria delante de nosotros. Somos más que vencedores en Cristo Jesús. Al pensar en estas palabras, no puedo menos de mencionar otra epístola de Pablo donde proclama la victoria de los cristianos. Ahora leo Romanos 8:31 a 39: 8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 8:36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Conclusión (58) A veces dudamos en hacer lo bueno porque no vemos resultados inmediatos. Es fácil cansarse. Podemos tomarnos vacaciones de lo espiritual engañados por Satanás. Ahora leamos todos juntos el versículo 58. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” Pablo tiene mucho cariño y amor hacia los cristianos de Corinto y los exhorta con un corazón filial y pastoral diciendo: “hermanos míos amados, estad firmes y constantes.” La firmeza y constancia son los requisitos de los obreros en la viña del Señor. Los cristianos son los soldados de Jesucristo que marchan hacia delante. “Firmes y adelante, huestes de la fe, sin temor alguno, que Jesús nos ve. Jefe soberano, Cristo al frente va, y la regia enseña tremolando está: Firmes y adelante, huestes de la fe, sin temor alguno, que Jesús nos ve.” No hay otro camino para crecer sino en la obra del Señor siempre. ¿Quieren crecer en la fe? Entonces crezcan en la obra del Señor siempre sirviendo su obra con gozo y agradecimiento. ¿Por qué digo esto? Es porque sé que nuestro trabajo en el Señor no es en vano. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe (Gál 6:9,10). Sabemos que si nuestro peor enemigo (la muerte) ha sido vencido, ya no tenemos que temer a ningún otro enemigo. Podemos abundar en el servicio cristiano, porque ese trabajo contará para la eternidad. Sí, hay galardón eterno en el cielo. “Mucho es el trabajo de sembrar la tierra con el evangelio de la salvación; Para los obreros fieles Dios promete que recibirán eterno galardón.” ¡Que Cristo nos dé la fe, y aumente nuestra fe, para que nosotros no sólo estemos a salvo, sino gozosos y triunfantes trabajando más y más en la obra del Señor! ¡Alabemos a Dios que nos ha dado la gloria de la resurrección de los cristianos en Cristo Jesús!. Leamos juntos otra vez el versículo 58: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

martes, 11 de septiembre de 2018

Sermon 31- Peregrinos Santos

PERTEGRINOS SANTOS Números 33:1-49 (Leer 1-10, 49) V.C. 33:1 33:1 Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón. 33:2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas. 33:3 De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios, 33:4 mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses. 33:5 Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot. 33:6 Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto. 33:7 Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol. 33:8 Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara. 33:9 Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí. 33:10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo. ----- 33:49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab. El pueblo de Israel ahora está en los campos de Moab, al umbral de la tierra prometida de Canaán. Está a punto de cruzar el río Jordán y empezar la campaña de conquista de Canaán. Pero antes de seguir adelante, es apropiado mirar atrás y meditar en lo que Dios ya ha hecho por su pueblo. Por lo tanto aquí en el capítulo 33, Moisés escribió las jornadas de Israel por mandato de Dios. Este repaso traería a la mente del pueblo de Israel la protección, la dirección, y la provisión de Dios a través de todo su peregrinaje durante 40 años en el desierto. Entonces ¿qué significaría esto para nosotros, los cristianos? Los cristianos son peregrinos santos que han salido de la esclavitud del pecado por la sangre de Cristo y caminan por este mundo que es como un desierto, hacia el reino celestial. Por lo tanto las jornadas de Israel se pueden aplicar a la iglesia de Cristo porque tal peregrinaje sirve como ejemplo a nuestro peregrinaje espiritual en Cristo, como dice el apóstol Pablo en 1 corintios 10. Estos son unos de ellos: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.”(1 Co 10:6) “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.”(1 Co 10:11) En este momento en base a las jornadas de Israel, tengamos una reflexión sobre nuestra vida cristiana como una peregrinación en la cual vemos lo que Dios había hecho, hace y hará. Los peregrinos santos tienen una partida. Luego hay largo proceso hasta llegar al destino que es el reino celestial. Entonces, ¿cómo es la vida de los peregrinos santos? I. Hay una partida (1-4) Miren el versículo 1: "Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón.” La palabra "salieron" se va a repetir constantemente a lo largo del todo el capítulo (44 veces) junto con la palabra "acamparon (40 veces)." Es importante salir, pero entonces debemos comprender de dónde salimos. A veces no tenemos la suficiente conciencia en dónde estábamos, así que no sabemos por qué debemos salir. Cuando verdaderamente se sale es cuando se avanza verdaderamente. Y eso es lo que quiere decir "salieron". La frase, “salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos” nos hace recordar la redención de los israelitas de la esclavitud en Egipto. Aquí una cosa interesante es que nos muestra el aspecto corporativo de la redención al usar el verbo "salieron" en plural. La redención siempre es corporativa. Desde el principio debemos aprender a ver la redención como un asunto corporativo. Generalmente nosotros hemos tomado la redención a nivel personal. Pero fíjense que en el principio la Biblia presenta la salvación y la redención en el sentido corporativo. Este principio se ve aun cuando Adán y Eva pecaron y ellos mismos se quisieron vestir con hojas de higuera porque se sintieron avergonzados delante de Dios. Dios los vistió, dice en plural. Dios mismo proveyó un sacrificio para la familia y en ese momento la familia representaba el género humano. Los israelitas nunca deberían olvidar la salida de la tierra de Egipto. El versículo 3 dice: "De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios." ¿Qué significaría "Ramesés" para el pueblo de Israel?: Mucho sufrimiento sin esperanza de liberación. Miren ¿qué hicieron los egipcios sobre ellos? Éxodo 1:11 dice, "Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés." La condición de los israelitas en Ramesés nos habla la condición desdicha de la humanidad que es el esclavo del pecado. El pecado se refiere a la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán. Eso lo ha heredado todo ser humano, con excepción del Señor Jesucristo. El pecado es algo más grave que los pecados; pero al decir el pecador, no sólo tenemos problemas con lo que hicimos sino también con lo que somos. De manera que no sólo debemos ser librados de lo que hicimos sino que también debemos ser librados de lo que somos. Alguien puede decir: Bueno, yo soy bueno, pero, claro, cometí una falta; pero eso es una falta. Yo puedo seguir siendo bueno. Eso fue precisamente lo que le debió demostrar el Señor a su discípulo Pedro quien juró su fidelidad, diciendo: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Pero, Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.” (Mt 26:33,34). Pedro no se conocía a sí mismo que era tan débil y pecaminoso. El pecado es algo serio y grave. Eso representa Ramesés; esa esclavitud, no sólo cosas que hemos hecho sino que lo que somos. Lo que sabemos es esto: Cuando uno quiere seguir al Señor, es cuando más descubre qué malo es. Antes yo pensaba que era bueno, pero ahora que quiero seguir al Señor, mire lo verdadero que soy yo, perezoso, egoísta, también avaro, orgulloso, amargado. Eso no es por culpa de mi esposa ni de algún hermano chocante. Para algunos hermanos casados que tienen suegro o suegra, esta palabra será apropiada: "Si no tuviera suegra, yo sería el hombre más dichoso del mundo." Pobre suegra con ese yerno. Esas cosas están en todo ser humano. La verdad es que el pecado está en mí, no en otro como confesó Pablo, "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Ro 7:24) El problema del hombre no es que sólo de vez en cuando hace cosas malas, sino que es malo por naturaleza. El problema es que nacimos malos; nacimos en una condición de maldad. El mal no está solamente afuera. No es como decía algún filósofo (un europeo Juan Jacobo Rousseau, un chino Mencio; 孟子) que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe. Lo raro es cómo se corrompió la sociedad con gente que parece tan buena. El hombre no nace bueno; el hombre nace malo, y por eso la sociedad es también mala. Entonces, ¿dónde está solución? Vena esta frase que dice: "salieron los hijos de Israel con mano poderosa"(3b). Los israelitas salieron con mano poderosa. ¡Qué hermoso esto! Para salir se necesita la mano poderosa de Dios. El hombre puede patinar y patinar en sus fuerzas y no va a salir, así como una rana en el pozo profundo no puede salir por más que intente miles veces. Para salir necesita la mano poderosa de Dios. Entonces, ¿qué hizo Dios para su pueblo Israel para salvarlos de la esclavitud en Egipto? ¿Qué es lo que preparó el Señor cuando su pueblo estaba en Ramesés? Preparó la pascua, y preparó el derramamiento de la sangre del cordero, para que la sangre del cordero librara al pueblo de sus pecados. Pero no sólo había que tener la sangre, también había que hacer algo más. Había que comer el cordero, es decir, había que constituirse con lo que es el cordero; y ese es un aspecto ya no sólo judicial, jurídico, objetivo, sino un asunto orgánico, un asunto subjetivo. Aquí el cordero de la Pascua señalaba al Hijo de Dios, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1:29). Por la desobediencia de Adán somos pecadores por constitución, y por la obediencia de Cristo, somos justos por constitución. Lo que nos hace justo es recibir por la fe a Cristo, es alimentarnos del Cordero. No es algo que tengamos, que podemos. Si estamos esperando algún día en que seremos buenos, nos vamos a quedar esperando. No, nunca podremos ser buenos. El único bueno es el Señor. Dios nos salvó por su gracia como dice Efesios 2:4 a 9, "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." Objetivamente delante de Dios nuestros pecados fueron pagados por el Señor Jesús, Su sangre nos limpia de todo pecado, y eso fue hecho por Él en la cruz; pero ahora ese Cordero que derramó su sangre debe ser comido por mí y por cada uno de ustedes. Yo debo alimentarme con ese Cordero. Yo debo constituir ahora mi ser, no con la comida de Egipto, sino con ese Cordero. Antes yo estaba constituido con lo que producía Egipto, y yo vivía en Egipto y vivía para Egipto, y vivía haciéndole ladrillos al Faraón. Miren el versículo 3c, "a vista de todos los egipcios" Los israelitas salieron a la vista de todos los egipcios. Eso es muy tremendo. Así es nuestro Señor mostrando su gran poder ante los enemigos, como cantó David en Salmos 23:5, “Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores”. Esta realidad se puede aplicar a nuestra vida cristiana. Cuando uno acepta a Cristo como su salvador lo confirma por medio de la ceremonia de bautismo confesando su fe públicamente. Esta es la fe salvadora que confesamos: "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación."(Ro 10:9,10). La salvación es ofrecido para todos. Proclamamos una salvación que es para todos los que responden por la fe. Ella requiere una demostración pública de fe, así como Israel partió de Egipto a la vista de todos los egipcios. Siempre en nosotros habrá cosas desagradables, cosas malas. Siempre estaremos luchando contra eso hasta que prevalezca Cristo en nosotros, hasta que salgamos completamente, no sólo de lo que hicimos, sino de lo que somos; y no sólo de lo que somos, sino también del sistema, del mundo; y no sólo del mundo visible, sino también del invisible. Tiene que ser una liberación completa. El poder de mi alma no es suficiente para vencer el poder del pecado. Necesitamos ser librados, ya no por medio de nuestra propia fuerza y poder, sino con mano poderosa. Con mano poderosa en presencia de los egipcios. Allí en medio de la tentación, en medio de la impureza, ser puro; en medio de la debilidad, ser fuerte; en medio de la avaricia, ser generoso. Ahí delante de los egipcios con mano poderosa por el Señor, por haber comido del cordero provisto por Dios. Esta es el significado verdadero de la redención. Justamente Jesucristo lo profundizó al decir así: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero." (Jn 6:54). II. Hay un proceso (5-48) En el versículo 1 a dice, "Estas son las jornadas de los hijos de Israel," Aquí se hubiera podido decir “la jornada”, en singular; pero se usa el plural "las jornadas" porque de todas maneras una persona al andar una jornada está en un proceso, y de pronto otra vez le toca caminar y caminar y llega a otro punto, a otra situación un poco más avanzada, pero todavía no es el final. Así era la vida de los israelitas. Los versículos 5 - 49 cuentan de 42 lugares donde acamparon los israelitas. Por cuestión del tiempo no se pueden mencionar todos en este mensaje (un escritor con este tema hizo un libro de más de 700 páginas). Ya ha sido mencionado en primera parte el lugar "Ramesés", de donde salieron los israelitas. De hecho, estudiando el libro de Números hemos visto muchos pecados del pueblo de Israel como queja, codicia, orgullo, incredulidad e indolencias por las cuales ellos disciplinados y castigados. Para nosotros, nuestro paso por la vida es semejante al de los israelitas que partieron y acamparon, volvieron a andar y acamparon. Si yo hubiera obedecido fielmente la palabra de Dios, no habría vagabundeado tantos años en el desierto sino que habría entrado en la herencia bendita de Dios en corto tiempo. Al ver mi vida pasada la mayor parte del tiempo la he consumido vagabundeando sin propósito por causa de mi dureza de corazón, incredulidad, apego a las cosas mundanas etc. Esto veo también en la vida de nuestros hermanos. Por sus ojos cegados no ven el bien que Dios ha preparado sino que viven en ilusión y en vanidad. De hecho nuestra peregrinación puede perder su propósito si dudamos, nos quejamos, nos rebelamos contra Dios. Podemos malgastar la vida en ociosidad y monotonía. Sin embargo, Dios siempre está con su pueblo. En medio de la inmensa oscuridad del pecado de nosotros, se destaca la misericordia de Dios a lo largo de las jornadas. Miren los versículos siguientes. Los israelitas partiendo de Ramesés, llegaron a Sucot, de éste a Etam, de éste a Pi-hahirot, de éste pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara. El versículo 9 dice, "Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí." (Ver mapa 1). Elim es un oasis de descanso. Dios preparó estos oasis. ¡Qué bueno es Dios! A veces parece que la prueba es difícil y pareciera que fuere larga, pero nunca será más larga que lo necesario. Miren esta es la palabra de Dios, "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar." (1 Co 10:13). Dios les preparó un lugar de oasis donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras. ¡Qué interesante es 12 fuentes y 70 palmeras! Número 12: doce tribus de Israel, doce discípulos de Jesús. Número 70: 70 ancianos de Israel, 70 enviados por Jesús). ¿Para qué Dios los llevó a Elim? Para que el pueblo de Dios tenga la experiencia de ser apacentado en esas fuentes y bajo esas palmeras por un tiempo. Según cálculo en seis días llegaron a Elim y tres semanas descansarían en Elim. Aunque no hay que quedarse en Elim para siempre, es necesario estar en Elim el suficiente tiempo, y eso lo dice Dios. Es Dios el que con la nube dirigía al pueblo cuando había que quedarse en un lugar, y hasta que la nube no se levantaba no continuaban. ¡Qué comprensivo es Dios! A veces nos deja por bastante tiempo en situaciones agradables, en situaciones fáciles. Elim es una situación agradable. Esta escena me hace recordar el salmo de David sobre buen pastor: "Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre." (Sal 23:1-3) III. Hay un final (49) “Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab”. Ese fue el último punto de las peregrinaciones, de las jornadas de los israelitas antes de tomar posesión definitiva de la tierra. Recordamos la provisión divina. Dios guió a los israelitas durante 40 años en el desierto. Los cuidó aun cuando los israelitas se olvidaron de él. Del mismo modo, Dios nos recuerda una y otra vez de la gracia con que nos ha tratado en el pasado y sus ricas provisiones. Somos peregrinos santos que viajamos por este mundo hacia el reino celestial llevando mensajeros de Cristo en esta tierra, así como los israelitas salieron de Egipto, acamparon repetidamente caminando hacia la tierra prometida. Sería bueno terminar el mensaje citando Hebreros 11:13 a16; "Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad."

sábado, 18 de noviembre de 2017

Sermón 30- La autoridad

Mensaje Dominical 17 de Septiembre 2017 LA AUTORIDAD Números 12:1 10 (V.C. 3) 12:1 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. 12:2 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. 12:3 Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. 12:4 Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. 12:5 Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. 12:6 Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. 12:7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. 12:8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? 12:9 Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. 12:10 Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa. Los israelitas se prepararon como un ejército de Dios y emprendieron la marcha hacia la tierra prometida. Parecía que les esperaría un futuro glorioso y sin problemas, así que con gran expectativa salieron del desierto de Sinaí imaginando que llegarían pronto a la tierra prometida. Sin embargo, después de no mucho tiempo ellos empezaron a quejarse porque el camino era duro, por lo que Dios les envío el fuego. Además, se quejaron del maná, la comida del cielo, pidiendo la carne. Ellos fueron influenciados fácilmente por las palabras negativas de los otros (especialmente por aquella gente extranjera que se mezcló con los israelitas) y cayeron en quejas y codicia. Ahora llegando al capítulo 12, encontramos otro problema. Es decir, encontramos aquí un conflicto sobre quién tiene más autoridad. Hoy trataremos esto que es un tema muy delicado, así que le suplico que el Señor nos dé humildad y sabiduría para que recibamos la dirección y el consejo de Dios en cuanto a la autoridad. El mensaje de hoy se desarrollará en el siguiente orden: primero veremos los celos de María y Aarón hacia Moisés, segundo, la actitud de Moisés ante ellos, por último, veremos cómo Dios trata este asunto. I. Los celos de María y Aarón hacia Moisés (1,2) Miren el versículo 1: "María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita." En esta parte entran en escena tres personajes que pertenecen al grupo de “las cabezas” del pueblo de Israel, en este orden: María, Aarón y Moisés, que eran hermanos. En este orden ya vemos problemas. Este orden no es según el orden espiritual establecido por Dios sino según el orden humano, o sea, según el orden de nacimiento. Aquí parece que María es instigadora y Aarón partícipe pasivo. ¿Y cuál fue la razón concreta para el conflicto? Se trata del matrimonio de Moisés. En el versículo 1 se dice dos veces que Moisés había tomado para sí una mujer cusita. No sabemos si su esposa Séfora ya había fallecido y se casó con otra mujer o Cusita era la misma Séfora. De todas maneras, la esposa de Moisés no era una israelita sino una extranjera. Seguro que María no estaba contenta con su cuñada cusita y extranjera. María y Aarón no están de acuerdo con este matrimonio de Moisés. María le habría dicho a Moisés así: “Moisés, mejor no te cases con esta mujer. Ella no pertenece al pueblo del pacto, no es israelita. Y tú ya tienes más de ochenta años… No estoy de acuerdo; prefiero que ella no sea mi cuñada”. Y Aarón es de la misma opinión. Aunque no habla como su hermana, también le reprocha a Moisés a través de una actitud pasiva, una actitud de consentimiento. Ésta era la causa de su crítica contra Moisés, pero esto no es más que una causa superficial. El problema real radicaba en lo más profundo. Miren el versículo 2a en que se nota la verdadera razón de su crítica contra Moisés. "Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?" Estas palabras expresan oposición y envidia a causa de la posición única de Moisés. Hay algo de competencia. La cuestión de María y Aarón es: "¿acaso únicamente Moisés es mensajero de Dios? ¿Es él el único canal para la revelación de Dios? ¿Tiene él el monopolio de la profecía, y debemos escucharle exclusivamente a él? ¿Acaso somos nosotros menos que él?" Hablando humanamente, es verdad lo que ellos piensan y dicen. María tenía mucha razón de exigir su derecho ante Moisés. Cuando ella era adolescente, cuidó de Moisés hasta ser colocado en una arquilla de juncos en un carrizal a la orilla del río (Ex 2:3,4). Ella podría murmurar en su corazón así: "Bueno, Moisés ¿quién te cree que eres? Aun me acuerdo del tiempo cuando tú eras sólo un pequeño bebé en la cesta y yo te cuidaba. Si yo no te hubiera protegido, ¿dónde estarías ahora?" Luego, muchos años más tarde, después de la salida de Egipto y de la cruzada de los israelitas por el Mar Rojo, María había cantado, alabando a Dios. Y todas las mujeres que habían salido en pos de ella con panderos y danzas, juntas cantaban: “Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete”(Ex 15:21). Ésta es María, profetisa, cantante y actriz. Aarón también tendría razón de oponerse a Moisés. Él era el único hermano de Moisés, y era tres años mayor que éste. Él también es llamado “profeta”(Ex 7:1). Y acompañó a Moisés ante el Faraón, porque podía hablar mejor que su hermano. Aarón estaba relacionado con el santuario y el tabernáculo. Tenía una tarea importante en el ministerio de la reconciliación siendo el sumo sacerdote. También podía poner la bendición sobre los hijos de Israel, como se dice en Números 6:24-26 “Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. Ésta es una bendición sacerdotal. Éstos son privilegios muy grandes. Es por esto que María y Aarón dicen: “No solamente por Moisés, sino también por nosotros habla Dios”. María y Aarón no aceptan la posición de Moisés, sino que se oponen a su autoridad. Su oposición también es oposición contra Dios, porque es Dios quien ha le ha dado esta autoridad a Moisés. En la actualidad ocurre lo mismo. Muchas veces hay oposición y envidia. Juan Calvino dice que en el corazón de casi todas las personas hay ambición: ¡queremos gobernar! Hoy en día hay por todas partes revolución, egoísmo, rechazo de autoridad y de poder. Vivimos en una época de rebelión en todo sentido. Todos contra todos. Y muy en el fondo hay oposición contra Dios. Casi nadie se conforma con ser únicamente servidor o siervo, sino que quiere dominar queriendo ser servidos por los otros como aquellos discípulos de Jesús, Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que se le acercaron a Jesús, diciendo: "Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos... Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda (Mr 10:35-37). Entonces, ¿qué actitud Dios quiere que tengamos sobre la autoridad? Como Jesucristo es la autoridad máxima y máximo maestro, la iglesia entera, incluyendo al "líder", debe obedecer al Señor poniendo en práctica lo que él nos enseña y manda. Uno de sus mandamientos más grandes es esto: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Jn 13:34,35). Todos tenemos que "someternos unos a otros", "confesarnos unos a otros nuestros pecados". Es impresionante la cantidad de veces que el Nuevo Testamento dice "unos a otros". Por eso, el que le da órdenes a un creyente debe estar también bajo autoridad. Todos somos responsables. Uno es responsable del otro. Yo debo corregir con amor a un hermano, pero él también debe corregirme a mí con amor cuando yo estoy equivocado. Todos tenemos que tener a alguien que pueda corregirnos o reprendernos cuando hacemos mal, de otra manera somos dictadores y tiranos como Kim de Corea del Norte, o hipócritas como los fariseos, que ponían cargas sobre los demás porque ellos no tocaban a nadie ni siquiera con un palito. Gracias a Dios porque tengo a una colaboradora que me aconseja y me corrige con amor, cada tanto. El problema que tenemos en la iglesia es que queremos tener autoridad y seguir siendo independientes a la vez. Es imposible. No se puede ser independiente y a la vez tener autoridad. Si quiere estar más arriba que otros, primero que nada tiene que estar usted bajo autoridad (Juan Carlos Ortiz). II. La Mansedumbre de Moisés (3) Entonces, ¿cómo reacciona Moisés ante ellos? ¿Se opone fuertemente contra María y Aarón, diciéndoles: "¿por qué atacáis mi posición?" No, nada. Moisés está callado. ¡Qué interesante es que en vez de hablar algo contra ellos, se describe a sí mismo así. Miren el versículo 3. "Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra." Este es el testimonio de Moisés sobre sí mismo por la inspiración del Espíritu Santo. Aquí la palabra "manso" no es tanto algo del carácter del hombre, sino una actitud de fe. En el pasado Moisés era un hombre poderoso de auto confianza. Él fue adoptado como hijo de la hija de Faraón y fue educado en el palacio. Cuando creció y salió a ver a sus paisanos que sufrían como esclavos, tuvo compasión de ellos y quería salvarlos usando su propia capacidad, pero fracasó al matar a un egipcio. Al descubrirse ese hecho ante el Faraón, él huyó al desierto donde durante cuarenta años fue disciplinado siendo pastor de las ovejas de su suegro. Con el paso de los años aprendió a ser manso y a entregar las cosas en las manos de Dios. Él desarrolló esa cualidad como resultado de los 40 años que pasó, en la dura escuela del desierto de Madián. Como le había sucedido a Moisés, Dios nos disciplina a través de varias situaciones adversas. Uno de los campos de la disciplina de Dios para los cristianos es la iglesia donde hay todo tipo de creyente. La iglesia es un buen instrumento que es usado para que seamos mansos. Es muy bueno que haya en la iglesia todo tipo de personas. Nuestro carácter agudo y fuerte se moldea a través de chocar unos con otros. Los hermanos que evitan esto no pueden alcanzar la mansedumbre. Se puede decir que la iglesia es la escuela donde los cristianos son disciplinados para ser mansos a través de las actividades de la comunidad cristiana como grupos celulares, reunión de oración, el culto y la convivencia donde hay toda clase de cristianos. Miren ahora ¿cómo reacciona Moisés, un hombre manso, ante la oposición de sus hermanos? Moisés no se defiende a sí mismo, porque sabe que el Señor defenderá su causa, tanto su matrimonio con la cusita, como su posición como líder del pueblo. Así que recordemos que ante Dios, la mansedumbre no es debilidad, sino que ella consiste en obediencia a Dios y sumisión a su voluntad. La mansedumbre significa "fuerza bajo control." Imagínense un caballo salvaje que ha sido domado. Ese caballo todavía tiene el mismo poder de cuando era salvaje, pero ahora el poder ha sido controlado para el uso del dueño. Aquí, Moisés sirve como ejemplo porque él no usó su autoridad para amenazar a sus rivales, sino que dependió completamente de Dios para que lo reivindicara. Sólo dos personas en la Biblia fueron llamados mansos, Jesús y Moisés. Ninguno de los dos era débil o cobarde. Eran hombres de fuerte convicción. Nuestro Señor Jesucristo dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas." Ésta es una lección para nosotros: entregar todas las cosas en las manos de Dios. Romanos 12:19 dice: “No os venguéis vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Es bueno que el cuerpo esté sujeto a la mente, y que la mente tenga profundamente grabado el reconocimiento permanente de la autoridad de Dios. Para hallarnos en este maravilloso estado, debemos entregarnos al Señor. Para los mansos, el Señor dice: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad (Mt 5:5).” III. Dios es el que juzga (4-10) Leamos el versículos 4. "Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres." Dios actuó decisivamente para resolver el problema y los convocó de inmediato. Ahora veamos el versículo 5. "Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo," y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos." Cuando Moisés, Aarón y María se reunieron en el tabernáculo, el Señor apareció en la nube de su presencia. Sin embargo, en el hecho de que reveló su presencia sólo en la nube, había ya una indicación de juicio. Además, el Señor se presentó a la entrada del tabernáculo de reunión. Es decir, María no podía entrar al tabernáculo ni menos al lugar santo del tabernáculo, mucho menos al lugar santísimo, donde Dios hablaba normalmente con Moisés. Dios se reunió con ellos afuera del tabernáculo de reunión. No se necesitaban testigos. El Señor sabía cada palabra que se había hablado. De inmediato se dirigió a Aarón y María. O sea, Dios llama especialmente a Aarón y María, sin Moisés, y les pide rendición de cuentas. El Señor quiere hablar con ellos de una forma muy seria. Y les explica la diferencia entre “profetas comunes” y Moisés, el profeta especial. (i) Dios elogia a Moisés (6-8) Entonces Dios les dijo. Miren los versículos 6 a 8 que dicen así: "Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?"A los profetas Dios se les aparece en visiones y sueños. Pero el caso de Moisés es muy diferente porque, en comparación con otros profetas, ocupa una posición muy alta. Moisés era un varón muy privilegiado. Los versículos 7 y 8 mencionan la posición especial de Moisés: El Señor dice: "No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa". Moisés es fiel en toda la casa de Dios. “Fiel” se usa acá en el sentido de: estando en comunión íntima con Dios. También dice: "Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras". Dios habla con él cara a cara. Había un contacto directo, como se conversa con un amigo. La revelación de Jehová a Moisés es algo único. Es directa e inmediata; Dios se revela a los profetas de manera indirecta por figuras, visiones y sueños, los cuales tenían algo misterioso, necesitaban más explicación. Pero el Señor afirma que la condición de Moisés es aun superior a la de los profetas. Además el Señor dice: "y verá la apariencia de Jehová". Moisés ve la apariencia de Jehová. Porque un día Moisés había dicho: “Te ruego que me muestres tu gloria”(Ex 33:18). Y la respuesta fue: “Verás mis espaldas, mas no se verá mi rostro” (Ex 33:23b). ¡Miren bien! Moisés es llamado acá “mi siervo Moisés” dos veces (en el comienzo y en el último). Y un “siervo” es totalmente consagrado a su Señor. Así es Moisés: está completamente al servicio del Señor. Así defiende el Señor a Moisés y lo elogia. Explica a Aarón y a María que Moisés es muy privilegiado, especialmente por el contacto directo que tiene con él. ¡Moisés es un profeta único! Nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés (Dt 34:10) hasta la venida de Jesucristo, el Verbo encarnado. Además, el autor de Hebreos cita Números 12:7, señalando a Moisés como un siervo fiel en toda la casa de Dios (He 3:5,6). Así defiende Dios a Moisés, Dios es su abogado. Moisés calla, y Dios habla a favor de él. Este Moisés es la figura de Cristo. ¿Y quién conocía más la comunión íntima y profunda con Dios que Cristo? Cara a cara hablaba el Padre con él. Jesús veía la apariencia de Dios, porque era de la misma naturaleza que el Padre. Por eso Cristo es más que Moisés. De él dice Dios: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”(Mt 3:17). Apóstol Juan también proclama conmovido diciendo: "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer"(Jn 1:18). (ii) Dios castiga a María (9-10) Ahora leamos los versículos 9 y 10. "Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa." En versículo 8b, Dios dice: “¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?”. Y en versículo 9 dice: “Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos”. Es algo muy serio y grave: ¡la ira de Dios! ¡Contra esta ira nadie puede mantenerse! Solamente Cristo podía llevar esta ira en la cruz. Y luego leemos: “Y se fue”, versículo 9b. ¡Esto es lo peor, que Dios se despida! “Y la nube se apartó del tabernáculo”, dice versículo 10. La señal de la presencia de Dios se aparta, ¡dejando únicamente un vacío enorme! El resultado es que María queda leprosa. “Y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa”. La lepra era una enfermedad muy grave de la piel: por todas partes aparecían manchas blancas sobre el cuerpo. La persona afectada perdía el tacto, se quemaba o se le rompían los miembros. La lepra podía ser una enfermedad mortal. A través de la penitencia de María, aprendemos que tenemos motivos para temer de decir o hacer algo contra los siervos de Dios. Esta es la palabra de Dios: "De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios se resiste; y los que se resisten, acarrean condenación para sí mismos" (Ro 13:2). Ahora concluyo el mensaje de hoy citando la palabra del apóstol Pedro: "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" (1 Pe 5:5,6). ¡Alabemos a Dios que nos está disciplinando en su soberanía para que seamos sus siervos mansos y humildes que revelan su gloria!

jueves, 8 de junio de 2017

Sermón 29- Dos columnas de la vida cristiana

DOS COLUMNAS DE LA VIDA CRISTIANA Romanos 12:1-2 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Hoy, la palabra que quiero compartir con ustedes es Romanos 12:1-2. El apóstol Pablo, al escribir la carta a los cristianos en Roma, la dividió en dos partes; es decir, la primera parte (Ro 1-11) es la doctrina cristiana cuyo principal lema es: “el justo por la fe vivirá.” Esta palabra es la que cambió a San Agustín, Martín Lutero y muchos héroes de fe. La segunda parte (Ro 12-16) es la vida práctica cristiana. La palabra de hoy es la entrada a la misma. Son dos versículos, que contienen muchas riquezas espirituales que nos ayudarían a vivir la vida fructífera y agradable. Estos dos versículos son las dos columnas de la vida cristiana: una es la vida en relación con Dios; y la otra, es la vida en relación con el mundo. En la primera, se muestra la adoración, es decir, el acto del culto, este es el mayor propósito de la vida cristiana. Y luego, en la segunda parte, veremos nuestra relación con el mundo que se muestra en la vida transformada e influyente con la cual podemos llevar una vida triunfante dando buena influencia al mundo y glorificando a Dios. I. La vida en relación con Dios (1) Miren el versículo 1: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”Miren la actitud de Pablo al decirles "os ruego" no como autoritario sino como un siervo de todos, ¡qué humilde es él!. Su humildad se originó de haber experimentado las misericordias de Dios para con su vida personal. Por lo tanto, a continuación, dice así: "por las misericordias de Dios". Esta frase resume la primera parte del libro de Romanos. Toda la humanidad está bajo el justo juicio de Dios siendo nosotros pecadores. Nadie es justo delante de Dios. La justificación se obtiene por la fe, basada solamente en el sacrificio substitutivo de Cristo. Mejor dicho, por las misericordias de Dios somos salvos en Cristo Jesús. Aun cuando éramos pecadores Cristo murió por nosotros. Si sabemos cuán grande es la misericordia de Dios, de nuestra parte ¿cuál sería nuestra reacción? Esta es la respuesta de Pablo: "es presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios." Es decir, llevar una vida de dedicación total a Dios y de compromiso con todo el corazón. Este es el culto racional; es presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Esta declaración era impactante y revolucionaria para los cristianos de aquella época, y así también lo es para los cristianos de hoy. En aquella época, la cultura griega daba mucha influencia a la comunidad cristiana. Su filosofía era:"despreciar el cuerpo y sobreestimar el alma; y la salvación se obtenía cuando el espíritu se apartaba del cuerpo." Por esta influencia de la cultura griega, la inmoralidad sexual era notoria aun en las iglesias. Un ejemplo es la iglesia de Corinto, en donde había todo tipo de pecados como la idolatría, la competencia, la inmoralidad etc. Había aun un creyente que había cometido incesto con su madrastra, por lo que Pablo se había entristecido mucho y por consiguiente esto lo motivó a escribir la primera carta a los corintios. Entonces, ¿qué dice la Biblia sobre nuestro cuerpo? El cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el lugar donde habita el Espíritu Santo; el instrumento mediante el cual él trabaja. Dios, al resucitar a Cristo corporalmente, nos garantizó la resurrección de nuestro cuerpo. Nuestra salvación es entera y perfecta, no es sólo la salvación del alma y del espíritu sino también del cuerpo. Este cuerpo que tenemos es precioso. Por lo tanto el apóstol Pablo nos ruega que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Para entender mejor esta palabra, es necesario saber el sistema de sacrificio que se practicaba en el Antiguo Testamento. A los judíos se les había prohibido que ofrecieran en sacrificio un animal que fuera cojo o ciego, o que tuviera alguna deformidad (Lv 1: 3). Cada ofrenda era examinada cuidadosamente, y si se descubría en ella cualquier defecto, el animal era rechazado. Los cristianos también deben presentar su cuerpo en la mejor condición posible. Todas sus facultades y capacidades deben ser conservadas en pureza y santidad, pues de lo contrario la consagración del cristiano no puede ser aceptable delante de Dios. Dios desea nuestra completa devoción. El cristiano cumple con un acto de culto verdadero al ofrecer a Dios un cuerpo santo y sano, junto con una mente consagrada y un corazón dedicado, porque al proceder así sometemos todo lo que hay en nosotros a la voluntad de Dios y así se abre el camino de la plena restauración de la imagen de Dios. Conservar las facultades físicas en la mejor condición posible es un acto del culto verdadero. Un buen ejemplo sería el caso de Daniel y sus tres amigos que decidieron no contaminarse con la comida del rey. Daniel 1:7 dice: “Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.” Ellos presentaron su cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Entonces a estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Su vida pura y su notable desarrollo físico, mental y espiritual es una demostración de lo que Dios hará por aquellos que se entregan a él y procuran realizar los propósitos divinos. Por lo tanto, es esencial que las facultades físicas sean conservadas en su óptimo estado de salud y con el mejor vigor posible. Cualquier práctica dañina o complacencia egoísta que disminuya la fortaleza física, dificulta el desarrollo mental y espiritual. Si uno sabe que el cuerpo es el templo de Dios, es lógico guardarlo bien para la gloria de Dios. En este momento, examínese cada uno si está haciendo el verdadero culto presentando su cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Si todavía no se ha librado de alguna costumbre mala, es necesario tomar una decisión de dejarla para que sea un verdadero adorador suplicándole a Dios en el Espíritu Santo. Cuando Pablo habla sobre el sacrificio vivo, esto también significa rendirle culto a Dios con sacrificio de tiempo y de cosas materiales. Si uno es un verdadero adorador de Dios, no podría faltar al culto dominical, ni siquiera llegar tarde. La mala costumbre que se ha practicado muchos años no cambia fácilmente. Sin sacrificio y lucha, no puede ser un verdadero adorador de Dios. Además de guardar el día del Señor, también es necesario venir al culto con ofrendas preparativas. Ustedes recordarán aquella palabra del Rey David que dijo a Arauna: "No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada." (2S 24:24a) El culto verdadero debe acompañar algún sacrificio material, o sea, debe traerle a Dios una ofrenda de sacrificio como expresión de agradecimiento. Participar en el culto con las manos vacías no es un culto verdadero. Dios se agrada de los que preparan de antemano la ofrenda con sacrificioy con un corazón agradecido. Él se agrada del dador voluntario. Así como dice la palabra, donde está nuestro tesoro, allí también está nuestro corazón. Con qué actitud preparamos ofrendas y la damos a Dios es el parámetro de la cualidad de nuestra adoración. II. La vida en relación con el mundo (2) A veces viviendo en un mundo complicado y pecaminoso, quisiéramos apartarnos del mundo y llevar una vida tranquila (eremítica). Pero el cristianismo no es una religión ascética ni ermitaña como el budismo o el hinduísmo, sino luz en el mundo. Pero la realidad es que aunque los cristianos son salvos por la gracia de Dios, todavía no se han despojado totalmente de su viejo hombre que es pecaminoso y débil. Por eso Jesús oró al Padre por los discípulos diciendo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.”(Jn 17:15-19) Entonces una gran pregunta de los cristianos es ésta: ¿Cómo vivir en un mundo lleno de tentaciones y pecados? Leamos el versículo 2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Pablo, con un amor entrañable, comenzó su consejo con un ruego en el versículo 1 y ahora en el versículo 2 su ruego se convierte en una orden. Aquí hay dos cosas que debemos cumplir. Una es negativa (no hacer); la otra es positiva (hacer). (i) No conformarse a este siglo (2a) Pablo ordena diciendo: “no os conforméis a este siglo”. Aquí la frase “este siglo” se refiere a este mundo, un sistema sin Dios. 1 Juan 2:15-17 dicen, “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” Amar al mundo es ser amigo del mundo, es ser enemigo de Dios. Nosotros no podemos servir a dos amos a la vez, así como un esposo no puede amar a dos esposas. Los cristianos deben tener una actitud clara y decidida hacia el sistema de valor del mundo y saber decir: “No.” Aunque hoy en día no nos enfrentamos a las persecuciones visibles que los cristianos primitivos padecieron, al abrirse nuestros ojos espirituales, vemos la realidad, como un campo de batalla entre el bien y el mal. La estrategia del diablo es muy sutil. Está fomentando un ambiente de relativismo, materialismo, sensualismo y libertinaje. La gente se insensibiliza ante este ambiente. No tienen discernimiento espiritual. Tanta gente está cayendo en la trampa del diablo sin darse cuenta. La gente de hoy se puede comparar a los peces que están nadando en las aguas tibias de una olla grande. Pero el problema es que la temperatura del agua aumenta poco a poco hasta que finalmente los peces mueren. Especialmente para los jóvenes de hoy los placeres que el mundo ofrece son muy atractivos. Con sólo un clic del mouse, o tocar la pantalla del smartphone con un dedo pueden ver cualquier escena. Un gran problema de los jóvenes de hoy es que le dedican demasiado tiempo a los aparatos electrónicos, jugando, chateando y viendo videos. De hecho, este no es sólo un problema de los jóvenes sino también de los adultos porque suelo escuchar que hay muchos que se pasan la noche mirando novelas. Sí, hay buenas novelas educativas. Pero hay que saber esto: “lo bueno es el peor enemigo de lo mejor.” Si estas cosas nos quitan el tiempo con Dios, son enemigos. Para muchos ahora es tiempo de orientar la dirección de su vida. Ya hace tiempo que la gente se ha apartado de la palabra de Dios, así que ya no tiene un concepto moral absoluto. Todo es relativo. El sentimiento es su justicia. La gente dice: “Yo sigo mi sentimiento, vos seguí la tuya, no me molestes.” Piensan que seguir los deseos carnales es amor. O que conservar la pureza física antes de casarse es historia antigua. Muchos jóvenes piensan eso. Pero los jóvenes deben escuchar esta exhortación del rey Salomón, que dice así: Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento" (Ec 11:9-12:1). Una vez más escuchemos la exhortación del apóstol Pablo: "No os conforméis a este siglo." La razón de no conformarse a este siglo es ésta: ceder constantemente a la tentación de ser moldeado según el criterio de “este mundo sin Dios” termina en amarga desilusión porque la apariencia de este mundo pasa. “El mundo y sus deseos pasan, pero la persona que hace la voluntad de Dios vive para siempre” (1 Jn 2:17). Nosotros siendo el pueblo santo de Dios, debemos vivir en contra de la corriente del mundo así como los peces vivos nadan en contra de la corriente de las aguas. Se puede decir que seguir al mundo es una muestra de su estado espiritual muerto, así como los peces muertos flotan sobre el agua y siguen la corriente. ¿Están vivos o muertos? (ii) Transformarse por medio de la renovación de su entendimiento (2b) El cristianismo mantiene siempre el equilibrio. Si hay mandamientos negativos, hay también mandamientos positivos. En algún sentido los positivos son más importantes que los negativos. Leamos otra vez el versículo 2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Aquí Pablo está diciendo que el cristiano no sólo debe copiar las costumbres externas y mudables de este mundo, sino también ser plenamente transformado en su naturaleza íntima. Es decir, además de una separación externa del creyente de todas las costumbres profanas del mundo, es necesario hacer una transformación interior. Pablo no dice: “sustituyan una forma exterior por otra”. Esa no sería una solución, ya que el problema con los que dejan que se los moldée según el criterio de esta mala época presente es muy profundo. Lo que se requiere es una transformación, un cambio interior, la renovación de la mente, es decir, del corazón, del ser interior. Aquí es importante prestar mucha atención a la forma exacta en que el apóstol se expresa en esta exhortación. ¡Miren! Pablo usa el tiempo presente del verbo: “transformaos” (Seguid permitiendo que se os transforme). Por ello esta transformación no debe ser un asunto de impulsos: a veces sí, a veces no. Debe ser continua. Además una cosa notable es que el verbo tiene el modo imperativo. Los cristianos deben permitir que el Espíritu Santo haga su obra en sus corazones y en sus vidas. Su deber es cooperar hasta el máximo de su capacidad. Es costoso formar un buen carácter porque lleva tiempo y lucha. Es necesario practicar la piedad cada día en cosas concretas siendo fiel en lo poco. Por ejemplo, para que podamos permanecer en la palabra de Dios, primero hay que leer la Biblia cada día en base al Pan Diario, de madrugada, y memorizar el versículo clave. Los exhorta a ustedes a practicar (lo estoy haciendo). Entonces no habrá lugar en nuestros corazones para pensamientos sucios y carnales. Miren ¿qué dice el apóstol Pablo sobre el glorioso resultado de esta continua transformación: “para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios agradable y perfecta.” Esta es una declaración muy significativa. Demuestra que, para discernir la voluntad de Dios para sus vidas, los creyentes no pueden depender meramente de su propia conciencia. Sin duda la conciencia es muy importante, pero debe ser enviada una y otra vez, constantemente, a la escuela de la Escritura para recibir instrucción del Espíritu Santo. Es de esta manera que los creyentes toman conciencia y permanecen conscientes de la voluntad de Dios. Pero, esto no es fácil. Para realizarlo se requiere mucha lucha espiritual y persistir. Una costumbre maligna del hombre es que tiene la tendencia a acomodarse con la tradición e insistir en su propio pensamiento. Quiere llevar una vida cómoda y fácil. Pero hay que saber esto: Al vivir así, "su vida esta esclavizada al pecado." Los pensamientos fosilizados a lo largo de la vida son tan duros como piedras. En cierta ocasión habían atado a un elefante con una cadena por una de sus patas. Por muchos años el animal caminaba haciendo un círculo hasta donde llegaba el extremo de la cadena. Un día el dueño decidió quitarle la cadena y le puso la comida más allá de aquel círculo. El elefante lanzaba balidos de hambre y de ira pero no traspasó su antiguo límite aunque podía haberlo hecho. Como este elefante, hay muchos cristianos que han sido atados por hábitos indeseables. Aunque Cristo los salvó y les prometió la vida abundante y fructífera, siguen andando, caminando, dentro de su círculo de malos hábitos en lugar de disfrutar de la libertad que Cristo les ha dado. Pero hay esperanza en Dios porque él nos prometió un nuevo corazón, un corazón de carne, si permitimos que el Espíritu Santo trabaje. La historia de la iglesia testifica esto. Cada vez que la iglesia se encontró en el estancamiento espiritual, Dios levantó a algunos líderes que tenían un corazón contrito, un corazón de carne y vino un gran avivamiento espiritual a la iglesia a través de ellos. Los cristianos que se transforman día a día por medio de la renovación de sus entendimientos son la esperanza de la iglesia y el mundo de hoy. Dios nos llamó a vivir como transformadores (reformadores), no como conformadores. La transformación siempre debe comenzar de uno mismo. Si yo me transformo, mi familia se transforma, luego la iglesia, y más adelante la nación, por último el mundo. Así se realizará la misión mundial. Conclusión: Estamos viviendo en un mundo difícil y peligroso. El mundo se vuelve cada vez más impío y hostil ante la sana doctrina cristiana y la vida piadosa. Ahora es tiempo de recuperar el culto verdadero tanto en nuestra vida personal como en nuestra iglesia presentando nuestro cuerpo como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Ahora es tiempo de no conformarnos a este siglo sino de transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento para que comprobemos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 400. Tu vida oh Salvador 1.Tu vida, ¡oh Salvador! Diste por mí; Y nada quiero yo Negarte a ti. Rendida mi alma está; Servirte ansía ya, Y algún tributo dar De amor a ti. 2. Al Padre sin cesar Ruegas por mí, Y en mi debilidad Confío en ti; Quiero mi cruz llevar, Tu nombre proclamar, Y cantos entonar De amor a ti. 3. A estar conmigo ven, Vives tú en mí, Y cada día haré Algo por ti; Al pobre algún favor, Curar algún dolor, Y así mostrar tu amor, Algo por ti. 4. Cuanto yo tengo y soy Lo entrego a ti, ¡En gozo o aflicción Tuyo hasta el fin! Y cuando vea tu faz, En gloria donde estás Siempre me dejarás Servirte a ti.

lunes, 3 de abril de 2017

Sermón 28 -¿Amigos de César o amigos de Jesús?

Mensaje dominical 2 de Abril 2017 ¿AMIGOS DE CÉSAR O AMIGOS DE JESÚS? Juan 19:1-16 (V.C. 16) 19:1 Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. 19:2 Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; 19:3 y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas. 19:4 Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. 19:5 Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! 19:6 Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. 19:7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. 19:8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. 19:9 Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. 19:10 Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? 19:11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. 19:12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. 19:13 Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. 19:14 Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! 19:15 Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. 19:16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. En estos días estamos viendo la parte más solemne e importante del evangelio según San Juan, es decir, la Pasión de Cristo. Parece que es muy apropiado estudiarla ante la ceremonia inminente de bautismo y preparación de la Pascua. Pienso que no habrá otra parte más solemne e importante que los capítulos 18 y 19 de San Juan junto con los tres evangelios sinópticos, Mateo 27, Marcos 15 y Lucas 23, en que se revelan el pecado más profundo de la humanidad y el amor inmenso de Dios revelado en su Hijo Jesucristo. Hoy, a continuación del capítulo 18 en el que se trataban los problemas de los líderes judíos y de Pilato, gobernador romano, en la primera parte del capítulo 19 seguiremos pensando en los problemas de ellos, tanto de Pilato como de los líderes judíos. Quizá en ellos podemos ver también nuestro ser tan pecaminoso. A pesar de todo esto, al poner nuestra mirada en Cristo Jesús quien soportó el menosprecio y la humillación aun siendo inocente, una gran pregunta que tenemos es: ¿Por qué el Señor debía padecer tal sufrimiento? Así que el mensaje de hoy se dividirá en dos partes, en la primera se tratará el pecado del hombre, lo cual se puede resumir con una frase que dijeron aquellos líderes religiosos a Pilato que era como una flecha aguda clavada en lo profundo del corazón de Pilato y que lo derrumbó: "Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone."(12b) Luego en la segunda parte, pensaremos en Jesucristo, nuestro Señor, Rey y Salvador quien dio buen testimonio ante la interrogación de Pilato y estaba dispuesto a hacer la voluntad del Padre celestial, la cual es dar su vida voluntariamente por sus amigos. Esta realidad nos desafía a tomar una decisión entre dos elecciones: "¿Soy amigo de César o amigo de Jesús? ¡Que Dios despliegue su gracia para poder oír la voz de Cristo y permanecer en su gracia siendo sus amigos! I. Amigos de César Una de las palabras más agradables que hay en el mundo es "amigo". ¿Qué significa "amigo? Wikipedia dice: "Un amigo es una persona con quien se mantiene una amistad. Una amistad es una relación afectiva entre dos personas, construida sobre la base de la reciprocidad y el trato constante. Valores fundamentales en una amistad son la lealtad, el amor, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso. La palabra "amigo", como tal, proviene del latín "amīcus", que a su vez se deriva del verbo latín "amāre", que significa ‘amar’. ¡Qué bueno es tener amigos! En nuestro país festejamos el día del amigo (20 de julio: este año cae jueves) en el que los amigos se saludan, se hacen regalos y se reunen para celebrar su amistad. Cuando yo era niño, tenía dos amigos muy íntimos, bajo la autoridad de los padres hicimos juramentos para ser amigos. Solíamos dormir juntos y jugar juntos, Es un recuerdo hermoso. Pero esa amistad no duró mucho tiempo. Cuando empezamos la escuela primaria nos distanciamos. Después de pasar mucho tiempo, hace unos cinco años, tuve la oportunidad de viajar a Corea, y quise encontrarlos, así que llamé uno de ellos y nos encontramos en Seúl. Él estaba llevando su vida con algún éxito en la sociedad. Él no era cristiano, así que él no me entendió mucho al decirle que soy misionero. La mayoría de la gente de mi pueblo me veía como un loco desde que empecé la vida cristiana. Él también me vio así. Es natural, no es una cosa extraordinaria porque él está en el camino de César. En la palabra de hoy podemos ver a los amigos de César, entre los cuales uno es Pilato. Al verlo desde el punto de vista humano, es una persona normal y buena. Él tiene conciencia. Sabe discernir entre el bien y mal. Él sabe leer el corazón de los líderes judíos. Él tiene respeto hacia Jesús. Hasta cierto punto, él tenía miedo de Jesús. Él sabía que Jesús era inocente. Sabía que le habían entregado por envidia. Así que él trataba de soltar a Jesús haciendo lo mejor posible. Su esfuerzo para soltar a Jesús es notorio. Veamos la información que nos da el escritor Juan: Según el versículo 1, Pilato tomó a Jesús, y lo azotó. Aunque nos parece que este es un maltrato, el motivo era soltar a Jesús provocando la compasión hacia Jesús de parte de los líderes judíos y la multitud que estaban gritando para que les soltara a Barrabás. Él dejó que los soldados se burlaran de Jesús, los cuales entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura, y le decían: "¡Salve, Rey de los judíos!" Y le daban bofetadas. Entonces, Pilato salió otra vez, y les dijo: "Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él." Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Así con el rostro y la espalda sangrientos, Jesús se presentó ante la multitud y Pilato les dijo: "¡He aquí el hombre!" Aquí, no hay modo de saber por qué Pilato usó el término "hombre". Quizá diciendo así estaría negando aceptar la acusación de los judíos de sublevación, o quizá él habría visto en Jesús un verdadero hombre. No sabemos. Pero en verdad, sin saberlo,pronunció una gran verdad. Aquel que estaba ante Pilato, el Verbo eterno se había hecho hombre (Jn 1:14). Ciertamente, era elHijo del Hombre, pero también era el Hijo deDios. Sin duda, el propósito de Pilato con esta exclamación fue provocar la compasión de los líderes judíos y la multitud. Allí estaba Jesús ante la multitud con sus supuestos mantos reales, coronado de espinas, sangrante y pálido por su reciente azote, y, sin embargo, evidenciaba un aspecto real. Seguramente Pilato había pensado que las demandas de los líderes judíos quedarían satisfechas. Pero su intento resulto en vano. Miren: ¿cómo reaccionaron ellos? Leo el versículos 6: "Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. En este diálogo, una vez más se nota la debilidad de Pilato. Su palabra suena absurda al decir así: "Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él." Si él sabe que Jesús no tiene pecado, sí o sí debe soltarlo, pero lo entrega a ellos para que lo crucifiquen. A fin de borrar su conciencia culpable se lavó las manos. Es una actitud de cobardía e hipocresía. Los judíos eran tan inteligentes y astutos que no perdieron aprovecharse del punto débil de Pilato y le respondieron diciendo: "Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios." Miren cómo cambiaron ellos el tema de acusación del político a la religión mostrando su verdadero motivo de acusación. Ante estas palabras de los judíos, Pilato tuvo más miedo, quizá pensando que Jesús sería realmente el Hijo de Dios. Un poco antes Pilato estaba convencido de que Jesús no era un rebelde contra Roma al escucharle así: "Mi reino no es de este mundo...para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad, Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz." Además estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él." (Mt 27:19) Por eso cuando Pilato oyó decir esto tuvo más miedo (8). Entonces entró otra vez en el pretorio, y le dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Mas Jesús no le dio respuesta. Jesús hasta ahora lo ha ayudado mucho con gran amor para que se arrepintiera. Ya no le queda nada más que tomar una decisión, o sea, no necesita más palabras. Por eso Jesús estaba callado. Esta actitud de Jesús se ve también cuando trató con el sumo sacerdote Caifás y el rey Herodes cuyos corazones estaban tan endurecidos que no pudo obrar ninguna palabra persuasiva. Esta es la palabra de Dios hacia los impenitentes: "¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras." (Ro 2:4-6) ¡Con qué facilidad se endurece nuestro corazón. Es fácil acostumbrarnos a vivir una vida superficial, cómoda y mediocre sin arrepentimiento! ¡Cuán terrible será el resultado de no poder oír más la palabra de Dios y esperar solamente el juicio de Dios! Miren: la vida no es un juego. No venimos a la casa de Dios para entretenernos sino para escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica con un corazón arrepentido siempre. Quizá cuando Pilato se presenta ante el tribunal de Cristo, podría excusarse a sí diciendo: "Yo te conozco, Señor, tú sabes que conversé contigo y procuraba soltarte". Pero escuchen esta palabra del Señor: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." (Mt 7:21-23) Cuando Jesús no le dio respuesta, ¿qué dijo Pilato? Miren el versículo 10: "Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?" Con esta palabra, Pilato, sin darse cuenta, reconoce su responsabilidad. Sí, él sabe que tiene autoridad de dar muerte o vida a un criminal. Pero el Señor lo corrige a fin de tener un concepto correcto sobre la autoridad delante de Dios. Jesús respondió así: "Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene." Quizá Pilato hasta entonces habría pensado que la autoridad pertenecía a César. Pero no es así. Toda autoridad proviene de Dios. Miren Romanos 13:1, "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas." Desde entonces Pilato procuraba aun más todavía para soltar a Jesús. Pero ¡qué lástima! Cuánto más se esforzaba él, tanto más se hizo fuerte la oposición de los judíos. Las siguientes palabras de ellos eran un golpe fuerte que derrumbó totalmente a Pilato. "Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone." Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César." Miren esto: ¡Qué hipócritas son estos líderes judíos! De corazón odiaban a los romanos, pero de labios los alaban. Son unos falsos, son los falsos amigos de César Ante esta amenaza de los judíos Pilato entregó a Jesús a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y lo llevaron. Con este resultado, y a pesar de todo el esfuerzo que hizo Pilato para soltar a Jesús, dejó en evidencia que él era amigo del César. Y no era amigo de Jesús. Pilato casi iba a llegar a ser un cristiano, pero le faltaba. Él, en un sentido social tenía mucho que perder. Su ambición política era su dios. Él prefirió el mundo, antes que la verdad. No estaba dispuesto a sacrificarse a sí mismo para seguir a Cristo. Sí, él era amigo del César, no de Jesús. Entonces, ahora en la segunda parte pensaremos en: ¿quiénes son amigos de Jesús? II. Amigos de Jesús Toda la humanidad es pecaminosa. No hay justo ni siquiera uno. Esto lo vemos claramente ante la Pasión de Jesucristo. ¿Miren ¿quiénes le mostraron su fidelidad al Señor? Sobre los religiosos y los políticos que se manejan entre la corrupción y la hipocresía, no hay mucho más para decir. Pero, ¿La multitud? ¿Por su ignorancia puede justificarse? No. Ellos fueron incitados por los líderes y fueron cómplices al matar a Jesús. Y ¿Los discípulos? Son unos cobardes que lo abandonaron en un momento crucial. Y ¿Las mujeres? Sí, son mejores que los varones. Igualmente no pudieron defender a Jesús sino que solamente lloraron desesperadamente. Así que no hubo nadie que fuera amigo de Jesús. Pensemos en esto: "Si yo hubiera estado en aquel momento, ¿cómo habría actuado? Seguramente pertenecería a uno de ellos. Siendo un discípulo de Jesús ciertamente me habría comportado como Pedro por mi cobardía. Muchas veces, tuve miedo de identificarme como cristiano ante el mundo. Cuando estaba en Corea, escondía la Biblia al venir al culto (una parte estaba pintada con color rojo). Antes que nada, en todo este proceso, es necesario poner nuestra mirada en Jesucristo. Como Pilato mismo reconoció, Jesús no tenía pecado. Él no merecía recibir el azote, la burla de los soldados, ni ser condenado por Pilato. A pesar de todo esto, él padeció como un gran pecador. Él no evitó ser maltratado sino que se ofreció a sí mismo voluntariamente para ser castigado y finalmente ser muerto. ¿Por qué razón? Una vez él, le dijo a sus discípulos así: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer." (Jn 15:13-15). También dijo así: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas." (Jn 10:10,11) Así como él dijo dio su vida por sus amigos (ovejas). No hay otro amigo mejor que nuestro Señor Jesucristo. Ahora les hago una pregunta: ¿Tenés amigos que están dispuestos a dar su vida por vos? O por lo menos ¿hay amigos que quieren ayudarte cuando estás en necesidad? Parece que los políticos tienen muchos amigos. Los comerciantes y empresarios también. ¿Son verdaderos amigos? En estos días suelo escuchar las noticias del mundo, especialmente del mundo político. Piensen en esto que es cierto: el Amigo de ayer se vuelve el enemigo de hoy y viceversa. Hay muchos oportunistas. Lo lamentable es que aun en la iglesia hay oportunistas, que aparecen solamente cuando tienen necesidad de recibir ayuda, pero desaparecen cuando no les conviene como aquella multitud que se alejó y encima le pidió a Pilato la muerte de Jesús. Hay gente que paga el bien con el mal. A veces los que reciben más ayuda se quejan más. Esto es tan raro que no se puede entender, pero sucede en la vida actual. ¡Qué pecaminosos somos los seres humanos! Somos peores que los animales porque éstos por lo menos reconocen a su dueño. Sin embargo el amor de Dios es muy grande. Su amor se testificó claramente al enviar a su Hijo unigénito al mundo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Jn 3:16) Ustedes, ¿quieren ser amigos de Jesús? Entonces una gran pregunta es: ¿Quiénes son amigos de Jesús? O en otra palabra, ¿Cómo poder ser amigos de Jesús? Gracias a Dios porque aunque todos somos pecadores, Dios abrió un camino para ser amigos de Jesucristo. Piensen en esto: Jesús vino a llamar a los pecadores, no justos, o sea, vino a ser amigo de los pecadores. Los sanos no necesitan de médicos sino los enfermos. Donde abundan pecados, allí sobreabunda la gracia de Dios. Entonces, ¿por qué no vendremos ante Jesús nuestro amigo verdadero que dio su vida por nosotros? Los amigos de Jesús reconocen esta verdad y la confiesan: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Ef 2:8,9) Ahora les presento una poesía muy hermosa y adecuada para este tema, escrita por José Scriven, que dice así: "Jesucristo es nuestro amigo, De esto prueba nos mostró, Pues sufrió el cruel castigo Que el culpable mereció. El castigo de su pueblo En su muerte El sufrió; Cristo es un amigo eterno, ¡Sólo en El confío yo!" Este escritor nació en Irlanda en 1820 (casi 200 años antes) y fue hijo de un capitán de la marina británica. A pesar de tener problemas con su salud, a la edad de 20 años decidió emigrar a Canadá, donde residió y trabajó como docente en una Escuela. Experimentó dos tragedias: En Irlanda, su novia se ahogó accidentalmente una noche antes de celebrar la boda. En Canadá se iba a casar, y su novia se enfermó y falleció unos días antes de la fecha de su matrimonio. No obstante, esta situación amarga no lo sumió en la desesperación. Por el contrario, siendo un piadoso cristiano, dedicó toda su fortuna y su vida al servicio de Cristo y de la humanidad. Consagró su vida y su fortuna al servicio del Señor. Aunque era un hombre de educación refinada, escogió trabajar entre los pobres de su vecindario, donde invirtió la mayor parte de su vida, ministrando tanto a las necesidades espirituales como a las materiales. Fue muy querido por todos los que lo conocieron. No era extraño verle cortando leña para el fuego o haciendo otras labores humildes para los necesitados. Como conclusión, cito una palabra más. Es Santiago 4:4 "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios."