miércoles, 29 de agosto de 2012

Sermón 7 - Encuentro y felicidad

ENCUENTRO Y FELICIDAD


      “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 
    Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste
    el Cristo? (Juan 4:28,29)”
           
    Tengo un recuerdo hermoso de mi niñez. Muy de la mañana ví una estrella brillante que estaba muy cerca de la cumbre de la colina que estaba detrás de mi casa, así que pensé que podría tomarla al subir a la colina. Pero al llegar allá, la estrella se alejó lejos de mí y estaba cerca de otra montaña más allá. Yo corría hasta esa montaña y pero no pude tomar esa estrella. Quizá la felicidad que los hombres buscan sería así. Hay una poesía titulada “más allá de la montaña” escrita por Karl Busse, un poeta alemán, la cual describe la búsqueda de la felicidad del hombre así:“Se dice que más allá de la montaña hay felicidad; emprendí un viaje en busca de ella acompañado de amigo; pero volví con lágrimas. Aunque se dice que más allá de la montaña hay felicidad….” En el momento en que se habría alcanzado la felicidad, ésta ya se habría apartado y estaría lejos.

            Todo el mundo busca la felicidad y quiere conseguirla. Pero la realidad es que son pocos que la encuentran mientras que la mayoría la buscan en lugares equivocados y no la encuentran. Generalmente la gente tiene un concepto equivocado sobre la felicidad. Muchos piensan que la felicidad proviene de obtener lo que quiere y muchas solteras piensan que serían felices al encontrar al príncipe montado al caballo blanco. En este momento pensemos en el alma sedienta del hombre, la búsqueda desesperante del hombre para encontrar la felicidad. Por último pensemos en dónde y en quién la podemos encontrar.  

I. El encuentro equivocado y la vida vacía

            Había una mujer que tomó una decisión firme para buscar la felicidad. Así como muchas mujeres contemporánea piensan, ella pensaba que la felicidad estaría en encontrar a un novio ideal. Ella era muy hermosa lo cual era el arma con que podría ganar el corazón de los varones. Un día ella se encontró con un joven muy lindo y alto, y llegó a enamorarse de él. Aun en el sueño pensaba en él. Después de no muchos días, ella le confesó el amor, y éste también dijo que la amaba. Su relación se desarrolló hasta pasar el límite prohibido, así que debían casarse. Pero el problema ocurrió después del casamiento. La vida matrimonial no era como el período del noviazgo. El sentimiento de amor iba acabándose con el tiempo. Además se veían muchos defectos entre ellos los cuales estaban escondidos en el período del enamoramiento. Aunque el marido era lindo, su carácter era impaciente y se enojaba fácilmente y lo peor era que él era un hombre era incapaz económicamente. Solían pelearse. Finalmente ella salió de casa y nunca regresó.

         Hay un dicho inglés: “Para sentirse feliz un día se corta el cabello, para sentirse feliz un mes compra casa, para sentirse feliz un año se casa.” Hoy en día los científicos han descubierto la hormona del amor que funciona en nuestro cuerpo, cuya función llega al colmo al enamorarse y esta hormona tiene su tiempo de vida y el organismo se va haciendo resistente a su acción. Lo que significa que la atracción se acaba. Según un estudio de la Universidad de Cornell en Nueva Cork, estamos programados para sentir pasión y emoción entre 18 y 30 meses. Esto explica por qué aquellas mariposas en el estómago desaparecen. Este clase de amor es la de eros que se acaba. Los animales también la tienen. Pienso que cada uno de nosotros tiene experiencia de primer amor. En muchos casos ese amor no se cumple porque es un amor impar y con el tiempo se enfría. Por eso los que se casan en base al sentimiento de amor, sufren mucho después de casarse.

            Entonces, ¿quiere decir que al morir la química, que inicialmente nos atrajo, se acaba el amor y la emoción? “No, aunque las hormonas juegan un papel básico, el amor auténtico que nos va a sostener es el que perdura en el tiempo y no el hormonal. Si se acaba por la pérdida de atracción física, entonces no es amor y nunca lo fue”, enfatiza Roxana de Lazo. El amor auténtico y supremo es más que la hormona, es más que eros, es más que amistad, el cual es ágafe que tiene nuestro Señor. 
    
            Esta mujer volvió a buscar a otro novio. Ella pensaba que si se casaría con un rico sería feliz, así que entró en una empresa como secretaria y finalmente llegó a casarse con el hijo del empresario. Al casarse con él, se sintió tan feliz que volara en el aire. Su novio le dio muchos regalos preciosos, como anillo de diamantes, collar de oro, preciosa pulsera de jaspe. Tuvo la luna de miel tan dulce viajando con él por Cancún, Hawai, Caribe. Cada vez que su marido le dijo, “mi amor, te quiero mucho,” se sintió muy feliz. Porque su marido era rico, ella podía comprar ropas lujosa y joyas muy preciosas. La casa era grande y hermosa con piletas y parilla. La cama estaba adornada de todo esplendor. Colchón fue hecho del Simons.

            Pero a medida que pasaba el tiempo, su marido era tan ocupado por su trabajo que solía llegar tarde a casa y a veces, no vino, así que ella empezó a sentirse sola y llegó a dudar del amor de su marido. Al darse cuenta ella de que su marido amaba más al trabajo y dinero que a ella misma, empezó a perder la atracción hacia todo lo que tenía. Ella se dio cuenta de que todas las cosas sin recibir el amor de su marido no tenían sentido sino que eran una carga pesada. Además un día en la calle se encontró con el auto de su marido en el que estaba su marido con una mujer joven y hermosa. Se peleaban fuertemente por fin, y por no poder aguantar más la agonía, un día salió de casa y nunca regresó. Es verdad que es mejor vivir en una casa humilde donde hay amor que vivir en una casa lujosa donde no hay amor. 

            Hoy en día una tendencia general es que al elegir al novio, los varones ven mucho la apariencia de las mujeres, mientras que las mujeres ven la capacidad económica de los varones. Vemos que muchas mujeres hermosas se casan con empresarios. Había una cantante muy famosa y hermosa que se casó con un millonario. Pero ella se divorció en un año porque ella descubrió la vida inmoral de su marido. Muchas mujeres de los países pobres salen a otros países ricos para casarse, pero la mayoría de ellas fracasan su vida matrimonial. Hay muchas mujeres insensatas que caen en la trampa de mafias y son vendidas como prostitutas. 

            Esa mujer todavía no perdió esperanza de encontrar a un hombre ideal, así que sin decir nada de su vida pasada, se casó con un político. Este hombre era poderoso. Mucha gente lo seguía. Su casa siempre se llenaba de gente. Los fines de la semana, siempre había invitación a la cena. Ella acompañaba con su marido. Casi no podía tener su vida privada. Debía vivir ante los ojos de los hombres. Se sentía vacía interiormente. Ante la gente debía fingirse contenta y alegre, pero cuando estaba sola lloraba. Ella se dio cuenta de que su marido amaba más el poder político que a ella misma.

            Una cosa que las mujeres deben saber es que generalmente los hombres dan más importancia al trabajo que al amor. Además en el mundo no hay muchos hombres fieles que cumplen el voto del matrimonio. Muchos que se casan en base al amor humano experimentan esto y se arrepienten muy tarde. El amor humano puede ser una condición de la felicidad. Pero como vemos, el amor humano tienen una base frágil. Los que anhelan saciar su sed a través del amor humano sin falta fracasan. Hay hombres y mujeres que son traicionados o traicionan por lo que llevan una vida amarga y oscura.
           
            Ella pensó que, sin recibir el amor del marido, su vida no tenía sentido, así que un día, salió de casa, y nunca regresó. Así sucesivamente cambiando maridos cinco veces. Ahora el hombre con quien ella vive no es su marido. ¡Una vida totalmente destrozada y fracasada! Esta es la historia de la mujer samaritana. También puede ser la historia de cada uno de nosotros antes de encontrar a Cristo.

II. El encuentro maravilloso y la felicidad

            Un día, cuando hacía sol fuerte y toda la gente dormía siesta, ella salió a sacar agua en el pozo que situaba fuera de la ciudad, pensando que nadie la vería porque ella quiso evitar los ojos de la gente de su pueblo que sabía su vida pasada escandalosa. Al llegar al pozo, se encontró con un hombre sentado allí. Éste parecía cansado, sediento y hambriento. Por su manera de vestirse, ella se enteró de que él era un judío a quien los samaritanos odiaba. Así que ella se puso seria ante él y mientras que ella se turbaba sin saber qué hacer, el hombre abrió su boca y le habló, diciendo: “Dame de beber.” Así comenzó la conversación entre el Hijo de Dios y la mujer samaritana, una mujer más despreciada e inútil en el mundo. Esta petición del Señor hacia la mujer muestra la humildad de Jesús. Aun sabiendo que ella era una mujer pecadora rechazada por la gente, Jesús no la despreció ni le exigió que se arrepintiera de su vida pecaminosa sino que le pidió un poco de agua. La palabra de Jesús haría brotar una semilla de auto estima en el corazón de la mujer aunque ella le contestó con frialdad, diciendo: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?”

            Nuestro Señor está lleno de gracia y verdad. Aun siendo el Creador que tiene toda potestad sobre el universo y todas las criaturas, viene a nosotros humildemente respetando nuestro libre albedrío. Él puede destruir por un instante a los pecadores, pero los ama muy tiernamente y espera que le abren sus corazones. Al pedirnos algo él, en realidad su motivo es para darnos lo mejor. Por eso Jesús ante el rechazo de ella, la invitó a beber del agua viva la cual era muy diferente del agua del pozo.

            Ella, a través de la conversación con Jesús, llegó a pedirle el agua viva que Jesús ofrecería para que no viniera más a sacar agua ni tuviera más sed de su alma. Sí Jesús estaba dispuesto a dársela, al decirle: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Quizá ante esta palabra de Jesús, ella murmuraría así: “Sí, Señor, dame esa agua, por favor. Mi alma está sedienta, hasta ahora nunca podía satisfacerla aunque quería llenarla con el amor del hombre.” La invitación de Jesús a ella para el agua viva la hizo abrir el corazón de par en par. Al verla a ella desde el punto de vista humano, parecía una mujer carnal y sucia que no tendría alma. Pero ella también era un ser maravilloso de Dios que buscaba el agua viva que saciaría la sed de su alma.

            Pero antes de poder beber del agua viva, ella necesitaba traer a su marido ante Jesús. O sea, el problema del pecado. Cuando ella le dijo que no tenía marido, estaba mintiendo. Aun así Jesús leyó su corazón profundamente y aceptó lo que ella dijo. Jesús no la condenó ni la reprochó, sino que la aceptó con un gran amor tierno, y le dijo: “Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.” El corazón de Jesús es tan ancho como el mar. Su amor es muy personal y profundo. Es como un buen médico que sabe leer lo profundo del corazón del paciente y no juzga según lo que el paciente dice, sino que lo tranquiliza con palabras tiernas y lo observa con los ojos profundos.”

            Todos los pastores y líderes de la iglesia necesitan aprender de Jesús su tratamiento espiritual a las almas. Generalmente es fácil que los pastores vean el pecado de las ovejas y las reprendan sin tratar de comprender la causa. Cuando yo empecé a asistir en el grupo del estudio bíblico, siendo estudiante del segundo año en la universidad, ya tenía bastante conocimiento bíblico. Con esto empecé a enseñarles a las ovejas. Pero no tenía corazón pastoral ni una actitud de comprensión, sino la de crítica y reprensión. Así yo era muy inmaduro. Sin embargo, mi pastor me estableció como el pastor de un grupo. Ahora me doy cuenta que él tenía el corazón de Jesús y me sirvió con humildad. Mi esposa presente era la colaboradora del grupo que servía en aquel entonces. A ella solía reprender porque me parecía que ella era una mujer samaritana. Pero en realidad ella no lo era sino que muchos varones samaritanos querían seducirla.

            El tratamiento del pecado de una oveja es muy delicado, es como que buen médico opera el cáncer de un paciente. Se necesita mucha delicadeza y experiencia. Así como un mal médico opera mal al paciente y empeora el estado, también un pastor imprudente puede empeorar la herida del alma.

            Ella ahora considera a Jesús como un profeta y le pregunta sobre el lugar de adoración a Dios. El interés de ella gradualmente está cambiando de las cosas terrenales en las cosas espirituales. De lo profundo del corazón de ella había un deseo anhelante de adorar a Dios y estaba buscando el lugar en donde podría adorar a Dios. Ella le dijo: “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.” Jesús le dijo: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”
      
            Finalmente ella confesó lo que ella esperaba con anhelo en lo profundo de su corazón, diciendo: “Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.” Sí ella estaba esperando al Mesías, su marido verdadero, su salvador que la conduciría a la presencia de Dios para adorarlo en espíritu y en verdad. Entonces Jesús le dijo: “Yo soy, el que habla contigo.” Así ella se encontró con el Mesías personalmente por lo que su vida cambió por completo. De lo profundo del corazón se estalló la fuente del agua viva. Ya no podía detener el gozo que brotaba así que dejando su cántaro y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”

            Hasta aquí Jesús nos invita a todos a beber del agua viva que es la vida eterna que él nos da y a ser felices verdaderamente. “Invitación de dulce amor ofreces al mortal. Nos das en Cristo Dios de amor la vida celestial, la vida celestial.” Pero debemos saber una cosa: Aunque su invitación abarca a todos, no todos reciben este regalo. Entonces ¿a quiénes les da el regalo del agua vida, la vida eterna, la felicidad verdadera?

    Primero: A los pobres en espíritu.
           
            La mujer samaritana era pobre en espíritu. Sintió mucha sed y estaba buscando con anhelo el agua viva. Mateo 5:3 dice, “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Isaías 57:15 dice, “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” El corazón quebrantado y humilde es la puerta por donde entra la gracia de Dios y corre el agua viva. En la vida cristiana el peor enemigo es el orgullo y la auto suficiencia. Para los que piensan que son sanos no necesitan médicos. Jesús vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Los años de la vida cristiana sin arrepentimiento nos hacen fariseos que se justifican a sí mismos. Pero Jesús sabía que en Samaria había una mujer sedienta y quebrantada del espíritu por eso aun sabiendo que los judíos no pasaban por Samaria, debía pasar allí para encontrarla y para darle el agua viva, el don de Dios, que era él mismo.     

            Tal vez entre nosotros habría algunos que han perdido el deseo espiritual y están acostumbrados a participar en las actividades de la iglesia, en especial en esta conferencia por obligación. Examinémonos para ver cómo está nuestro corazón delante de Dios. Que Dios nos ayude a tener una gran necesidad espiritual como aquellos pobres que no tienen nada para comer y clamen a Dios por el pan diario. Ahora confesemos: “Soy un samaritano, una samaritana que necesita de ti. Llena mi corazón vacío con el Espíritu Santo.”

    Segundo: A los que aceptan el proceso de la curación del Señor.

            Para la mujer samaritana había muchos obstáculos que impiden el tratamiento de curación de Jesús. Aunque uno se descubre a sí mismo como un pecador sucio y pobre, él todavía es orgulloso si no acepta el tratamiento de Jesús. Si se siente humillado al recibir la ayuda de los otros, él es orgulloso. Algunos dicen: “Yo soy un peor pecador así que aun Dios no puede perdonarme.” Parece que son humildes, pero de hecho son orgullosos porque no quieren abrir su corazón hacia Dios. El proceso de la curación puede ser larga y dolorosa. Miren a la mujer samaritana. Ella no evitó la invitación amorosa de Jesús sino que cada vez más abrió su corazón herido para que el Señor lo curara. En este retiro espiritual, vengamos ante el Señor abriendo nuestros corazones enfermos y heridos, y traigamos nuestros problemas, cualquier que sea, para que el Señor los cure.

    Tercero: A los que aceptan la esperanza del Señor.

            La esperanza puesta en cada uno de nosotros es la recuperación de la imagen de Cristo que se había perdido por nuestros pecados. Cuando Jesús invitó a la mujer a tomar del agua viva, ya tenía esperanza de convertirla de la mujer despreciada y carnal en una princesa celestial que adore a Dios en espíritu y en verdad. Cuando el Señor nos invita, nos cura y nos reviste del nuevo hombre, tiene un propósito santo, el cual es adorar a Dios en espíritu y en verdad, y anunciar la virtud hermosa del Señor. La mujer samaritana se convirtió en una adoradora verdadera de Dios y una predicadora excelente del evangelio. Entró en la ciudad y dijo a la gente: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” 1 Pedro 2:9 dice, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”

            Hasta aquí en la vida del hombre lo más importante es a quién encontrar. El destino de nuestra vida depende de esto. Cuando la mujer samaritana puso su esperanza en los hombres, lo que le quedó no era más que el corazón herido y la vida fracasada. Este hecho nos enseña que el hombre no puede ser el objeto de adoración. El hombre no es un ser perfecto, sino que es un ser débil y defectuoso. Así que es necesario que nos compadezcamos unos a otros en el amor de Cristo. El Cristo, el Hijo de Dios, quien nos amó primero dando su vida por nosotros, sólo merece recibir nuestra adoración y alabanza. Él sólo tiene poder de hacernos felices. En este retiro espiritual encontrémonos con Jesús, conversemos con él a través del estudio bíblico grupal, escuchar mensajes y la oración, y escribir testimonios. Todos confesemos: Hemos hallado al Mesías quien es nuestro verdadero novio, Salvador, y el objeto de adoración y salgamos a compartir nuestra alegría del encuentro maravilloso con el Mesías, así como lo hizo la mujer samaritana.“Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 








Pan Diario - San Juan

INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE SAN JUAN

En tanto que los primeros tres Evangelios analizan principalmente los hechos de la vida de Cristo, Juan escogió seguir un orden temático, en lugar de una secuencia cronológica de los acontecimientos. El tema principal de Juan es Jesucristo, el divino Hijo de Dios. Juan expone la identidad de Cristo desde sus primeras palabras: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” y en el resto del libro continúa el tema. Juan utiliza siete milagros cuidadosamente seleccionados, conocidos como “señales” que se refieren a los significados espirituales de esos milagros. Va mucho más allá y presenta verdades que no se enfatizan en los otros Evangelios. Por eso es que Juan usa la palabra “señal” en lugar de “milagro”, porque una “señal” es un milagro que lleva consigo un mensaje.
   ( Bosquejo del contenido)
Prólogo 1:1-18
I. Ministerio público de Jesús 1:19-12:50
II. Ministerio de Jesús entre sus discípulos 13:1-17:26
III. Pasión y resurrección de Jesús 18:1-21:23
Epílogo 21:24,25
Versículo clave de este libro:
“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:30-31).

Juan 1:1-13                      
Versículo Clave 1:4

EN ÉL ESTABA LA VIDA

1. En el principio era el Verbo (1-5)
Jesucristo es el Verbo eterno. Él es Dios por quien todas las cosas fueron hechas. La vida le pertenece (4). Su vida es la luz que le da dirección y significado a la vida del hombre. El hombre alejado de Dios por el pecado, vive en la oscuridad; es prisionero del fatalismo, sin esperanzas. Dios iluminó al mundo al enviar a su Unigénito, Jesús; la oscuridad del pecado y la muerte no puede vencer la luz de Jesús.
2. El testigo y la luz verdadera (6-9)
Juan el Bautista fue enviado por Dios para testificar a Jesús por lo que la gente pudiera creer y tuviera vida. Él era el primer testigo de Jesús. Aun hoy en día Dios sigue trabajando por medio de sus testigos.       
3. A los que lo reciben (10-13)
El mundo que Jesús creó no lo conoció, y aun su propio pueblo no lo recibieron. Pero a los que lo reciben  los hace renacer en su familia, convirtiéndolos en sus hijos. Este es la obra maravillosa de Dios.           

Oración: Señor, yo te acepto como mi Cristo; mi vida te pertenece. Tú me creaste, y me hiciste renacer en tu familia. Ayúdame a vivir la vida digna del miembro de tu familia usándome conforme a tu voluntad.

Una Palabra: En él estaba la vida.

Juan 1:14-18                     
V.C. 1:14

AQUEL VERBO FUE HECHO CARNE

1. Habitó entre nosotros (14)
El Verbo eterno de Dios abandonó la gloria celestial, se hizo carne y vino a habitar en este mundo enfermo y turbado. Vino a compartir el dolor y la alegría de los seres humanos. Vino a ser nuestro amigo. Nos mostró su amor a través de su vida de servicio y la muerte en la cruz. En realidad, él no necesitaba venir al mundo. El Dios todopoderoso y santo tendría que habernos arrancado de la tierra como malezas dañinas. Pero no lo hizo. Vino, llevó nuestros pecados y nos abrió el camino hacia el reino celestial. 
2. Lleno de gracia y verdad (15-18)
Cuando recibimos a Jesús, él abre nuestros ojos espirituales por lo que podemos ver la gloria de Dios en su rostro (2Co 4:6). Vemos a la gente desde una perspectiva diferente. Él es el Dios eterno, es la personificación de la verdad; su venida está llena de gracia y verdad. La ley revelada por Moisés es una bendición para este mundo caótico. Pero la gracia del perdón que nos llegó a través de Jesús es la mayor bendición.       
Oración: Señor, gracias por enviar a Jesús y bendecirme con tu gracia y verdad. Ayúdame a conocerte más y más sumergiéndome en tu gracia y verdad.

Una Palabra: Él habitó entre nosotros.

Juan 1:19-28                      
V.C. 1:26

UNO A QUIEN NO CONOCÉIS

1. ¿Quién eres? (19-23)
La popularidad de Juan el Bautista iba aumentando. Mucha gente que escuchaba su mensaje se arrepintió y se bautizó. Pero los sacerdotes y los levitas que vinieron a él no tenían una actitud correcta sino que vinieron como un comité de inspección para obtener información y llevarla ante el concilio judío. Las respuestas de Juan fueron breves. Él no había venido a hablar de sí mismo sino que había venido a testificar a Cristo. Él les dio un versículo de las Escrituras del libro de Isaías (Is 40:3). Él vivía para cumplir la misión que Dios le había dado.

2. Está uno a quien no conocéis (24-28)
Ellos le preguntaron por qué estaba bautizando. Pero Juan no les contestó inmediatamente sino que esperó hasta el día siguiente para contestarles. Habló acerca de uno a quien ellos no conocían, el cual era su Señor y Rey. Éste era a quien ellos debían conocer. Jesús es aquel a quien todo el mundo debe conocer, porque sólo él es el Dios encarnado y Salvador del mundo quien es digno de nuestra adoración.

Oración: Señor, ayúdame a encontrar mi misión, la que me das a través de tu palabra. Úsame, aun de una manera pequeña, en hacer que el mundo conozca a Jesús.

Una Palabra: Conozca a Jesús y haga que otros lo conozcan.
Juan 1:29-34                    
V.C. 1:29

EL CORDERO DE DIOS

1. Juan presenta al Cordero de Dios (29-31)
Juan el Bautista testificó que Jesús es el Cordero preparado por Dios (Gn22) para quitar el pecado del mundo. El cordero de la pascua (Ex 12:3,7,13) y los sacrificios en Éxodo 29:38-46 prevén la venida de Jesús. En el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, la sangre era ofrecida para expiar el pecado (Lv 17:11). Este sistema se ha cumplido y ha sido entendido por medio de Jesús. Dios toma en serio el pecado. Por eso hizo un plan costoso para salvar al pueblo oprimido por el poder del pecado y la muerte, y para traerlo ante sí. Todo aquel que se arrepiente de sus pecados y acepte a Jesús como su Salvador es perdonado y se convierte en los hijos de Dios.
2. Jesús es bautizado por el Espíritu Santo (32-34)
Juan bautizaba a los pecadores arrepentidos con el agua para que Jesús pudiera ser revelado en ellos. Jesús es el Verbo eterno (30). Es el Hijo de Dios (34). Jesús es quien bautiza con el Espíritu Santo para convertir a los pecadores en hijos fructíferos de Dios. Cuando Juan bautizó a Jesús. el Espíritu Santo lo identificó como el Cristo, el Hijo de Dios. Juan se hizo el primer testigo de Jesús.        

Oración: Señor, pongo mis pecados ante ti. Límpiame y lléname de tu Espíritu.

Una Palabra: “¡He aquí, el Cordero de Dios!”

Juan 1:35-42                      
V.C. 1:39a

LOS PRIMEROS CREYENTES

1. Venid y ved (35-39a)
¿Qué quiere decir creer en Jesús? Los primeros que aceptaron el testimonio de Juan el Bautista fueron a ver a Jesús. Jesús los vio y les preguntó: "¿qué buscáis?".  Ellos querían conocer a Jesús, por eso le preguntaron su domicilio. Conocer a Jesús no es lo mismo que conocer acerca de él. Jesús también quería conocerlos, así que les dijo: "Venid y ved". Creer en Jesús implica conocerlo y tener una relación personal con él.   

2. Hemos hallado al Mesías (39b-42)
Andrés estaba buscando al Mesías que Dios había prometido. Su interés en Jesús no era académico. Quería dedicar su vida al Mesías auténtico. Lo primero que hizo después de descubrir que Jesús era el Cristo, fue a buscar a su hermano y traerlo ante Jesús para que lo conociera. Jesús vio lo que Simón podría ser y le dio un nuevo nombre, "Cefas". Simón llegaría a ser una roca de fe. Cuando Cristo nos llama y contestamos a su llamamiento, él nos pone gran esperanza y nos disciplina hasta que esa esperanza se cumpla en nosotros.
    
Oración: Señor, ayúdame a tener una relación personal creciente contigo. Dame la fe como la de Andrés, que trae a las almas ante Jesús.
Una Palabra: Una relación personal con Jesús.
Juan 1:43-51                  
V.C. 1:43

SÍGUEME

1. El testimonio de Felipe (43-45)
Jesús decidió ir a Galilea, y llamó a Felipe a que lo siguiera. Felipe, al seguirlo, se dio cuenta de que Jesús  era el Mesías, a quien Dios había prometido enviar, a quien él había esperado y estaba buscando. Nosotros podemos conocer a Jesús sólo cuando lo seguimos y pasamos tiempo con él.
2. La fe de Natanael (46-51)
Felipe encontró a su amigo Natanael y le habló acerca de Jesús. Natanael era una persona en quien no había engaño. Tenía conocimiento bíblico, y cierto prejuicio en cuanto a los provincianos, por eso creía que Nazaret no podía ser el lugar donde nacería el Mesías.  Felipe, al no poder persuadirlo con su conocimiento bíblico, le dijo: "Ven y ve". Jesús conocía el corazón de Natanael. Aun sabía un evento privado de su vida. (Quizá Natanael estaba leyendo acerca de Jacob -en Génesis- bajo la higuera). Natanael sintió el amor y poder de Jesús, e hizo una gran confesión de fe. Su confesión era correcta, pero todavía necesitaba crecer. Su vida de fe recién comenzaba.

Oración: Señor, tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel. Yo quiero conocerte más y más. Ayúdame a dar prioridad a seguirte sobre todas las cosas.

Una Palabra: Sigue a Jesús.

Juan 2:1-11                      
V.C. 2:7

JESÚS CONVIERTE EL AGUA EN VINO

1. No tienen vino (1-5)
Jesús y sus discípulos regresaron a Galilea y fueron invitados a una boda en Caná. La madre de Jesús estaba sirviendo en la cocina, cuando el vino se acabó. Esto pequeño problema podría arruinar el banquete porque en la fiesta faltar el vino significaría terminar alegría. María tomó este problema como suyo, y lo llevó ante Jesús. Jesús no podía servir más a su madre de una forma humana. Desde ahora debía vivir y trabajar según la dirección de su Padre Dios. María no se desanimó ante la reacción negativa de Jesús (4), sino que confió en él e hizo un ambiente de fe y obediencia (5). A través de María aprendemos su fe y oración.    

2. Llenad estas tinajas de agua (6-11)
Los sirvientes le obedecieron a Jesús 100 %. Para llenar las tinajas, debían sacar más de 400 litros del pozo profundo lo cual requería mucho trabajo. Entonces Jesús convirtió el agua en vino delicioso, y bendijo las bodas. A través de esto Jesús mostró el carácter de su obra. Él vino a convertir al ser insípido e inútil en uno sabroso y útil. Él bendice y usa la fe y la obediencia. Este evento era una señal de revelar a Jesús como Hijo de Dios y afirmar la fe de los discípulos.          

Oración: Señor, dame la fe de María y la obediencia de los sirvientes.
Una Palabra: Las llenaron hasta arriba.  
Juan 2:12-25                    
V.C. 2:16

JESÚS PURIFICA EL TEMPLO

1. Quitad de aquí esto (12-16)
Jesús subió a Jerusalén, y fue al templo. Él se enojó de los líderes religiosos quienes habían convertido la casa del Padre en un mercado. Ellos sólo pensaban en cómo hacer dinero en lugar de hacer oración. El culto a Dios era superficial y buscaban la conveniencia propia. Jesús purificó la casa del Padre, el templo, con la autoridad del Hijo, y con la autoridad de la verdad.
2. El templo era su cuerpo (17-21)
Cuando los judíos le pidieron la credencial, les respondió con un enigma (19). Ellos podrían destruir el cuerpo de Jesús al crucificarlo en la cruz, pero Dios lo levantaría de la muerte. Jesús era el sacrificio perfecto preparado por Dios para perdonar el pecado de la humanidad.
3. Sus discípulos creyeron en su palabra (22-25)
Los discípulos de Jesús no entendieron lo que Jesús dijo, pero aceptaron a Jesús como el Cristo. Basaron su fe en las Escrituras y su palabra. La fe basada en sentimientos o milagros se desvanece.           

Oración: Señor, limpia mi corazón hazlo como el templo del Espíritu Santo, así como purificaste el templo. Enséñame la fe que se basa en tu palabra.
Una Palabra: El celo de tu casa me consume.           

Juan 3:1-15                      
V.C. 3:3

TIENES QUE NACER DE NUEVO

1. Para ver el reino de Dios (1-3 )
Nicodemo parecía tener todas las cosas que el hombre anhela como educación, riquezas, una posición honorable y poder. Él era un hombre de alta moralidad, pero le faltaba algo, y Jesús lo sabía. Era un hombre que no tenía una relación personal con Dios. Vino a Jesús porque creyó que éste era un maestro enviado por Dios, y que podría hacer milagros. Quería aprender algo de él. Pero su corazón no estaba preparado para aceptarlo como el Cristo y dedicar su vida a él.            
2. Tienes que nacer de nuevo (4-15)
Jesús le enseñó a Nicodemo un secreto espiritual: Para tener vida espiritual, uno tiene que nacer de nuevo por el Espíritu. Pero él seguía preguntando "¿Cómo?" No aceptaba las palabras de Jesús. Nacer de nuevo es aceptar las palabras de Jesús, mirarlo con fe y confiar en su obra salvadora. Entonces el Espíritu de Dios produce un nuevo nacimiento. Este nuevo nacimiento es del cielo. Es un gran cambio en el corazón de un pecador por el poder del Espíritu Santo. Esto significa que algo se ha hecho en nosotros y para nosotros lo cual no podemos hacer por nosotros mismos.

Oración: Señor, pongo fe en tus promesas. Ayúdame a guardarlas en mi corazón. Haz que tu Espíritu trabaje en mí, y tu reino venga a mi corazón.
Una Palabra: Tienes que nacer de nuevo.

Juan 3:16-21                    
V.C. 3:16

DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO

1. No para condenar sino para salvar (16-18)
Dios ama a toda la humanidad, así como amó a Nicodemo. Mostró su máximo amor cuando envió a su Hijo amado para que muriera por el pecado del mundo. Todos estábamos hundidos en el mar de la muerte por causa de nuestros pecados. Jesús vino a salvar a todos los  que ponen su confianza en él. Al recibir a Jesús, estamos aceptando la mano amorosa y salvadora de Dios la cual está extendida hacia nosotros. Él nos da la vida eterna. Cuando rechazamos a Jesús, nos condenamos a nosotros mismos, no porque él nos condena, sino porque ya hemos sido condenados por causa de nuestros pecados.       
2. Venir a la luz (19-21)
Venir a la luz significa arrepentirse y volverse a Jesús. Los hombres rechazan a Jesús porque aman la oscuridad. Prefieren inclinarse al pecado. Los orgullosos no quieren que sus pecados sean revelados ante la luz de Dios. No quieren arrepentirse. Pero los que aman la verdad vienen a la luz aunque les cueste. El que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. 

Oración: Señor, gracias por tu amor y gracia que me salvó del pecado y de la muerte. Ayúdame a vivir en tu luz con un corazón arrepentido.
Una Palabra: Dios me ama.

Juan 3:22-36                     
V.C. 3:30

ÉL CREZCA Y YO MENGÜE

1. La alegría del amigo (22-30)
Los discípulos de Juan se entristecieron al ver que la gente se apartaba de él para ir a Jesús. Ellos eran humanamente fieles a Juan, pero no estaban escuchando su enseñanza, porque todo el ministerio de Juan los conducía ante Jesús. Juan aceptó la soberanía de Dios en su vida personal y en su ministerio (27). Se alegró de ver a la gente que seguía Jesús, porque sólo éste es el esposo verdadero.        

2. El que cree en el Hijo tiene vida (31-36)
Juan quería que sus discípulos fueran tras Jesús. Ir con Jesús o quedarse con Juan no era una cuestión de preferencia sino una cuestión de vida o muerte. Juan solamente era un testigo terrenal, mientras que Jesús vino del cielo. El Padre Dios amaba a Jesús su Hijo y puso toda autoridad en sus manos. Jesús es la verdad. Él trató de plantar la palabra de Dios en los hombres. La respuesta que le demos determina nuestro destino eterno. El que rechaza al Hijo no gozará de la vida sino padecerá la ira de Dios.          

Oración: Señor, tú eres mi esposo verdadero, el Donador de la vida y la alegría. Ayúdame a escuchar tu palabra y obedecerte.

Una Palabra: Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Juan4:1-15                     
V.C. 4:14
DAME DE BEBER

1. Dame de beber (1-9)
Jesús no evitó pasar por Samaria como la mayoría de los judíos lo hacían. En pleno día, Jesús se sentó junto al pozo que estaba fuera de la ciudad de Sicar. Estaba cansado, hambriento y sediento. Los discípulos fueron a comprar comida, cuando una mujer samaritana despreciada y solitaria vino a sacar agua. Entonces Jesús le pidió un poco de agua para beber, así revelando su debilidad. Ella tenía un recipiente; él no. La respuesta fría de ella reveló las barreras que había entre ella y Jesús. Jesús era judío, ella samaritana. Él era hombre, ella mujer. Él era el Hijo Santo de Dios, el Príncipe celestial; ella, una pecadora alejada tanto de Dios como de la gente.

2. El agua viva que da Jesús (10-15)
Jesús derribaría las barreras humanas y le ofrecería el don de Dios, el agua viva, si ella se lo pidiera. Cualquier aguas de consuelo que tomamos no pueden satisfacernos. Pero si pedimos el agua que da Jesús, él pone en nuestros corazones el origen de vida. Cuando recibimos a Jesús, y él habita en nosotros, ya no tenemos sed. Jesús nos invita diciendo: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna (Jn 4:14). 

Oración: Señor, dame de beber para que yo no tenga sed jamás.
Una Palabra: Jesús da el agua viva.

Juan4:16-26                     .)  
V.C. 4:26

YO SOY

1. Vé, llama a tu marido (16-20)
La orden de Jesús reveló la vida pecadora de ella y su sed de amor. Ella le dijo: "no tengo marido". Jesús aceptó su respuesta sin reprensión. Ella había tratado de saciar su sed con el amor humano, pero después de haber tenido cinco maridos y un compañero joven, todavía estaba insatisfecha. Su problema no era físico sino espiritual. Ella vio que Jesús era un hombre de Dios, y que se preocupaba por ella, por eso le preguntó cómo encontrar a Dios.          

2. La salvación viene de los judíos (21-26)
Jesús le enseñó el culto verdadero a Dios: Dios es espíritu; Él busca a los que lo buscan. Le hizo recordar una dura realidad: Dios estaba enviando al Salvador a través de los judíos. A ella no le gustaban los judíos, sin embargo también estaba esperando al Mesías. Venció su pensamiento humano y aceptó a Jesús como su Salvador. Los pecados pasados no pueden ser obstáculos en recibir a Cristo si nos humillamos a nosotros mismos ante él creyendo en Él como el Cristo, el Salvador del mundo.

Oración: Señor, perdóname por haber tratado de saciar mi sed con las cosas del mundo. Gracias por el agua de la vida eterna que tú me das.

Una Palabra: Jesús es mi Cristo y Salvador.
Juan 4:27-38                    
V.C. 4:35b

ALZAD VUESTROS OJOS

1. Mi comida es que haga la voluntad de Dios (27-34)
Los discípulos de Jesús se asustaron al encontrar a Jesús hablando con la mujer samaritana. Pero mientras que Jesús estaba hablando con ella, permanecieron callados. El encuentro personal con el Mesías la convirtió a la mujer en nueva criatura llena de conmoción y alegría, así que se olvidó de su cántaro de agua. Jesús estaba satisfecho al ver la obra de Dios en ella por lo que no se sintió hambriento. Jesús vino a salvar a los pecadores y darles el agua viva. Esta es la voluntad de Dios. Un día él cumpliría esta obra sobre la cruz.
2. Mirad los campos (35-38)
Cuando los hombres de la ciudad escucharon el testimonio de esta mujer, se dieron cuenta de que ella había cambiado. La conversión de una persona abrió las puertas de una ciudad entera, ante la palabra de Dios. Cuando ellos vinieron a Jesús, éste desafió a sus discípulos a que miraran los campos que ya estaban blancos para la siega. Los discípulos de Jesús tienen la misión de cumplir la función de sembradores o segadores en el campo del mundo. Nuestro gran Maestro Jesús nos dejó un ejemplo de hacer la voluntad de Dios con diligencia y alegría.
    
Oración: Señor, abre mis ojos para ver a una persona como tú la ves, y a ver el campo del mundo que ya está blanco para la siega.
Una Palabra: ¡Mirad los campos!.

Juan 4:39-42                     
V.C. 4:42

EL SALVADOR DEL MUNDO

1. Muchos samaritanos creyeron (39)
La fe no es estática, sino creciente. Los samaritanos escucharon el testimonio de la mujer y creyeron en Jesús. Esta clase de fe es de primera etapa. Es un buen comienzo, pero la fe no puede detenerse allí, sino que debe crecer hasta llegar a tener íntima comunión con Cristo y al mayor conocimiento de Cristo. Ellos vinieron a encontrarse con Jesús. 
2. Sabemos que él es el Salvador del mundo (40-42)
Vinieron a Jesús, y al encontrarlo le pidieron que se quedara con ellos. Él se quedó y les enseñó la Biblia durante dos días. Ellos, escuchando la palabra de Jesús afirmaron su fe. Luego le dijeron a la mujer que no creían solamente por su testimonio sino por la palabra de Jesús. No eran judíos, pero aceptaron a Jesús como su Salvador y el Salvador del mundo. Cada uno de nosotros debe estudiar la Biblia y aprender de Cristo como su discípulo hasta que se encuentre personalmente con Jesús y crecer en la fe. Cuando uno lo conoce, se da cuenta de que él no es sólo su Salvador sino que también es el Salvador del mundo.

Oración: Señor, ayúdame a escuchar tu palabra hasta que te conozca personalmente y encuentre tu gran propósito para el mundo.
Una Palabra: Conozca a Jesús, el Salvador del mundo.
Juan 4:43-54                    
V.C. 4:50b

LA SEGUNDA SEÑAL DE JESÚS

1. Si no viereis señales, no creeréis (43-48)
Los galileos no conocían realmente a Jesús. Habían visto los milagros que Jesús hacía (2:23-25), pero no habían aceptado su palabra ni habían tomado una decisión personal ante él. Cuando vino un oficial del rey desde Capernaum a Jesús quien estaba en Caná, y le pidió que sanara a su hijo moribundo, Jesús le reveló que su fe era demasiado superficial, porque se basaba en señales y prodigios.        
2. Él creyó en la palabra de Jesús (49-54)
Él no se desanimó ante las duras palabras de Jesús, sino que siguió pidiéndole que viniera con él. Jesús no le hizo caso, pero lo envió con una promesa, "Tu hijo vive". Entonces el oficial creyó en su palabra y se fue. Él debe haber luchado mucho interiormente mientras caminaba hacia su casa. Cuando los sirvientes lo encontraron con la buena noticia de la recuperación de su hijo, no se apuró, sino que pensó en Jesús y preguntó: "¿cuándo?". Se dio cuenta de que Jesús había sanado a su hijo, y él y toda su familia creyeron en Jesús.         El comparar diligentemente las obras de Jesús con su palabra confirmará nuestra fe. 

Oración: Señor, ayúdame a creer en tu palabra para que tú puedas trabajar en mí y a través de mí toda mi familia crea en ti.
Una Palabra: Cree y obedece la palabra de Jesús.

Juan 5:1-9a                     
V.C. 5:8

LEVÁNTATE, TOMA TU LECHO, Y ANDA

1. ¿Quieres ser sano? (1-7)
El estanque de Betesda era un microcosmo del mundo. Los enfermos que estaban acostados a su alrededor mantenían una relación superficial entre ellos. Cuando el agua se movía, todos se volvían egoístas. Jesús vino a este mundo competitivo y egocéntrico. Él le habló a un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo, haciéndole una pregunta extraña: "¿Quieres ser sano?". Al preguntarle de esta manera, reveló su intención de querer cambiar la vida de este hombre. Éste le contestó con una excusa, quejándose de su condición desesperada. Jesús quiso sembrar en él una esperanza, y el deseo de cambiar. Él no puede ayudar a una persona que no quiere cambiar.
2. Levántate, toma tu lecho, y anda (8-9a)
Jesús no simpatizó con él, sino que lo ayudó a resolver su auto-compasión y dependencia de los demás, ordenándole, “Levántate, toma tu lecho, y anda.” Entonces el hombre aceptó la palabra de Jesús, y al instante fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Él comenzó a andar hacia una nueva vida. La prueba de la sanidad espiritual es levantarnos y andar. Que Cristo sane nuestras enfermedades tanto físicas como espirituales y nos ayude a tomar nuestro lecho y andar ante él.

Oración: Señor, ayúdame a escuchar tu palabra de vida y depender sólo de ti y llevar la vida independiente.
Una Palabra: Toma tu lecho, y anda.
Juan 5:9b-15                    
V.C. 5:14

NO PEQUES MÁS

1. La crítica de los judíos (9b-13)
Cuando los judíos vieron a aquel hombre sanado, no se regocijaron, sino que lo criticaron por llevar su lecho en el día de reposo, diciéndole: “no te es lícito llevar tu lecho.” Su orgullo y legalismo les impidieron reconocer la obra de Dios hecha en él. Quizá el hombre sanado se habría sentido amenazado, así que se volvió cobarde. Era tan egocéntrico que no se había interesado en quién lo había sanado.
2. No peques más (14-15)
Jesús lo encontró en el templo y le advirtió, diciendo: "Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor": Este hombre estaba sano corporalmente por la gracia de Jesús; pero su espíritu dependiente y quejoso no cambió. Cuando fue amenazado por los líderes judíos, se apuró en poner excusas y le echó culpa a Jesús. Jesús le había dado la oportunidad de arrepentirse y edificar una nueva vida en base a la gracia que Dios había desplegado sobre él. Recibir la gracia de Dios es una bendición, pero lo más importante es llevar la bendición hasta el fin ante cualquier dificultad.

Oración: Señor, gracias por tu obra admirable en mi vida. Ayúdame a estar firme en tu gracia con un corazón agradecido.
Una Palabra: Sea agradecido y no peque más.

Juan 5:16-23                    
V.C. 5:17

MI PADRE HASTA AHORA TRABAJA

1. Él llamó a Dios su Padre (16-18)
Jesús dio una nueva vida al hombre que había permanecido paralítico durante 38 años. Cuando los judíos lo criticaron por trabajar en el día de reposo, les dijo que su Padre estaba trabajando, por eso él también trabajaba. Entonces ellos procuraban matarlo pensando que Jesús se consideraba igual a Dios. De hecho Jesús es el Hijo de Dios, quien vivió entre los hombres haciendo lo que agradaba al Padre. Él nos muestra cómo podemos agradar a Dios. A menudo, lo que agrada a Dios desagrada a los hombres.
2. Dios da vida (19-23)
Dios es el dador de la vida porque él es el Creador. Él envió a Jesús para que los hombres crean en él y tengan vida. Los que destruyen la vida y rompen la fe no son de Dios. Dios, que resucitó a Jesús de la muerte, todavía está trabajando dando vida a los que están muertos en el pecado. Dios es el Juez; él entregó el juicio a su Hijo. Los que juzgan a Jesús están juzgándose a sí mismos, deshonrando al Padre y al Hijo. Todos los que no honran al Hijo, cualquier cosa que piensan o pretendan, no honran al Padre quien lo envió.

Oración: Señor, gracias por trabajar en mi corazón para darme vida. Ayúdame a participar en tu obra salvadora.
Una Palabra: El Padre y el Hijo nos dan la vida.
Juan 5:24-29                    
V.C. 5:24

HA PASADO DE MUERTE A VIDA

1. Buena noticia para los muertos en el pecado (24-26)
Los hombres que viven sin Dios están muertos. Son arrancados del origen de la vida; son como flores cortadas, pues aunque parecen estar vivas, están muertas. El pecado nos separa de Dios. Estamos muertos en el pecado (Ef 2:1). Pero Jesús proclama: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Si escuchamos la voz de Jesús y creemos en él, pasamos de la muerte a la vida. Ya tenemos la vida eterna.
2. El juicio venidero (27-29)
La palabra de Jesús da vida. Si los muertos escuchan la voz del Hijo de Dios, vivirán. Él es el Dador de la vida. Cuando él venga otra vez, vendrá como Juez. Los que escuchen su voz saldrán de sus sepulcros y se presentarán ante su trono, y él juzgará a los vivos y a los muertos. Este es el juicio final. Cómo responder a su palabra determina nuestro destino final. Él nos asegura que si creemos en Dios, quien envió a Jesús, no seremos condenados.

Oración: Señor, tu palabra tiene el poder de dar vida. Ayúdame a escuchar tu voz a través de Biblia diariamente, y a obedecerla.
Una Palabra: Escuche su palabra, crea y viva.

Juan 5:30-47                    
C. 5:44

BUSCANDO LA GLORIA DE DIOS

1. Los testimonios válidos (30-39)
Jesús no trató de complacerse a sí mismo, sino que trató de agradar a su Padre que lo envió. La fe en Jesús no es ciega ni se basa en los sentimientos cambiables, sino en testimonios confiables. Juan el Bautista testificó de Jesús para que todos creyesen por medio de él (1:7). El testimonio más autorizado es el de Dios mismo. Aunque no podemos verlo ni escucharlo, Dios testifica a Jesús de dos maneras: Primero, las obras que Dios dio a Jesús para que cumpliese; segundo, él testifica a Jesús por medio de las Escrituras (39,46). La Biblia da foco a Jesús. Si nos aferramos a la palabra de Dios, ella nos conducirá a Jesús. Cuando venimos a él, él nos da vida.
2. Entonces, ¿por qué los hombres no creen? (40-47)
Los líderes religiosos no creyeron en Jesús como el Mesías enviado por Dios porque: 1) no aceptaron la palabra de Dios en sus corazones; 2) no querían venir ante Jesús para tener vida; 3) no amaron a Dios, tampoco la verdad; 4) recibieron la alabanza los unos de los otros no buscando la gloria que viene del Dios único (44). Una paradoja de ellos era que aun poniendo su esperanza en Moisés quien escribió de Jesús, rechazaron a Jesús por causa de su ignorancia espiritual y el orgullo.

Oración: Señor, enséñame a enfocarme en Cristo cada vez que estudio la Biblia. Ayúdame a buscar y seguir la verdad, y a agradarte a ti, no a los hombres.
Una Palabra: Agradar a Dios, no a los hombres.
Juan 6:1-13                      
V.C. 6:9

CINCO PANES Y DOS PECECILLOS

1. ¿De dónde compraremos pan? (1-7)
Jesús quería alimentar a la multitud; a la vez, quería disciplinar a sus discípulos en la fe, por eso le hizo una pregunta a Felipe, diciendo: “De dónde compraremos pan para que coman éstos?” Felipe calculó inmediatamente y le contestó: "¡Imposible!". Él no incluyó en sus cálculos el poder de Jesús ni su corazón pastoral. Sólo pensó en lo que no tenía.
2. "Aquí está un muchacho..." (8-9)
Cuando Jesús había preguntado: "¿de dónde?", Andrés miró a su alrededor para ver lo que tenía. Entonces encontró a un muchacho, que tenía cinco panes de cebada y dos pececillos, y lo trajo ante Jesús. Sabía que con esto no era suficiente, pero trajo lo que halló. Comprendió el corazón de Jesús y creyó en su poder.
3. "Haced recostar la gente" (10-13)
Esta orden requería la fe en Jesús y mucho trabajo de parte de los discípulos, porque allí había más de cinco mil hombres. Entonces Jesús tomó los panes pececillos que Andrés trajo, dio gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 

Oración: Señor, dame la fe que tenía Andrés, para ver tu corazón pastoral y para traer lo que tengo ante ti.
Una Palabra: Ofrece tus panes y pececillos.

Juan 6:14-21                     
V.C. 6:20
YO SOY; NO TEMÁIS

1. Jesús se retira (14-19)
La  multitud comió el pan y creyó en Jesús. Pero su fe no era correcta. Jesús, al darse cuenta de que vendrían para hacerlo rey, se retiró al monte para orar. Quizás los discípulos de Jesús se desanimaron cuando él rechazó la solicitud de la gente. Los discípulos esperaron su regreso junto con la multitud, pero como no volvió aun al anochecer, decidieron partir. Entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Entonces se levantó el mar con un gran viento que soplaba. Al ver a Jesús caminando sobre el mar, tuvieron miedo porque no lo reconocieron. Ellos habían partido de la orilla sin fe y sin una dirección clara, sino con sentimientos vagos. El miedo y los pensamientos humanos les impidieron reconocer a Jesús.
2. Yo soy; no temáis (20-21)
Aun cuando Jesús no hace lo que queremos que haga, su omnipotencia y su corazón pastoral se mantienen. Donde él está, el miedo y el desánimo desparecen. Por eso con la llegada de Jesús a la barca, los problemas desaparecieron. Inmediatamente la barca llegó a tierra. Cuando hemos aceptado a Jesús el Señor, por más que la noche sea muy oscura, y el viento sea muy fuerte, podemos sentirnos seguros porque Jesús viene a ayudarnos.
Oración: Señor, ven y entra en la barca de mi vida; perdóname por mi incredulidad y miedo.
Una Palabra: "Yo soy; no temáis".
Juan 6:22-29                    
V.C. 6:27

TRABAJAD, NO POR LA COMIDA QUE PERECE

1. La comida que a vida eterna permanece (22-27)
La multitud había compartido el almuerzo con Jesús, pero volvió a tener hambre, así que quería que Jesús volviera a alimentarlos. Jesús había hecho una acción bondadosa y demostró que él era el Mesías, pero la multitud se preocupaba solamente por el pan. Los hombres trabajan mucho por la comida, pero con la comida física no se resuelve el problema fundamental de la vida humana. Las cosas materiales no pueden satisfacer la necesidad más profunda del corazón del hombre, ni pueden resolver el problema de la muerte. Pero el pan que Jesús da permanece para la vida eterna.
2. La obra de Dios es creer (28-29)
“¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?” Esto es lo que la multitud le preguntó a Jesús. Éste les dijo: “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.” La obra que podemos hacer para Dios consiste sólo en creer en el que él ha enviado -Jesús-. Sea como sea, debemos creer en Jesús quien nos ama. Cuando creemos en él, tenemos vida eterna. Esta es la comida que nos satisface de veras y permanece para siempre.

Oración: Señor, gracias por enseñarme cómo hacer tu obra. Ayúdame a creer siempre en ti. Ayúdame a ver a la gente y las distintas situaciones con los ojos de la fe.
Una Palabra: Haga la obra de Dios.

Juan 6:30-40                   
V.C. 6:35

JESÚS, EL PAN DE VIDA

1. El pan de Dios (30-35)
La multitud citó la Biblia para justificar su demanda. De hecho, Moisés le había dado pan a su pueblo. Jesús les enseñó el significado verdadero de las Escrituras que ellos citaron: realmente Dios es quien da el verdadero pan del cielo. El pan que él estaba dando al mundo era Jesús, el Pan de vida. Jesús fue enviado por Dios para dar vida al mundo. El hambre real del hombre no es física sino espiritual. Sólo Dios puede satisfacer al alma hambrienta.
2. La voluntad de mi Padre (36-40)
Jesús podría ser popular rápidamente, si hubiera hecho lo que la multitud demandaba. Pero él no vino a hacer su propia voluntad, ni la voluntad de la multitud, sino que vino a hacer la voluntad del Padre. Entonces ¿cuál es la voluntad de Dios? “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero (40).” Es dar vida eterna a todos los que miran a Jesús y creen en él.

Oración: Señor, gracias por no echar fuera a los que vienen a ti. Gracias por la vida y satisfacción profunda del alma que tú prometes dar. Yo creo en tu promesa, y vengo ante ti para llenar mi corazón de tu presencia.
Una Palabra: Jesús es el Pan de vida.

Juan 6:41-59                    
V. C. 6:57

COMER SU CARNE Y BEBER SU SANGRE

1. Enseñado por Dios (41-51)
El maná en el desierto o la comida diaria no puede proteger al hombre de la muerte. Pero cualquiera que escuche al Padre, aprenda de él, y venga a Jesús, vivirá y no morirá. Dios nos enseña por medio de su palabra y nos conduce hacia él por su Espíritu. Si uno permite que los deseos mundanos llenen su corazón, e insiste en su antigua manera de pensar y actuar, no puede recibir la enseñanza de Dios.
2. Comer la carne de Jesús y beber su sangre (52-59)
¿Qué significa cuando Jesús dice, “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida (54,55)?”  El cuerpo de Jesús fue desgarrado y su sangre fue derramada sobre la cruz por el pecado del mundo. Beber su sangre significa arrepentirse de los pecados y aceptar que la sangre de Jesús nos lave; comer su carne significa recibirlo por fe como Señor y Salvador, y estar unido con él en su muerte y resurrección. Hacerlo una vez no es suficiente; debemos seguir haciéndolo diariamente para habitar en él.

Oración: Señor, vengo a ti tal como soy; purifícame a través de la sangre de Jesús, y hazme parte de ti.
Una Palabra: Comer el cuerpo de Jesús diariamente.

Juan 6:60-71                       
V.C. 6:68,69

TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA

1. Dura es esta palabra (60-66)
La mayoría de la gente a quien Jesús había dado pan en el desierto se apartó de él. Jesús les ofreció la palabra de vida eterna, pero ellos solamente querían pan físico. Él conocía a todos, incluso a aquel que lo traicionaría, pero le dolió al corazón al ver que ellos rechazaron el amor de Dios y se apartaron de él.
2. ¿Queréis acaso iros también vosotros? (67-69)
Cuando Jesús les hizo esta pregunta a los Doce, Pedro le contestó, diciendo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (68,69).” Él vio que la vida sin Jesús era insignificante, inútil y miserable. Había recibido las palabras de Jesús en su corazón, y sabía que eran palabras de vida.
3. Uno de vosotros es diablo (70-71)
Judas Iscariote parecía un discípulo, pero era un materialista, como la multitud que se había apartado de Jesús. Quizá en su corazón comenzaba la primera etapa hacia la traición. Jesús lo amaba y trató de advertirle para que se arrepintiera.

Oración: Señor, tú tienes palabras de vida; ¿a quién iré? Ayúdame a ser tu discípulo fiel a lo largo de toda mi vida.
Una Palabra: No siempre la mayoría es correcta.

Juan 7:1-13                       
V.C. 7:6

EL TIEMPO DE JESÚS Y EL DE SUS HERMANOS

1. La incredulidad de los hermanos de Jesús (1-5)
Los judíos trataban de matar a Jesús porque había sanado a un paralítico en el día de reposo y había proclamado su divinidad (Cap. 5). Jesús se retiró a Galilea porque todavía no era el tiempo señalado por Dios para morir. Demostró su amor pastoral y su omnipotencia al alimentar a cinco mil hombres. Sus hermanos querían obtener algún beneficio humano a través de él. "Ni aun sus hermanos creían en él"; esto quiere decir que ellos no eran hombres espirituales.
2. El mundo me aborrece, no a vosotros (6-13)
Jesús vivió y murió conforme al tiempo de Dios. No se acomodó con el mundo sino que expresó su aborrecimiento hacia el mundo por lo que el mundo lo aborreció. Él no podía comprometerse con sus hermanos porque eran amigos del mundo, por eso no viajó con ellos, diciéndoles, “Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido (8).” La multitud no conocía quién era Jesús, y sus hermanos tampoco lo conocieron de una manera verdadera aunque ellos podrían haberlo conocido.

Oración: Señor, ayúdame a vivir según tu historia y a ver al pueblo y los eventos con los ojos espirituales.
Una Palabra: Tener ojos espirituales y vivir en la historia de Dios.

Juan 7:14-24                     
V.C. 7:17,24

¿CÓMO CONOCER LA VERDAD?

1. Elegir hacer la voluntad de Dios (14-18)
Entre los judíos había diversidad de opiniones en cuanto a la personalidad de Jesús. Algunos pensaban que era buen hombre, y otros decían que era un engañador del pueblo. Entonces Jesús les enseñó cómo conocer la verdad. Primero, tenían que elegir hacer la voluntad de Dios, con una decisión firme; una devoción a Dios para vivir conforme a la verdad. Segundo, buscar el honor y la gloria de Dios, no la gloria humana porque Dios creó al hombre para su gloria.
2. Juzgad con justo juicio (19-24)
Los judíos juzgaron a Jesús según las apariencias. Él era un joven campesino. Su enseñanza es claramente la verdad de Dios, pero no se graduó de ninguna escuela rabínica y parecía que su actitud hacia el día de reposo no era convincente. Los que juzgaron según las apariencias no creyeron en él, mientras que los que juzgaron con justo juicio no podían dejar de creer en él. Jesús les mostró que los judíos que lo criticaban insistiendo en obedecer la ley eran hipócritas. En realidad, curar a un enfermo en el día de reposo agrada a Dios.

Oración: Señor, ayúdame a no juzgar según las apariencias, sino con justo juicio. Dame el coraje de vivir según la verdad.
Una Palabra: Juzgad con justo juicio.

Juan 7:25-36                    
V.C. 7:38

EL QUE ME ENVIÓ ES VERDADERO

1. Yo lo conozco (25-29)
Jesús era un hombre de misión. Él fue enviado por su Padre con una misión urgente para el mundo pecador, la cual era traer a los hombres ante Dios. Vino como el colmo en la historia redentora de Dios. Él era el Cristo prometido. Pero muchos lo vieron con ojos humanos y no lo reconocieron. Él anunció con claridad: "No he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero...yo lo conozco, porque de él procedo, y él me envió". Los que aman la verdad ponen su fe en Cristo.
2. A donde yo estaré, vosotros no podréis venir (30-36)
Cuando mucha gente puso su confianza en Jesús, los fariseos trataron de arrestarlo. Pero fracasaron, porque todavía no le había llegado el tiempo de morir como el Cordero de Dios. Ellos pensaron que Jesús estaba planeando un largo viaje a otro país y dijeron: “¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?  Jesús les dijo claramente que los mundanos que se niegan a creer en aquel a quien Dios envió, no podrían entrar en el reino celestial.

Oración: Señor, gracias por venir a salvarme del pecado y de la muerte. Yo creo y conozco que tú eres el único camino a Dios.
Una Palabra: Jesús vino a dar vida.

Juan 7:37-52                    
V.C. 7:28

RÍOS DE AGUA VIVA

1. Si alguno tiene sed (37-39)
En el último día de la fiesta de Tabernáculos, los judíos sacaron aguas y las derramaron delante del Señor. Entonces, Jesús se puso de pie e invitó a todos los sedientos a que vinieran a él (Mire Isaías 55:1). Él permitió que corrieran ríos de agua viva desde el interior de los que creen en él. Esto es una promesa respecto del Espíritu Santo que sería derramado sobre todos los creyentes, después que el pecado fuera derrotado por la muerte y la resurrección de Jesús. El Espíritu es dado no sólo para bendecir a los creyentes, sino también para que éstos sean una bendición para los demás.
2. ¡Nunca ha hablado hombre así! (40-52)
Otra vez las opiniones de ellos se dividieron acerca de Jesús. Algunos recibieron sus palabras y aceptaron que Jesús era el Mesías prometido. Otros, basando su opinión en información incierta, lo rechazaron. (Ellos no sabían que Jesús realmente nació en Belén.) La multitud necia actúa por los motivos exteriores en cuanto a las cosas eternas. Como la sabiduría de Dios a menudo elige las cosas que la gente desprecia, la gente necia desprecia a los hombres a quienes Diosa elige. Los alguaciles enojaron a los fariseos por sus testimonios (46, 47). Nicodemo tampoco estuvo de acuerdo con sus compañeros.

Oración: Señor, dame ríos de agua viva para que yo sea una bendición para los demás.
Una Palabra: Jesús, ríos de agua viva.

Juan 7:53-8:11                    
V.C. 8:11

VETE, Y NO PEQUES MÁS

1. Jesús enseña en el templo (7:53-8:6)
Jesús oró pasando la noche y vino al templo por la mañana para enseñar a la gente sedienta que lo esperaba. Su enseñanza fue interrumpida por los fariseos. Éstos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y le pidieron que la juzgara. Ellos quisieron probar que Jesús no respetaba la ley de Moisés, la cual decía que el adúltero debía ser apedreado. Además quisieron buscar alguna manera de acusarlo ante las autoridades romanas. Ellos no tenían interés en la mujer ni en la ley, sólo querían atrapar a Jesús.
2. Jesús salva a la mujer condenada (8:7-11)
Jesús, primero expuso la hipocresía de los líderes religiosos con un desafío: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Ellos, acusados por su conciencia, salieron uno por uno. Entonces Jesús le dijo a la mujer dos cosas: "Ni yo te condeno", y "Vete, y no peques más". Jesús la perdonó y la sacó de la condenación del pecado. Le dio la  dirección hacia una nueva vida. ¡Felices aquellos a quienes Cristo no condena! Los que han experimentado la gracia del perdón del pecado no deben vivir en el mismo pecado que antes cometieron.

Oración: Señor, gracias por perdonar a los pecadores en lugar de condenarlos. Ayúdame a dejar mi vida pecadora y seguirte diariamente.
Una Palabra: Vete, y no peques más.

Juan 8:12-20                      
V.C. 8:12
JESÚS, LA LUZ DEL MUNDO

1. Yo soy la luz del mundo (12)
Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (12). Jesús es la luz del mundo. La luz echa fuera la oscuridad. Donde hay luz, la vida crece, las flores florecen y dan fruto. Jesús es la luz de los hombres. Él quita toda la oscuridad que hay en los corazones de los hombres y les da la luz. Por eso quienquiera que crea en Cristo Jesús no anda en la oscuridad, sino que lleva la vida llena de vigor con una dirección clara y significante. Al llegar el tiempo, da fruto abundante de la vida. 
2. Mi juicio es verdadero (13-20)
Cuando los fariseos rechazaron la palabra de Jesús. ¿cómo Jesús les testificó de que su testimonio era verdadero? (1) Jesús sabía de dónde venía y a dónde iba “Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy (14).” (2) su juicio es verdadero porque su Padre testifica de él (15-18). Este Jesús sólo es la luz de la vida y de la revelación para los que están vagabundeando en la oscuridad. 

Oración: Señor, gracias por darme tu luz de vida, a mí, que estaba vagabundeando en la oscuridad. Ayúdame a no seguir mi deseo corporal sino a seguir tu palabra.
Una Palabra: “Soy la luz del mundo.”


Juan 8:21-30                     
V.C. 8:28
CUANDO HAYÁIS LEVANTADO AL HIJO DEL HOMBRE
    
1. En vuestros pecados moriréis (21-24)
Jesús es de arriba, así que no pertenece al mundo. En cambio, nosotros somos de abajo, así que pertenecemos al mundo lleno de pecado y oscuridad. Jesús es el Cristo que descendió del cielo, tomando forma de siervo y dejando la gloria celestial,  para salvar a los pecadores. Por eso, los que no creen en Jesucristo no pueden menos de morir en el pecado (24), porque los hombres son por naturaleza hijos de la desobediencia, hijos de la ira (Ef 2:2,3). El único camino de librarse del yugo del pecado y de la muerte es creer en Cristo.
2. Conoceréis que yo soy (25-30)
Aunque Jesús trató de persuadir a los judíos con corazón pastoral, ellos le volvieron a preguntar: “¿Tú, quién eres?” (25) ¿Cuándo ellos se darán cuenta de que Jesús es el Mesías? Jesús dijo: “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo (28).” Ellos, después de crucificar a Jesús, se darán cuenta de cuán pecadores eran y creerán que Jesús es el Hijo de Dios y Cristo (28). También se darán cuenta de que la enseñanza de Jesús es la de Dios y su obra agrada a Dios.                       

Oración: Señor, gracias por tu amor tan grande de morir en mi lugar. En este momento miro la cruz de Cristo.
Una Palabra: La cruz de Jesús.

Juan 8:31-36                    
V.C. 8:32
JESÚS DA LA LIBERTAD VERDADERA
    
1. Seréis verdaderamente mis discípulos (31,32)
Aunque los judíos reconocieron que la palabra de Jesús era verdadera, no la obedecieron de corazón. Ellos estaban enredados en la tradición y legalismo. La manera de ser verdaderos discípulos de Jesús es permanecer en su palabra (31). Esto significa recibir la palabra de Jesús como el principio de la vida y obedecerla. El hombre puede ser libre verdaderamente a través de ser discípulo de Jesús porque puede conocer la verdad al obedecer la palabra de Jesús de corazón. Esta verdad hace libre a los hombres esclavizados en el pecado. La libertad sin la verdad no es verdadera. En la verdad hay libertad, paz y alegría.
2. Jesús da la libertad verdadera (33-36)
Los judíos vivían mucho tiempo esclavizados por los países gentiles como Egipto, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Sin embargo, ellos no querían reconocer la realidad por causa del orgullo. Jesús los ayudó a darse cuenta de que los que pecan son esclavos del pecado y Jesús, Hijo de Dios, puede dar la libertad verdadera. La libertad que Jesús da es la libertad verdadera que es eterna.
                
Oración: Señor, me arrepiento de no reconocer mi estado de esclavo del pecado por causa de mi orgullo. Ayúdame a ser un discípulo verdadero de Jesús por obedecer su palabra y gozar de la libertad verdadera.
Una Palabra: Sea discípulo de Jesús.

Juan 8:37-59                     
V.C. 8:56

JESÚS ES ANTES QUE ABRAHAM

1. Los judíos se alardan (37-47)      
Jesús también reconoció que los judíos son descendientes de Abraham. Pero ellos, por más que se alardaban de ser descendientes de Abraham, no seguían el paso de Abraham (37). Más bien rechazaron la palabra de Jesús y trataron de matarlo. Jesús les dijo que si ellos fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Aunque ellos eran descendientes de Abraham corporalmente, sus hechos eran diabólicos. De hecho eran del diablo. El diablo ha sido homicida desde el principio, avaro y mentiroso. Ellos eran hijos del diablo. Por eso no entendieron la palabra de Jesús, sino que trataron de matar a Jesús. Los que son de Dios escuchan la palabra de Jesús y la obedecen.
2. Jesús antes que Abraham (48-59)
Los judíos cuyo corazón estaba lleno de avaricia y mentira, no se arrepintieron aun ante la reprensión de Jesús. Más bien vieron a Jesús como loco (48,52). Pero, Jesús les testifico la verdad, diciendo: “El que guarda mi palabra, nunca verá muerte.” En esto tenemos la doctrina de la felicidad eterna de los creyentes. Abraham se gozó de que había de ver el día del Mesías (56). Jesús ya estaba antes que naciera Abraham. Él es el Hijo de Dios. El que guarda la palabra de Jesús nunca verá muerte.

Oración: Señor, gracias por darme vida eterna en Cristo Jesús. Ayúdame a guardar la palabra de Jesús.
Una Palabra: Los que son de Dios escuchan su palabra.
Juan 9:1-7                       1
V.C. 9:3
LOS OJOS DE LA FE

1. Jesús tiene ojos de la fe (1-3)
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Los discípulos le hicieron una pregunta sobre este ciego.  Jesús dijo: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” Jesús lo vio con los ojos de la fe que cree en la soberanía y providencia de Dios. Vio que la infelicidad del hombre es una oportunidad en la que Dios trabaja. Cuando vemos al mundo con los ojos de la fe, nuestro corazón se llena de esperanza y visión, porque aun a través de la infelicidad del hombre, Dios es glorificado. Los hombres buscan la causa de su infelicidad en la circunstancia. Por eso echan culpa a sus padres o a sus parientes. Se condenan a sí mismos y se desaniman. Pero los que creen en Dios deben dejar tal actitud. Deben creer en la soberanía y buena voluntad de Dios. Cuando tenemos fe en Dios, podemos prevalecer la fatalidad llevando la vida victoriosa. La infelicidad del hombre es el lugar donde reside la gracia de Dios.
2. La luz del mundo (4-7)
Jesús dijo: “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” Jesús vino como la luz del mundo. Los que habitan en Jesús no andan en la oscuridad, sino que reciben la luz de la vida. ¿Cómo ayudó Jesús al ciego? Lo curó de una manera extraordinaria probando su obediencia.
Oración: Señor, me arrepiento de mi incredulidad. Ayúdame a tener ojos de la fe y vivir por tu gloria.
Una Palabra: “Soy la luz del mundo.”
Juan 9:8-25                     
V.C. 9:25

LA FE DEL CIEGO SANADO
      
1. La fe que testifica a Jesús (8-12)
Los vecinos que vieron al ciego sanado le preguntaron cómo recobró la vista. ¿Cómo les contestó él? “Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Vé al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.” Cuando él obedeció la palabra de Jesús, experimentó el milagro. Él testificó lo que el Señor había hecho en su vida. La predicación no es sólo una transmisión del conocimiento bíblico, sino que es testificar que el Señor intervino en mi vida y la cambió con su amor y poder.
2. La fe que vence la persecución (13-25)
Los vecinos llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era día de reposo cuando él fue sanado. Por eso los fariseos volvieron a llamarlo, le preguntaron, y  al saber que era Jesús quien lo sanó, criticaron a Jesús. Cuando ellos le preguntaron quién eran Jesús, dijo que Jesús era un profeta. Cuando ellos preguntaron a sus  padres, éstos tenían miedo de ser expulsado de la sinagoga, así que no podían decir la verdad entera. Los fariseos lo llamaron otra vez y le obligaron a confesar que Jesús era un pecador. Pero él dijo: “Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.” Cuando él agarró firmemente una cosa que sabía, llegó a recibir a Jesús como el Mesías.

Oración: Señor, gracias por darme la vista y la fe de vencer mi fatalidad. Ayúdame a permanecer en la gracia que he recibido de ti hasta el fin.
Una Palabra: La fe que vence la persecución.

Juan 9:26-41                    
V.C. 9:35
¿CREES TÚ EN EL HIJO DE DIOS?

1. La fe que guarda la gracia (26-34)
Los fariseos molestaron al ciego sanado persistentemente. Trataron de sembrar en su corazón la incredulidad hacia Jesús. Pero él tenía una identidad clara como un discípulo de Jesús. Les preguntó: “¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?” Él no pudo entender la actitud de los fariseos. Testificó claramente que Jesús quien le dio vista vino de Dios. Por causa de su testimonio, fue expulsado de la sinagoga. La fe no es teoría, sino acción. ¿Qué gracia ha experimentado usted? Cuando usted permanece en esa gracia firmemente, puede vencer en la batalla espiritual.  
2. La fe que cree en el Hijo de Dios (35-41)
El ciego sanado fue expulsado de la sociedad por creer en Jesús. Él debe haber sentido mucho dolor. Pero Jesús no lo abandonó, sino que lo visitó y le sembró la fe en él. El ciego sanado confesó que Jesús era el Mesías. Poder confesar así es una gracia admirable. Entonces el ciego sanado aceptó a Jesús como su Señor, y le adoró. Sus ojos espirituales también se abrieron inmediatamente. Si no traicionamos una gracia pequeña sino que la guarda, gozamos de mayor gracia.         
Oración: Señor, ayúdame a guardar la fe y ganar la victoria en cualquier situación adversa. Creo que cuando permanezco en una gracia que recibí, tú me abres el mundo espiritual más profundo y me das la victoria.
Una Palabra: La fe que vence persecución.
Juan 10:1-6                     
V.C. 10:4

PARÁBOLA DEL REDIL

1. El pastor llama a sus ovejas por nombre (1-3)
Los que no entran por la puerta del redil de las ovejas, sino que suben por otra parte, son ladrones y salteadores. Ellos se refieren a los líderes religiosos de aquella época que oprimían al pueblo con la autoridad y con muchas reglas. Pero el pastor de las ovejas entra por la puerta. El portero se la abre. Las ovejas oyen su voz. El pastor llama a cada una de sus ovejas por nombre, y las saca. Esto quiere decir que el pastor conoce muy bien a sus ovejas. Conoce a cada una personalmente. Jesús es nuestro pastor. Él conoce nuestra situación, debilidad, tristeza y dolor. Él conoce nuestro nombre y nos llama por nombre.            
2. El pastor va delante de las ovejas (4-6)
Cuando el pastor ha sacado fuera todas las ovejas suyas, va delante de ellas. Esto quiere decir que el pastor da el buen ejemplo a sus ovejas. Jesús es nuestro ejemplo en todo. Él nos mostró el ejemplo de la humildad al venir al mundo en semejanza del siervo. Al lavar los pies de sus discípulos nos mostró cómo servir a los otros. Al morir en la cruz, nos mostró cuánto nos ama. Obedeció al Padre hasta la muerte. Las ovejas tienen capacidad innata de oír la voz de su pastor. Oír la voz del pastor es el camino de la vida. Oír la voz de Jesús y seguirlo son el único camino de la salvación.

Oración: Señor, gracias por ser mi pastor y me llama por nombre. Ayúdame a oír tu voz y seguirte cada día.
Una Palabra: El Señor es mi pastor.

Juan 10:7-10                     
V.C. 10:11
JESÚS ES EL BUEN PASTOR

1. La puerta de las ovejas (1-9)
Jesús proclamó que él mismo es la puerta por la que las ovejas salen y entran. El que por él entrare, será salvo y hallará pastos (9). Jesús es el Cristo que vino al mundo para que las ovejas tengan vida y la tengan en abundancia. Jesús es la puerta de la salvación para nosotros. En él hay abundancia de la vida. Si permanecemos en Jesús, podemos disfrutar de la vida abundante. Venir a la iglesia no es garantía de la salvación. En Jesús solamente hay salvación. Si uno acepta a Jesús como su salvador, puede tener una íntima comunión con él.
2. El buen pastor (10-21)
El ladrón viene para hurtar, matar y destruir. Los que vinieron antes que Jesús eran ladrones. Ellos no eran más que asalariados que trabajan para su propio beneficio. Cuando el asalariado ve venir al lobo, deja las ovejas y huye. Pero Jesús es el buen pastor que dio su vida por las ovejas. Él conoce a sus ovejas. Conoce nuestra debilidad, dolor y tristeza. Por eso él dio su vida por nosotros voluntariamente. Murió en la cruz en nuestro lugar. Porque Jesús dio su vida por nosotros, llegamos a conocer el gran amor de Dios.       
Oración: Señor, te alabo por tu gran amor. Ayúdame a tener una íntima comunión contigo para llevar una vida abundante.
Una Palabra: Jesús murió en mi lugar.
Juan 10:22-42                    
V.C. 10:27

JESÚS Y EL PADRE SON UNO

1. Yo y el Padre somos uno (22-30)
Celebrándose en Jerusalén la fiesta de la dedicación, Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos le preguntaron si era el Cristo o no. Jesús les dijo que las obras que él hizo en nombre de su Padre daban testimonio de él. Sin embargo ellos no creían en Jesús porque no eran ovejas de Jesús (26). Las ovejas de Jesús lo conocen, oyen su voz y lo siguen. Jesús les da la vida. Nadie puede quitar a las ovejas que están en Jesús porque Jesús las guarda hasta dando su vida. Jesús y el Padre son uno. Por eso los que aceptan a Jesús como su pastor tienen vida eterna. Así como Jesús y el Padre son uno, nosotros y Jesús también somos uno.              
2. Soy Hijo de Dios (31-42)
Cuando Jesús dijo de su identidad como el Hijo de Dios, los judíos lo consideraron como blasfemia y trataron de apedrearlo (33). Pero Jesús, citando la palabra de salmos, testificó que su declaración era correcta (34,35). Les dijo que él les había mostrado muchas buenas obras de su Padre, las cuales testifican que Jesús está en el Padre y el Padre está en él. Pero los judíos procuraron otra vez prenderle. Jesús es el Hijo de Dios, quien llevó nuestras iniquidades sobre su cuerpo, y resucitó al tercer día y se hizo nuestro pastor.

Oración: Señor, tú eres mi pastor. Ayúdame a oír tu voz y a seguirte cada día.
Una Palabra: Las ovejas de Jesús escuchan su voz.

Juan 11:1-16                    
V.C. 11:3
ESTA ENFERMEDAD NO ES PARA MUERTE

1. Esta enfermedad no es para muerte (1-3)
María era una discípula que servía a Jesús con devoción. Jesús también amaba a María, a Marta y a Lázaro. Entonces Lázaro estaba enfermo. María y Marta enviaron al mensajero ante Jesús para que viniera a sanar a su hermano. Jesús primero les dio la palabra de la fe. “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” (4) Es fácil que tengamos miedo o preocupación ante cualquier problema y pensemos negativamente. Pero para los que creen en Jesús, no hay enfermedad para muerte, ni hay desánimo porque Dios quiere ser glorificado a través de cualquier problema. Por eso debemos tener una actitud positiva para glorificar a Dios.
2. Jesús se quedó dos días más (4-16)
Ante una situación tan urgente, Jesús se quedó dos días más. Dos días después, Jesús emprendió el viaje a Judea para despertar a Lázaro. Pero los discípulos no estaban dispuestos a acompañarlo por el miedo a los judíos diciendo que si Lázaro dormía, sanaría. Pero Jesús les dijo claramente que Lázaro había muerto y que él iría para resucitarlo. Jesús sembró la fe de resurrección en los corazones de sus discípulos, que tenían miedo de la muerte. Si andamos en Jesús, quien vino como la luz, no tropezamos.
Oración: Señor, me arrepiento de mi pensamiento negativo. Ayúdame a vencerlo por la fe de resurrección.
Una Palabra: Problema es oportunidad de glorificar a Dios.
Juan 11:17-27                    
V.C. 11:25,26

JESÚS ES  LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA

1. Tu hermano resucitará (17-24)
Al llegar Jesús a la casa de María, halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Jesús, diciéndole a Marta que su hermano resucitaría,  sembró la esperanza en el corazón de Marta quien estaba muy triste por causa de la muerte de su hermano. Marta le contestó que su hermano resucitará en el día postrero. Pero Jesús le dijo que ahora su hermano resucitaría. La fe de Marta era teórica e intelectual. Esta clase de fe no cambia nada y está muerta. El conocimiento intelectual no es la medida de la fe. El conocimiento no puede salvarme de mi tristeza y desánimo. La fe es creer en la esperanza contra esperanza. La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve (He 11:1).
2. ¿Crees esto? (25-27)
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (25,26). Marta le contestó: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.” (27) Nosotros creemos que Jesús ha resucitado de la muerte y ahora está con nosotros. Nosotros que creemos en Jesús viviremos eternamente.

Oración: Señor, confieso que aunque tengo conocimiento intelectual me falta la fe auténtica. Ayúdame a llevar la vida triunfante por creer en Jesús resucitado.
Una Palabra: Jesús es la resurrección y la vida.

Juan 11:28-40                    
V.C. 11:40

LA PIEDRA DE LA INCREDULIDAD

1. Jesús llora ante la tumba de Lázaro (28-37)
Jesús, al ver a María llorar, y a los judíos que la acompañaban llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió. Él se enojó contra el poder de la muerte que afligía a sus hijos amados. También se entristeció por la incredulidad de ellos que no creían en Jesús, la resurrección y la vida. Jesús se entristece cuando nos desanimamos y estamos tristes dominados por el poder de la muerte. No creer en Jesús, quien es la resurrección y la vida, es lo que entristece más al Señor.
2. Si crees, verás la gloria de Dios (38-40)
Jesús dijo que quitaran la piedra. Esta piedra se referiría a la piedra de incredulidad clavada en el corazón de Marta. Ante la orden de Jesús, ella le dijo: “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.” (39b) Jesús le dijo: “¿No he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Jesús la ayudó a creer en la palabra, “esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios”, y a experimentar la gloria de Dios. El secreto de la victoria está en no perder la fe en cualquier situación adversa. La fe es quitar la piedra de la incredulidad clavada en el corazón, aferrándose de la palabra de Dios.             
Oración: Señor, me arrepiento de mi incredulidad. Ayúdame a creer en ti y ver tu gloria.
Una Palabra: Si crees, verás la gloria de Dios.
Juan 11:41-57                    
V.C. 11:43

¡LÁZARO, VEN AFUERA!

1. ¡Lázaro, ven afuera! (41-44)
Jesús oró al Padre con ardor ante la tumba abierta dándole gracias por haber escuchado ya. Y clamó a gran voz: “¡Lázaro, ven fuera!” Entonces Lázaro que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús, con la autoridad de la palabra, resucitó a Lázaro del poder de la muerte. A través de esto, testificó que él es la resurrección y la vida. Sembró la fe en los que estaban a su alrededor y reveló su gloria como el Hijo de Dios. Jesús que resucitó a Lázaro sigue dando su palabra de la vida a la humanidad que está bajo el poder de la muerte.  

2. Un hombre muera por el pueblo (45-57)
Los judíos que vieron lo que hizo Jesús creyeron en él. Pero los líderes religiosos tenían miedo de que esta noticia se expandiera y el pueblo creyera en él. Caifás dijo una palabra para justificar el complot de matar a Jesús. “ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.” (50) Esto no lo dijo por sí mismo, sino que profetizó que Jesús había de morir por la nación. Desde aquel día acordaron matar a Jesús.   

Oración: Señor, creo que mi vida es de ti. Ayúdame a oír tu palabra de la vida y a llevar la vida llena de victoria.
Una Palabra: “¡Lázaro, ven fuera!”

Juan 12:1-11                        
V.C. 12:7
LA DEVOCIÓN DE MARÍA
    
1. María ungió los pies de Jesús (1-3)
Seis días antes de la pascua, Jesús vino a Betania. Le hicieron allí una cena. Mientras que la fiesta continuaba, María tomó una libra de perfume de nardo puro, y ungió los  pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos. Su hecho era una expresión de la confesión  de la fe, el amor y la devoción. El ungüento que María usó hubiera costado un año de salario de un obrero común. María lo había guardado para ungir a Cristo y mostrarle su amor. ¡Cuánto mejor es mostrar el amor a las personas antes de que mueran! Ella podía haber usado el perfume en su propio hermano cuando murió, pero había guardado lo mejor para Cristo. La fragancia de su amor y devoción llenó tanto la casa como el mundo.
2. Jesús recibió la devoción de María (4-11)
Judas reprendió a María porque no entendió su corazón, diciendo: “¿por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?” Pero Jesús aceptó la devoción de María. El ejemplo de devoción de María de Betania es lo que debemos seguir. Ella le dio lo mejor; lo dio con gran generosidad; lo dio a pesar de las críticas; lo dio con todo amor. Cristo apreció el hecho hermoso de María y la defendió de los ataques de Satanás.         
Oración: Señor, quita el amor hacia el mundo que está en mi corazón y ayúdame a amarte con todo mi corazón.
Una Palabra: La aroma de la devoción.
Juan 12:12-26                       
V.C. 12:24

UN GRANO DE TRIGO

1.  La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (12-19)
Cuando Jesús entró en Jerusalén, grandes multitudes le dieron la bienvenida con ramas de palmera en la mano, diciendo: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” Jesús montó sobre un asnillo y entró en Jerusalén, lo cual simboliza que Jesús vino como el Rey humilde que reina con  paz y amor. Por eso todos los que vienen a Jesús encuentran el descanso, el consuelo y la esperanza. En este momento él nos invita, diciendo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mt 11:28)”            
2. Si un grano de trigo muere (20-26)
Cuando ciertos griegos vinieron a visitar a Jesús, Jesús se dio cuenta de que debía morir para salvar al mundo como un grano de trigo que cae y muere. Jesús les dijo la verdad de un grano de trigo. “si un grano de trigo muere, lleva mucho fruto.” Esto es la ley de la naturaleza. La obra salvadora se cumplió por la muerte de Jesús en la cruz. Él murió en nuestro lugar. Pero su vida no terminó con la muerte, sino que vive en los corazones de los que creen en él. Debemos poner en práctica la verdad de un grano de trigo, sabiendo que morir es vivir.   

Oración: Señor, vengo a ti. Reina mi corazón. Ayúdame a poner en práctica la verdad de un grano de trigo que muere.
Una Palabra: Sin morir no hay fruto.
Juan 12:27-36                       
V.C. 12:27
PARA ESTO HE LLEGADO A ESTA HORA

1. Padre, glorifica tu nombre (27-33)
Jesús oró al Padre para que lo salvara de aquella hora en la que debía tomar el vaso amargo. Ante la cruz, él le ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarlo de la muerte (He 5:7). Pero confesó que para esto había llegado. Oró para que el Padre fuera glorificado. Entonces el Padre le contestó: “Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.” Jesús tuvo convicción de que por su muerte, el dominio de Satanás se quebrantaría (31). La gente sabe teóricamente la verdad de un grano de trigo, pero no la pone en práctica porque no ora al Padre. Dios contesta al que ora sinceramente conforme a su voluntad, y le da visión para traer a muchas almas ante él y fuerza para llevar la cruz.
2. Seáis hijos de luz (34-36)
La gente se turbó ante la palabra de Jesús. Jesús dijo que estaría con ellos en persona por poco tiempo y que debían aprovechar su presencia. Como la luz que brilla en un sitio oscuro, Él les mostraría por dónde debían andar. Si andaban en su luz, llegarían a ser «hijos de luz», revelando la verdad y señalando a las personas el camino hacia Dios. Como cristianos, debemos ser portadores de la luz de Cristo, permitiendo que su luz brille a través de nosotros. ¿Con cuánta intensidad brilla su luz? ¿Pueden otros ver a Cristo en sus acciones?
Oración: Señor, me arrepiento de no orar ante la cruz. Ayúdame a andar en tu luz siendo hijo de luz.
Una Palabra: “Para esto he venido.”
Juan 12:37-50                   
V.C. 12:43

JESÚS VINO COMO LUZ

1. Amaban más la gloria de los hombres (37-43)
Los que vivieron en la época de Jesús, así como los de la época de Isaías, rehusaron creer en Jesús a pesar de la evidencia clara (12.37). Estaban tan aferrados de sus costumbres que ni siquiera intentaban entender el mensaje de Jesús. A personas así les resulta virtualmente imposible acercarse a Dios. Muchos líderes judíos no quisieron revelar su fe en Jesús porque temían que los expulsaran de la sinagoga y perder así su posición de prestigio en la comunidad. Pero la alabanza de los hombres es inconstante y de breve duración. Debemos interesarnos mucho más en la aceptación eterna de Dios que la aprobación temporal de los hombres.
2. Jesús vino como luz (44-50)
Dios es la imagen del Dios invisible. Por eso el que cree en Jesús es quien cree en el Padre. El que ve a Jesús es quien ve al Padre. El que cree en Jesús no anda en la oscuridad porque Jesús vino al mundo como luz. La palabra de Jesús es la del Padre. Él vino al mundo no para juzgar sino para salvar. Pero las mismas palabras de Cristo que no queremos aceptar y obedecer nos condenarán. En el día del juicio, los que aceptaron a Jesús y vivieron según su voluntad resucitarán para vivir eternamente, pero los que lo rechazaron y vivieron según su antojo deberán enfrentarse al castigo eterno.

Oración: Señor, ayúdame a buscar tu gloria y a seguirte para andar en la luz.
Una Palabra: Busca la gloria de Dios.

Juan 13:1-17                     
V.C. 13:8
NO ME LAVARÁS LOS PIES JAMÁS

1. Si no te lavare (1-11)
Jesús se levantó de la cena, puso agua en un librillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos. Al llegar a Pedro, éste le permitió lavar. Jesús le dijo: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.” Entonces Pedro le rogó que no sólo lavara sus pies, sino también sus manos y su cabeza. Pero Jesús le dijo que el que estaba lavado, no necesitaba sino lavarse los pies. Aquí el que esta lavado se refiere al que ha nacido de nuevo por el agua y el Espíritu Santo. Los que han recibido el evangelio de la cruz de Jesús y son salvos están limpios. Pero viviendo en el mundo pecaminoso es imposible vivir sin pecar. Por eso es necesario que confesemos nuestros pecados diariamente y recibamos la gracia del perdón del pecado (1Jn 1:9). 
2. vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros (12-17)  
Después que les hubo lavado los pies, Jesús les dijo: “¿Sabéis lo que os he hecho? … vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis (12-15).” Jesús les mostró el ejemplo del servicio a los discípulos que trataban de enaltecerse unos a otros. Los discípulos de Jesús deben tratar de servir antes que ser servido.

Oración: Señor soy tan débil que caigo siempre. Ayúdame a confesar mis pecados diariamente.
Una Palabra: Lavaos los pies los unos a los otros.
Juan 13:18-38                       
V.C. 13:34

JESÚS DA EL NUEVO MANDAMIENTO

1. Jesús ama a Judas Iscariote hasta el fin (18-30)
Jesús sugirió que uno de sus discípulos lo traicionaría. Cuando ellos le preguntaron quién sería el traidor, Jesús dijo que aquél a quien él diera el pan mojado lo traicionaría, y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote. Aunque éste debía arrepentirse al recibir el pan, dio su corazón al diablo. Luego salió para vender a su Maestro, y era ya de noche (31). Jesús ama al escogido una vez hasta el fin. Su amor hacia nosotros es inmutable aun sabiendo la posibilidad de la traición de nuestro corazón. El diablo nos tienta a pensar que realizaríamos nuestro sueño y seríamos felices si nos apartamos del Señor. Pero a los que rechazan el amor del Señor les espera solamente la densa oscuridad, así como a Judas le sucedió.
2. Jesús da el nuevo mandamiento (31-38) 
    Después que Judas salió, Jesús les dio el nuevo mandamiento a los discípulos, diciendo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros (34).” Los discípulos se competían unos a otros para tomar el puesto más alto. Pero Jesús dijo que ellos practicaban este nuevo mandamiento, todos conocerían que ellos serían discípulos de Jesús. La comunidad cristiana debe ser la del amor. Donde se practica el amor, allí hay gracia y paz.

Oración: Señor, ayúdame a serte fiel hasta el fin y a amar a mis colaboradores negando mi sentimiento.
Una Palabra: Amaos unos a otros.

Juan 14:1-4                      
V.C. 14:2
LA CASA DE MI PADRE

1. Creéis en Dios, creed también en mí (1)
Los discípulos de Jesús se turbaron porque Jesús había dicho que se iría. La única solución a la turbación es la confianza, la fe. Aun en el tiempo más oscuro, cuando es imposible entender lo que Dios está haciendo, debemos creer en él. La hora de la muerte de Jesús parecía la hora más oscura de la historia. Pero su muerte no era una tragedia, sino que era la salvación para el mundo. Dios es Soberano que maneja la historia. La turbación es un problema de incredulidad. Los que confían en Dios tienen paz en su corazón aunque en el mundo hay tribulación.
2. Para preparar un lugar para vosotros (2-4) 
Jesús iba a volver al Padre a través del camino de la cruz. Él murió por nuestros pecados, y por su muerte se abrirían las puertas del cielo para todos los que ponen su confianza en él. Jesús nos prometió un lugar en el reino celestial donde estaremos con él para siempre. Su promesa planta esperanza en los corazones de todos los discípulos de todos los tiempos. Su promesa de venir otra vez se cumplió en la venida del Espíritu Santo, y se cumplirá finalmente cuando él venga otra vez en gloria.                                                                                                                                                                                                                                            

Oración: Señor, perdóname por mi turbación. Ayúdame a poner mi confianza entera en ti y a poner mi esperanza plenamente en tu reino.
Una Palabra: Creéis en Dios, creed también en Jesús.
Juan 14:5-14              
V.C. 14:6
JESÚS ES EL CAMINO

1. Yo soy el camino (5-7)
Jesús es el único camino al Padre celestial. Él es el Camino. Nosotros podemos entrar en el reino celestial por la puerta que él abrió por medio de su muerte y resurrección. El seguirlo es el único camino que nos conduce a la vida libre y significante en este mundo. Jesús es la verdad. Él es la verdad porque es el Creador. Él nos revela cómo es Dios. También nos dice la verdad sobre nuestro ser. Él es la vida porque en él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (Jn 1:4). Su vida en nosotros nos hace llevar una vida verdadera y vigorosa.
2. Muéstranos el Padre (8-14)
Felipe no quería creer en Dios antes que lo viera. Pero Dios es Espíritu, así que él debía verlo con los ojos de la fe. Quienquiera que ha visto a Jesús ha visto a Dios, porque Jesús es Dios. Él vino, vivió entre los hombres, murió y resucitó para que podamos conocer a Dios. Sabemos que Dios es viviente y trabaja convirtiendo a los pecadores inútiles en hijos útiles de Dios. Él contesta a la oración. Podemos hacer grandes obras porque Jesús murió y resucitó. Podemos llevar el evangelio a todos los confines de la tierra, y pasarlo de generación en generación.

Oración: Señor, ayuda a los jóvenes vagabundos de nuestra época a conocer que Jesús es el camino, la verdad y la vida.
Una Palabra: Jesús es el camino.

Juan 14:15-21                   
V.C. 14:17
EL CONSOLADOR

1. El Espíritu de verdad (15-20)
Jesús prometió darles el Espíritu Santo a los que lo aman y le obedecen. El Espíritu Santo es el Consolador, el Espíritu de verdad. El pueblo que ama la seguridad personal o placeres mundanos en lugar de amar la verdad no tiene lugar en su corazón para el Espíritu de verdad, el cual no se compromete con el mundo, sino que habita en los corazones que aman a Dios y aman la verdad. Cuando él habita en nosotros, nos recuerda del gran amor de Dios por nosotros, así que no podemos ser solitarios ni desolados ni nos sentirnos vacíos como si fuéramos huérfanos.
2. El que me ama (21)
Si amamos a Jesús, estudiaremos su palabra y aprenderemos lo que le agrada y lo haremos. Si amamos a Jesús y le obedecemos, el Padre derramará su amor especial sobre nosotros. Jesús también nos amará y se revelará a sí mismo a nosotros. Podemos tomar su yugo y aprender de él, porque su corazón es humilde y manso. Amando a Jesús, podemos conocerlo, y conocer que él está con nosotros.

Oración: Señor, gracias por la promesa del Espíritu Santo. Señor yo te amo. Entra y habita conmigo para siempre guiándome en tu verdad.

Una Palabra: Jesús da el Espíritu de Verdad.


Juan 14:22-31                   
V.C. 14:27

LA PAZ QUE JESÚS DA

1. ¡Muéstrate a ti mismo al mundo! (22-24)
Judas (Tadeos) quería que Jesús hiciera algún milagro dramático el cual ayudaría a que la gente del mundo lo creería. Pero esto no es la manera que Dios usa. Él trabaja por medio de su Espíritu Santo en los corazones de los que lo reciben. Viene a habitar con los que lo aman y le obedecen. El que ama a Jesús sabe que la Biblia es la palabra de Dios y trata de obedecerla (21, 23). Dios se revela a sí mismo a nosotros cuando amamos a Jesús y ponemos su palabra en nuestros corazones.
2. La obra del Consolador (25-31)
El Consolador, el Espíritu Santo, es el Espíritu de verdad (17). Él nos da la sabiduría, nos enseña la palabra de Dios y nos ayuda a caminar en los caminos de Dios (26). Nos da su paz (27). La paz del mundo es exterior, pero la paz de Jesús es interior, la cual no se pierde en nosotros aun en medio de la tempestad. Cuando tenemos la paz de Jesús, la angustia causada por la vida terrenal desaparece. Lea los versículos 28-31. Jesús se levantó y caminó hacia la muerte en la cruz a fin de derrotar al diablo y darnos el perdón y la paz.

Oración: Señor, gracias por el Espíritu Santo que mora en mí para guiarme en tu verdad y darme tu paz y fuerza. Ayúdame a amarte y obedecer tu palabra siempre.
Una Palabra: Jesús da la paz auténtica.

Juan 15:1-8                      
V.C. 15:5

JESÚS, LA VIDA VERDADERA

1. El labrador poda (1-4)
Jesús quiere que sus discípulos sean fructuosos. Hay varias clases de fruto: El fruto interior del carácter cristiano; el fruto de la buena influencia; el fruto de hacer discípulos. Dios nos poda para hacernos fructuosos. Él nos poda con su palabra. Nos guía a arrepentirnos de las malas costumbres, hechos y pensamientos pecaminosos. Los buenos pámpanos también deben ser podados por la disciplina de Dios. Dios nos disciplina porque nos ama (Heb 12:6,11).
2. Permanecer en Jesús (5-8)
Siendo un pámpano, para dar fruto es indispensable permanecer en la vid. De igual manera, debemos permanecer en Jesús. Los pámpanos cortados de la vid están muertos; ellos no sirven para nada ni siquiera aptos para leña. El versículo 7 es la promesa de Dios. Si permanecemos en Jesús y tenemos su palabra en nuestros corazones, él nos dará cualquier cosa que le pidamos en oración. Por lo tanto debemos andar con Jesús a través de la oración y el estudio bíblico. Entonces llevaremos muchos frutos agradables y así seremos sus discípulos. Esta es la vida que glorifica a Dios.

Oración: Señor, ayúdame a glorificarte y gozar de ti para siempre, porque esto es el propósito principal de la vida del hombre.
Una Palabra: Permanecer en Jesús y llevar fruto. 

Juan 15:9-17                     
V.C. 15:16

LOS AMIGOS DE JESÚS

1. Para que vuestro gozo sea cumplido (9-11)
Jesús nos llama no para hacer nuestra vida difícil. Él nos llama porque nos ama y quiere que estemos llenos de alegría. Jesús no era melancólico ni quejoso a pesar de que fue despreciado y rechazado. Él era un hombre lleno de dolor. Sufrió y murió en la cruz, pero su corazón estaba lleno de alegría porque sabía que Dios lo amaba, y él aceptó la misión con todo su corazón, la cual Dios le dio.
2. Como yo os he amado (12-17)
Jesús nos dio un nuevo mandamiento: "Que os améis unos a otros, como yo os he amado". ¿Cómo Jesús nos amó? Él dio su vida por nosotros. Nos llama su amigo. Somos amigos de Jesús cuando aceptamos su muerte por nuestros pecados. Somos sus amigos cuando hacemos su voluntad. Jesús comparte con sus amigos la sabiduría espiritual y la perspectiva que vienen de Dios. Comparte los secretos de Dios y su gran plan redentor, y nos invita a participar en él. Él nos llama a la vida misionera. Nosotros no lo elegimos, sino que él nos eligió y nos equipó para que vayamos y llevemos fruto. Una vida fructífera es una vida alegre.

Oración: Señor, gracias por ser mi amigo. Ayúdame a amar a los demás, así como tú me amas.
Una Palabra: Jesús es mi mejor amigo.

Juan 15:18-27                   
V.C. 15:19
CUANDO EL MUNDO OS ABORRECE

1. Si fuerais del mundo... (18-25)
El mundo aborreció a Jesús tanto, que lo crucificó. Los discípulos de Jesús le pertenecen a Él, no al mundo. El mundo aborreció a Jesús porque él reveló su pecado y llamó a los hombres a arrepentirse (22). El mundo aborreció a Jesús porque sus obras poderosas proclamaron la soberanía de Dios y su poder todopoderoso (21,24). El mundo no quiere obedecer a Dios. El mundo rebelde rechaza a su Creador. Por lo tanto los que pertenecen a Jesús, no al mundo, son rechazados por el mundo.
2. Testificar de Jesús (26-27)
Ser aborrecido por el mundo es doloroso. ¿Qué podemos hacer cuando el mundo nos aborrece? Primero, debemos venir a Jesús y recordar sus palabras (18,20). Jesús prometió enviar al Consolador, el Espíritu de verdad, para ayudarnos. .Jesús promete: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. (26).” Segundo, debemos tener identidad como el pueblo de Jesús (18,19). Tercero, debemos testificar con osadía de Jesús (27). Los discípulos de Jesús no deben comprometerse con el mundo. ¡Jesús no lo hizo!  

Oración: Señor, yo soy débil, pero tú eres poderoso. Ayúdame a vivir como tu discípulo con la llenura del Espíritu Santo en este mundo hostil.
Una Palabra: Recuerde a Jesús; sea su testigo.

Juan16:1-7                      
V.C. 16:7
OS CONVIENE QUE YO ME VAYA

1. Para que no tengáis tropiezo (1-4)
Jesús anunció a sus discípulos una noticia sorprendente que por más que ellos llevaren sus vidas sacrificadas en honor de la verdad, serían malentendidos y perseguidos no por los ateos sino por los religiosos que no conocen a Jesús ni a Dios. Jesús dijo esto de antemano para que cuando llegara la hora, ellos pudieran acordarse de que ya les había dicho y no tuvieran tropiezo. 
2. Ahora voy al que me envió (5-7)
Cuando Jesús habla de su partida, es otra forma del anuncio sobre su muerte en la cruz por nuestros pecados, su resurrección y su ascensión al cielo. Los discípulos de Jesús estaban tristes, porque no sabían que era necesario que Jesús muriera. Porque él murió, nuestros pecados son perdonados. Por la obra redentora cumplida en Jesús, el Espíritu Santo puede venir y habitar con los hombres. Por eso Jesús prometió enviarles el Espíritu Santo, el cual los haría ser independientes de su pastor terrenal y depender sólo de Dios. Así pueden ser hombres espirituales a los cuales el mundo no merece.

Oración: Señor, ayúdame a no desanimarme cuando los que se creen cristianos persiguen al rebaño de Dios. Ayúdame a depender de Jesús quien murió por mis pecados y envió al Espíritu Santo.
Una Palabra: Jesús murió por mí.

Juan 16:8-15                    
V.C. 16:13

LA OBRA DEL CONSOLADOR

1. Él convencerá al mundo de pecado (8-11)
El Espíritu Santo nos ayuda a darnos cuenta de que somos pecadores. La incredulidad es el pecado. El Espíritu Santo nos convence de que podemos ser justos por aceptar el evangelio. Él nos asegura de que nuestros pecados son perdonados por la muerte y la resurrección de Jesús. El Espíritu Santo nos enseña la realidad del juicio final, para que podamos temer a Dios y escapar de la trampa del príncipe de este mundo, el diablo.
2. Él os guiará a toda la verdad (12-15)
Un buen maestro sabe que no puede enseñar a sus alumnos todas las cosa de una vez. Jesús era un buen maestro. Él se iría porque sabía que sus discípulos estaban creciendo y serían independientes aunque ellos eran débiles. Él sabía que el Espíritu Santo, el Consolador,  los guiaría a toda la verdad en base a la Biblia. El tema principal de la Biblia es Jesús. El Espíritu Santo glorificaría a Jesús por revelar más y más su gracia y su amor a los discípulos de Jesús. El Espíritu Santo nos habla no por su propia cuenta, sino que habla todo lo que oye.

Oración: Señor, envíame tu Espíritu Santo para guiarme a la verdad. Especialmente, ayúdame a encontrar a Jesús en las Escrituras.

Una Palabra: Aprender del Espíritu de verdad.

Juan 16:16-24                   
V.C. 16:24b

LA TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN GOZO

1. Todavía un poco... (16-22)
Dentro de poco tiempo, Jesús moriría sobre la cruz, y sus discípulos no podrían verlo más. Pero tres días después, él resucitaría de la muerte y ellos lo encontrarían de nuevo. Ellos estaban tristes al oír de la partida de Jesús. Pero Jesús les dijo que su tristeza se convertiría en gozo. Alguna tristeza guía a la desesperación. La mujer, cuando da a luz, tiene mucho dolor, pero su sufrimiento trae una nueva vida y gran alegría. Cuando me arrepiento, me siento muy triste. Pero cuando acepto el perdón por medio de la sangre de Jesús, mi tristeza se convierte en gozo. El sufrimiento de Jesús trae nueva vida. Nadie puede quitar la alegría del que ha nacido de nuevo en la familia de Dios.
2. Pedid y recibiréis (23-24)
Los discípulos de Jesús habían llevado una vida dependiente de él. Ahora, ellos mismos deben aprender a venir a Dios en oración. Jesús dice: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (24).” Esta promesa es una bendición. Pueden venir a Dios a través de Jesús, y tener la alegría de fraternidad con el Padre, y la alegría de la oración contestada.

Oración: Señor, dame la fe de participar en tu sufrimiento para la salvación del mundo. Enséñame a orar.
Una Palabra: En Jesús, la tristeza se convierte en gozo.

Juan 16:25-33                    
V.C. 16:33

CONFIAD, YO HE VENCIDO AL MUNDO

1. ¿Ahora creéis? (25-31)
Jesús quería que sus discípulos conocieran quién era él y por qué él había venido. Él vino de Dios, con la misión dada por el Padre, la cual era morir por los pecados del mundo. Pronto él completaría su misión y volvería a Dios, el Padre. Quería que ellos conocieran que de toda manera Dios ama a los que aman a Jesús. Los que aman a Jesús pueden orar, y Dios escuchará. Los discípulos finalmente aceptaron las palabras de Jesús y confesaron su fe. Entonces Jesús ya estaba listo para irse.
2. No estoy solo (32-33)
Jesús sabía que la fe de sus discípulos era débil, aunque habían aceptado sus palabras y creyeron en él. El conocimiento intelectual es un comienzo, pero no es suficiente. En el momento de crisis, todos sus discípulos huirían. Pero Jesús no. Él les dijo: He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo (32).”  Él confió en Dios, no en sus ovejas. El Padre estaba con él. Jesús venció al mundo y él da la victoria a los que creen en él.

Oración: Señor, creo que me amas tanto que moriste por mí. Ayúdame a vencer al mundo sólo dependiendo de Dios en oración.
Una Palabra: La fe es la victoria.
Juan 17:1-5                      
V.C. 17:1

JESÚS ORA POR LA GLORIA DEL PADRE

1. Jesús da la vida eterna (1-3)
Jesús oró por la gloria del Padre. Él vivió y murió por la gloria de Dios, así como todo el mundo debe hacerlo. Fue obediente hasta la muerte, y, por su muerte cumplió las promesas de Dios. Dios glorificó al Hijo por resucitarlo de la muerte, y por concederle la autoridad de dar la vida eterna. Jesús da la vida eterna a todos los que ponen su confianza en él. Jesús dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado (3).”  La vida eterna es tener una relación justa con el Dios eterno, y con su Hijo Jesús.
2. He acabado la obra que me diste que hiciese (4-5)
“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese (4).” Jesús glorificó a Dios no sólo en su muerte, sino también en su vida. Él estableció a sus discípulos y plantó la palabra de Dios en sus corazones hasta que pudieran confesar su fe. Ahora Jesús estaba listo para volver al Padre. Su esperanza estaba en el reino celestial, y oró que Dios le diera la gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo fuese. “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese (5).”

Oración: Señor, ayúdame a glorificar tu nombre por ser obediente a la misión que me has dado.
Una Palabra: Orar por la gloria de Dios.  

Juan 17:6-19                    
V.C. 17:18

JESÚS ORA POR SUS DISCÍPULOS

1. He manifestado tu nombre a ellos (6-8)
Jesús habló con Dios, el Padre, acerca de aquellos a quienes Dios le había dado. Él había manifestado a Dios ante ellos por darles la palabra de Dios y por disciplinarlos en obediencia. El propósito de su disciplina era enseñarles la fe por sembrar la palabra de Dios en sus corazones (6,8,14). Jesús había orado por ellos, y había sido su pastor. Ahora para ellos era el momento de ser hacedores de discípulos y pastores (18). Él los entregó a Dios en oración. Es una gran satisfacción para nosotros, en nuestra confianza en Cristo, que él, todo lo que él es y tiene, todo lo que él dijo, hizo y hará son de Dios.
2. Los títulos de oración por los discípulos (9-18)
Jesús no oró por una vida fácil para ellos. Él los devolvió a Dios. El diablo los atacaría, tratando de destruir la relación del amor que había entre los discípulos. Jesús oró que Dios los guardara del mal por el poder de su nombre, y los ayudara a ser uno. Ellos deben vivir en el mundo, pero no son del mundo. Deben vivir la vida santificada permaneciendo en la verdad que es la palabra de Dios, no conforme al estilo de la vida mundana (17). Jesús moriría para santificarlos.     

Oración: Señor, santifícame por tu verdad y ayúdame a ser un hacedor de discípulos y un pastor.
Una Palabra: Enviado por Jesús al mundo.
Juan 17:20-26                   
V.C. 17:21

JESÚS ORA POR NOSOTROS

1. Para que el mundo crea (20-23)
Jesús oró por todos los que se convertirían en sus discípulos a través del testimonio de los Doce. El Nuevo Testamento es el testimonio de los Apóstoles. Cuando vemos tantas iglesias divididas, nos extrañamos, ya que Jesús oró por la unión de los creyentes. Pero todos los que creen en la Biblia, se arrepienten de sus pecados, confiesan a Jesús como el Cristo, y permiten que su Espíritu gobiernen sus vidas son uno, ya sea que lo sepan o no. Jesús quiere que su pueblo sea uno para la misión. Cuando los cristianos se aman unos a otros, la gente del mundo puede creer en Dios quien envió a su Hijo.
2. La gran esperanza de todos los creyentes (24-26)
Jesús oró: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.  Nuestra gran esperanza es estar con Jesús y ver su gloria, la gloria que él compartió con el Padre antes que el mundo comenzara. Hasta aquel día glorioso, Jesús sigue revelándose a sí mismo a los que lo aman. Cuando él habita en nosotros, podemos amar a los demás.

Oración: Señor, habita en mí, y ayúdame a amar a mis hermanos creyentes con tu amor.
Una Palabra: Seamos uno en Jesús, entonces el mundo creerá.

Juan 18:1-11                   
V.C. 18:11
¿NO HE DE BEBER LA COPA?

1. "Yo soy" (1-6)
Jesús y sus discípulos se fueron al Monte de Olivos en donde había un huerto llamado Getsemaní. Judas, quien sabía el lugar secreto donde Jesús se había reunido con sus discípulos, condujo a un grupo armado hasta allí para arrestarlo. Jesús sabía que él sufriría una muerte dolorosa y vergonzosa sobre la cruz, pero no se escondió ni escapó. Más bien, se adelantó y les preguntó, "¿A quién buscáis?" Cuando ellos le dijeron, "a Jesús", él les dijo, "Yo soy" (Ex 3:14). Cuando les dijo esto, retrocedieron, y cayeron a tierra delante de él. No hubo miedo en el corazón de Jesús. Él sabía quién era él y lo que debía hacer.
2. Para cumplir la Escritura (7-11)
Jesús se identificó a sí mismo y se entregó voluntariamente como prisionero, para que sus discípulos no pudieran ser arrestados, y para que la Escritura pudiera cumplirse. Pedro, quien había estado durmiendo mientras Jesús oraba, reaccionó. Él desenvainó su espada y cortó la oreja derecha del siervo del sumo sacerdote. Jesús lo detuvo y dijo, "la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?" Jesús había aceptado la misión de Dios la cual era morir  en la cruz por el pecado del mundo (Jn 1:29; Is 53:10).

Oración: Señor, gracias por mi Pastor Jesús quien bebió la copa de sufrimiento y la muerte por mí.

Una Palabra: Jesús, el Hijo de Dios; el Cordero de Dios.


Juan 18:12-27                   
V.C. 18:23

JESÚS Y PEDRO

1. El primer interrogatorio a Jesús (12-14; 19-24)
Jesús fue llevado ante Anás, un ex-sumo sacerdote, quien era  suegro de Caifás, el sumo sacerdote. Jesús no tuvo miedo. Cuando Anás le interrogó, Jesús alegó que las preguntas eran ilegales e innecesarias. Él no contestó a las preguntas sobre sus discípulos. Sus manos fueron atadas, y ellos le golpearon en la cara. Cuando ellos no pudieron intimidarlo, lo enviaron a Caifás, el sumo sacerdote. Caifás ya había decidido condenar a Jesús a muerte (14). Juan no describe el interrogatorio ante el Concilio (Mt 26:57-67).
2. La interrogatorio de Pedro (15-18; 25-27)
Pedro seguía a Jesús sin decisión alguna en su corazón. Él entró en el patio del sumo sacerdote con la ayuda de Juan, pero su corazón se llenó de miedo. Cuando una criada portera le preguntó, él negó que era uno de los discípulos. Su palabra "No lo soy" contrasta con la palabra de Jesús, "Yo soy". Pedro no sabía qué hacer, así que se mezcló entre los enemigos, calentándose en el fuego y tratando de esconderse. Él negó a Jesús dos veces más, entonces cantó el gallo. Pedro no quería negar a Jesús, pero lo hizo.

Oración: Señor, soy débil como Pedro, ayúdame a seguirte con un corazón decidido y confesar la fe en ti ante cualquier situación.       
Una Palabra: Tener una clara identidad como cristiano.

Juan 18:28-40                   
V.C. 18:36,37

MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO

1. Pilato y los judíos (28-32)
Estos judíos, que no quisieron estar impuros ritualmente, no vacilaron en condenar a muerte a un inocente. Como ellos no tenían el poder legal de sentenciar la pena de muerte, pidieron a Pilato, el gobernador romano, que ejecutara a Jesús como un criminal. Las acciones de Pilato hacia los judíos revelan su actitud comprometedora. En todo esto, parecía que Satanás estaba dominando el mundo, pero Dios estaba trabajando con quietud para cumplir su propósito y sus promesas.
2. El reino verdadero (33-40)
Pilato, para buscar la base para una acusación criminal, preguntó a Jesús, "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Él sabía que Jesús no estaba intentando una rebelión contra Roma. Jesús admitió ser un rey. Entonces él enseñó a Pilato sobre su reino espiritual que está basado en la verdad, al decirle: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.” Quienquiera que obedezca a Jesús pertenece a su reino. Tal vez Pilato habría anhelado vivir por la verdad, pero se dio cuenta que era demasiado costoso.

Oración: Señor, ayúdame a renovar mi esperanza en tu reino eterno diariamente, y a vivir conforme a tu verdad.
Una Palabra: Estar firme al lado de Jesús.
Juan 19:1-16a                    
V.C. 19:5

JESÚS ES REY

1. ¡He aquí el hombre! (1-6)
Pilato pensó que por avergonzar a Jesús públicamente, podría evitar ejecutarlo, así que permitió que los soldados lo azotaran y se burlaran de su majestad poniendo una corona de espinas sobre su cabeza y vistiéndole con un manto de púrpura como una señal de ser rey. Él no pudo hallar delito alguno en Jesús. Entonces lo llevó fuera y proclamó, "¡He aquí el hombre!" Los líderes judíos gritaron, "¡Crucifícale!" Fracasó el esfuerzo de Pilato para librar a Jesús a través de una manera política.           
2. Jesús proclamó ser el Hijo de Dios (7-16a)
Los judíos demandaron la muerte de Jesús porque éste proclamó ser el Hijo de Dios. Esto asustó a Pilato, así que éste amenazó a Jesús, diciéndole que él tenía autoridad para crucificarlo o soltarlo. Pero Pilato no era más que un títere de Roma. Sin embargo, el Dios Soberano  controla a los hombres y la historia. Los que usaron a Pilato como un instrumento eran más pecaminosos que él. Cuando Pilato de nuevo trató de soltar a Jesús, los judíos gritaron la última blasfemia, "No tenemos más rey que César". Pilato temió a César más que a Dios, por lo cual él entregó a Jesús para ser crucificado.

Oración: Señor, ayúdame a no buscar un lugar neutral, sino a reconocer tu majestad en toda área de mi vida.
Una Palabra: Jesús es Rey

Juan 19:16b-27                 
V.C. 19:17,18

JESÚS, EN LA CRUZ

1. Pilato tiene una última palabra (16b-22)
Jesús llevó su cruz al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota. Allí fue crucificado entre dos criminales. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero, que decía: "JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS". Era una expresión de su desprecio hacia los judíos (rey de ellos, un criminal crucificado), pero era también una declaración de su convicción acerca de Jesús. Los judíos se opusieron, pero Pilato no cambió lo que había escrito. Jesús era Rey (18:36-38).
2. Lo que los soldados hicieron (23-24)
Los soldados, al pie de la cruz, echaron suertes sobre  los vestidos de Jesús. Ellos no sabían que Dios estaba usándolos para cumplir las Escrituras (Sal 22:18).
3. El amor inmutable de Jesús (25-27)
En medio de su sufrimiento, Jesús tuvo interés en los demás. Dio a su madre un hijo y a su discípulo amado una madre. Su madre se hizo una parte de su familia espiritual. Ella, con sus hermanos, participaría en la obra salvadora de Dios.

Oración: Señor, tú sufriste en mi lugar; haz que tu amor fluya en mi corazón. Reina mi corazón y vida hoy.

Una Palabra: Jesús, Rey y Pastor.

Juan 19:28-37                   
V.C. 19:30

LA MUERTE DE JESÚS

1. Consumado es (28-30)
Jesús sabía que su sufrimiento y muerte era una parte del plan de Dios para redimir a la humanidad de la esclavitud en el pecado. Los detalles de su muerte cumplieron las Escrituras. Él no pensó en sí mismo hasta que su misión fuera cumplida. Entonces dijo: "Tengo sed". Ellos le dieron una bebida amarga. Esto también es el cumplimiento de la Escritura (Sal 22:15; 69:21). Él dijo: "Consumado es". Murió sin remordimiento sabiendo que en su vida y muerte se había cumplido la obra que él debía hacer. Su grito es un grito de la victoria.
2. El testimonio auténtico de un testigo ocular (31-37)
El escritor de este acontecimiento era Juan, el discípulo "a quien Jesús amó". Él estaba allí. Él amó a Jesús, pero su relato no es algo emocional. Él escribió con un significado profundo. Vio cómo los eventos cumplieron las Escrituras de una manera extraordinaria. Juan escribió los detalles para que podamos creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y tengamos vida. Él dice: “ Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis (35).”

Oración: Señor, gracias por tu gran amor. La muerte de Jesús fue por mis pecados y por los del mundo.
Una Palabra: Jesús murió en nuestro lugar.

Juan 9:38-42                    
V.C. 19:40
EL ENTIERRO DE JESÚS

1. José (38)
“Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús (38).”  José de Arimatea era un miembro del concilio judío. Él creyó en Jesús secretamente por miedo a los judíos. Pero ahora se adelantó. Pidiéndole a Pilato el cuerpo de Jesús, se identificó como un seguidor de Jesús. Ya no era un creyente secreto.
2. Nicodemo (39-42)
Esta es la tercera vez que Nicodemo aparece en este evangelio (3:1-10; 7:50). Él también era un miembro del concilio. Había venido a Jesús de noche y escuchó sus palabras de “nacer de nuevo". Jesús le había dicho que el Hijo del Hombre sería levantado, y los que creían en él tendrían vida eterna (3:14,15). Él había tratado de quedar en el medio, pero sus compañeros, miembros del concilio, se enojaron con él. Él vio al Hijo del Hombre crucificado, y finalmente se adelantó para servir a Jesús con sus manos y dinero. El entierro de Jesús es importante, porque prepara el camino para la tumba vacía y la resurrección.
    
Oración: Señor, ayúdame a servirte sin miedo y a identificarme como tu discípulo ante cualquier situación.
Una Palabra: Jesús fue enterrado.
Juan 20:1-9                      
V.C. 20:2

LA TUMBA VACÍA

1. La piedra removida (1-2)
El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro. Quería perfumar el cuerpo de Jesús. No sabía cómo podría quitar la piedra pesada con la que tapó la entrada de la tumba con el sello. Cuando vio que la piedra ya había sido quitada, inmediatamente concluyó que el cuerpo había sido robado. Entonces corrió para avisar a Pedro y a Juan. La tumba vacía era la buena noticia que cambiaría al mundo, aunque ella no lo sabía.
2. Él vio y creyó (3-9)
Pedro y Juan corrieron hacia la tumba. Juan llegó primero, pero Pedro era el que osadamente entró en la tumba. El cuerpo de Jesús no estaba allí. Vio sólo los lienzos puestos allí como si el cuerpo se hubiera evaporado, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, como si se lo hubiera quitado y lo hubiera dejado. Juan vio la tumba vacía y creyó que Jesús había resucitado aunque no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. 

Oración: Señor, Gracias por la evidencia clara de la tumba vacía. Creo que Jesús resucitó de la muerte con un nuevo cuerpo resucitado. Yo también seré algún día como él.
Una Palabra: La tumba vacía-el Jesús resucitado.

Juan 20:10-18                    
V.C. 20:17

JESÚS SE APARECE A MARÍA MAGDALENA

1. Mujer, ¿por qué lloras? (10-13)
María había testificado la crucifixión. Ella estaba tan impactada y triste que no podía llorar. Pero cuando vio que el cuerpo de Jesús desapareció de la tumba, las fuentes de lágrima se abrieron. Para ella, la tumba vacía no era buena noticia, sino que era algo insoportable para ella. Ella debe haber buscado consuelo por acercarse al cuerpo de Jesús. La tristeza humana cegó sus ojos espirituales tanto, que no pudo reconocer a los ángeles ni a Jesús.

2. Yo he visto al Señor (14-18)
Cuando Jesús la llamó por su nombre, “¡María!”, ella lo reconoció. Su alegría era tan grande que quería tocarlo. Pero Jesús le dijo: “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” Así que para María no era tiempo de disfrutar, sino tiempo de misión. Jesús la envió a sus discípulos con la buena noticia de la resurrección. Pronto Jesús volvería al Padre, pero primero debía encontrarse con sus discípulos.

Oración: Señor, ayúdame a no enredarme en el pasado muerto, sino a compartir la buena noticia del Jesús resucitado con los demás.
Una Palabra: Yo he visto al Señor.

Juan 20:19-23                   
V.C. 20:21

JESÚS COMISIONA A SUS DISCÍPULOS

1. Las manos y el costado de Jesús (19-20)
Al escuchar que el cuerpo de Jesús había sido robado, los discípulos se llenaron de miedo. Ellos se juntaron en una habitación con las puertas cerradas. Pensaron que los judíos que habían matado a Jesús seguramente los perseguirían. Entonces Jesús resucitado entró, aun con las puertas cerradas, y se puso en medio. Él trajo su paz, diciéndoles: “paz a vosotros.” Ellos no podían creer que él era realmente Jesús. Por eso les mostró la evidencia: sus manos y costado heridos. "Él herido fue por nuestras rebeliones...y por su llaga fuimos nosotros curados" (Is 53:5). Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 
2. Como me envió el Padre (21-23)
Jesús había venido a plantar la fe de resurrección y la alegría verdadera en los corazones de los discípulos. También había venido a darles una misión. Él les dijo: "Como me envió el Padre, así también yo os envío". Estaba enviándolos al mundo como sus embajadores. Pero ellos no estarían solos. ¿Por qué? “Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” Es porque su Espíritu estaría con ellos y les daría la potestad de perdonar pecados en el nombre de Jesús.

Oración: Señor, creo que tú moriste y resucitaste por mis pecados. Ayúdame a vivir en el mundo como tu misionero.
Una Palabra: Jesús nos envía a amar y servir a las almas.

Juan 20:24-31                   
V.C. 20:28

JESÚS SE APARECE A TOMÁS

1. No seas incrédulo, sino creyente (24-28)
Tomás no estaba con los otros cuando Jesús les apareció, así que dudó de la resurrección de Jesús. Su duda influyó a todos los que estaban a su alrededor, porque en vez de aceptar la orden de Jesús, su don de paz y el Espíritu Santo, todavía estaban sentados temblando, con las puertas cerradas. Tener fe o no, por parte de una persona, es muy importante. Por eso Jesús los visitó de nuevo. Tomás metió su dedo en el costado de Jesús resucitado y lo adoró. Él confesó: "¡Señor mío, y Dios mío!"
2. Los que no vieron, y creyeron (29-31)
Juan escribió este evangelio con un propósito claro. Él quería que nosotros que no hemos visto sus manos y costado heridos con nuestros ojos, creamos en el testimonio de los evangelistas, y conozcamos que Dios levantó a Jesús de la muerte. Creyendo que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, aceptándolo como nuestro Señor y Salvador, tenemos vida eterna en su nombre.

Oración: Señor, tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Gracias por darme la vida. Quita de mi corazón toda clase de incredulidad.

Una Palabra:¡Señor mío, y Dios mío!  

Juan 21:1-14                     
V.C. 21:12

DESAYUNO CON JESÚS

1. Voy a pescar (1-3)
Los discípulos de Jesús fueron a Galilea. Jesús les había prometido encontrarse con ellos allí, pero cuando llegaron, no lo vieron. Recordaron el amor de Jesús y su muerte trágica, y sus propios fracasos como discípulos. La tristeza y el desánimo llenaron sus corazones. Pedro perdió dirección y se decidió a volver a su vida antigua como un pescador. Los otros lo siguieron. Pero aunque pescaron pasando toda la noche, no pescaron nada. La vida parecía un continuo fracaso. Un desánimo total se apoderó de ellos.
2. Venid, comed (4-14)
Cuando Jesús se presentó en la playa y llamó a sus discípulos, éstos no lo reconocieron. Pero cuando Jesús los ayudó a recuperarse de su fracaso mediante una gran pesca, el discípulo a quien Jesús amaba (Juan) lo reconoció y dijo a Pedro, “¡Es el Señor!” Pedro, que se había despojado de la ropa por el trabajo, se ciñó la ropa, se echó al mar y nadó hacia la orilla. Jesús allí había preparado el desayuno para ellos y los invitó diciendo: “Venid, comed.” Todas las cosas habían cambiado, pero el amor de Jesús no había cambiado. Él es el mismo ayer, hoy y siempre.

Oración: Señor, gracias por tu amor que restaura el fracaso y renueva las fuerzas.
Una Palabra: El amor de Jesús no cambia.    

Juan 21:15-25                    
V.C. 21:15

APACIENTA MIS CORDEROS

1. ¿Me amas más que éstos? (15-17 )
Esta es la primera conversación de Pedro con el Jesús resucitado después de su fracaso desdichado en la noche en que Jesús fue arrestado. Jesús hizo una pregunta a Pedro: "¿Me amas más que éstos?" Para un cristiano, amar a Jesús es todo. Amamos a Jesús porque él nos amó primero. San Agustín dijo: "Ama a Dios y haz todo lo que quieres". Si realmente amamos a Jesús, no podemos ser egocéntricos. Jesús respondió ante la confesión de amor de Pedro, dándole una misión: "Apacienta mis corderos". Si de veras amamos a Jesús, debemos amar y apacentar a sus ovejas.       

2. Sígueme (18-25)
Pedro estaba lleno de ambición humana cuando decidió seguir a Jesús. Ahora era el tiempo de una nueva decisión. Ahora, Pedro sabía el costo de seguir a Jesús. Todavía estaba comparándose a sí mismo con Juan al preguntarle al Señor: “Señor, ¿y qué de éste?” Pero la invitación de Jesús para ser discípulo es personal. Nadie puede decidir ser un discípulo de Jesús lo cual yo debo hacer. ¿Cuál es la decisión de usted?

Oración: Señor, ayúdame a seguirte hasta el fin poniendo mi mirada en ti solamente y a apacentar a tus ovejas con un amor auténtico.        

Una Palabra: Ama a Jesús y apacienta a sus ovejas.