miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sermón (Navidad) 12 - ¡Salve muy favorecida!

 “¡SALVE, MUY FAVORECIDA!”

Lucas 1:26-38
V.C.   1:30,31

1:26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
1:27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
1:28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
1:29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
1:30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
1:31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
1:32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
1:33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
1:35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
1:36 Y he aquí tu parienta Elizabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;
1:37 porque nada hay imposible para Dios.
1:38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

      Ya estamos al fin del año. El tiempo está volando. Las calles están llenas de gente que compra regalos navideños. Las vidrieras están adornadas de colores. Para los comerciantes la navidad es una oportunidad de vender más mercaderías y hacer mucha plata. Aun los cartoneros, por la noche, están muy ocupados. La entrada de las facultades y colegios también está llena de huevos, harina, kechup etc. Hoy en día la fiesta navideña se ha convertido en una fiesta secular en que muchos piensan en Papá Noel y el árbol navideño o recibir regalos, o comer turrones y tomar sidra en familia. O sea, en el centro de su vida no está Cristo. Pero en este momento apartado de todo este ambiente festivo, queremos pensar en el significado verdadero de la Navidad en base a la palabra de Dios para tener una perspectiva espiritual y para vivir una vida sincera y auténtica.

Cuando la gente no tiene una visión, no puede más que andar en oscuridad. Al ver la historia de Israel, su época espiritualmente más oscura fue la cercana a la venida del Mesías. El pueblo de Israel estaba sufriendo mucho bajo el dominio del imperio romano, no tenía esperanza alguna. Después del profeta Malquías, durante 400 años no habían habido profetas. Parecía que Dios los había abandonado. Los líderes eran incrédulos, injustos e inmorales. El pueblo era como ovejas sin pastor.

Pero aun en medio de la oscuridad, Dios estaba vivo y estaba trabajando según su plan redentor. Dios no fracasa nunca ni abandona a su pueblo. Él estaba cumpliendo su plan redentor preparando un ambiente espiritual. Antes de enviar al Mesías, el Salvador  del mundo, primero Dios envió al ángel Gabriel a Zacarías para anunciarle el nacimiento de Juan el Bautista, quien prepararía el camino del Mesías como el precursor. Al sexto mes después de este anuncio, finalmente el ángel visitó a María y le dio un mensaje maravilloso con un saludo: “!Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.”

Hoy  primero, vamos a meditar en la gracia que María recibió, luego estudiaremos veremos quién es Jesús que iba a nacer por medio de María, y por último, aprenderemos la actitud de María ante la palabra de Dios.  ¡Pido que el Espíritu Santo revele la verdad de la palabra de hoy y nos ayude a tomar una decisión de fe para vivir como siervos obedientes del Señor!

I. “Has hallado gracia delante de Dios” (26-31)
     ¿Quién era María? Era una mujer común y corriente, no tenía nada especial; era una campesina que vivía en una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, un distrito despreciado por los judíos ortodoxos, especialmente por los ciudadanos de Jerusalén (así como hoy en día sucede que los porteños menosprecian a los provincianos). Ella siendo una virgen que todavía no había conocido a varón, estando desposada con José, habría tenido el sueño dorado de casarse con él. Para ella no habría nadie que ocupara su corazón salvo José, su futuro marido. Para las solteras de aquella época, su mayor sueño era casarse con el varón a quien amaban y formar con él un dulce hogar. Supongo que también es el sueño de todas las solteras de hoy.

De todas maneras, María estaba preparando su boda queriendo que nadie la interrumpiera. Pero ¿qué le sucedió? Un día cuando ella estaba sola en su cuarto, un ángel  entró y le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.” Cuando ella lo vio, se turbó por sus palabras y pensaba qué salutación sería esta. Hasta entonces el corazón de María estaba lleno de sueños, esperanzas y paz. Pero ante la aparición del ángel y su palabra, una ola de inquietud empezó a levantarse en su corazón. Sin embargo ella no reaccionó con incredulidad, así como le pasó a Zacarías ante la noticia del nacimiento de Juan el Bautista, sino que se calló pensando qué significaría esa salutación. Podemos ver que María era una mujer prudente, porque pensó antes de hablar o actuar. Si nos comportáramos así como María, muchos problemas se solucionarían sin generar mayores conflictos. 

Entonces el ángel le tranquilizó, diciendo: “María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.” Cuando el ángel la llamó por su nombre María, ella estaría maravillada del conocimiento sobrenatural de aquel visitante. “¡Cómo me conoce!” Lo más sorprendente era la palabra siguiente: “Tú has hallado gracia delante de Dios.” La palabra “gracia” significa favor que uno recibe sin estar obligado a dar algo a cambio. O sea, María era inmerecida para recibir la gracia de Dios.

Nosotros siendo criaturas débiles, de hecho no podemos vivir sin la gracia de Dios. La naturaleza está llena de la gracia de Dios. Todos seres vivientes disfrutan de la vida porque el Señor cuida de este planeta con todo poder y amor, haciendo salir el sol, envía lluvia. Tanto los cristianos como no cristianos todos gozan de esta gracia general de Dios. En cambio en el mundo no hay gracia, mas bien está la ley de recibir y dar. O sea en el mundo no existe el regalo sin esperar algo a cambio. Pero la gracia de Dios sobrepasa todo el legalismo de los hombres. Dios es amor. Él está dispuesto a darnos todo. ¡Qué grande es la misericordia de Dios! ¡Le demos gracias a Dios por su misericordia!

Además de esta gracia general, la gracia especial es que uno se salva por la fe en Cristo Jesús y nacer como la familia de Cristo. Esta gracia es dada a todos aquellos que creen en el nombre de Jesucristo y lo reciben en sus corazones como su Salvador y Rey. Esta es la palabra de fe que predicamos: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Ro 10:9,10).” Los que experimentan la gracia de Dios se convierten en seres llenos de gracia. Y no puede menos que alabar a Dios cantando: “No sé por qué la gracia del Señor me hizo conocer ni sé porque su salvación me dio y salvo soy por él.”

Una gracia más sorprendente, además de esta gracia salvadora es la gracia de la elección de Dios, la cual es muy especial y personal, que acompaña la misión especial. La gracia sin misión es una gracia barata. Por eso el apóstol Pablo en la carta a los romanos dice: “y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre (Ro 1:5).”

Miren ¿qué gracia recibió María concretamente? El ángel le dijo: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS (31).” Recibió la gracia de ser la elegida como la madre de Jesús, el Mesías. Siendo una simple campesina, ser elegida así sería una gracia admirable. Ella fue elegida para ser la madre del Mesías. Su nombre todavía es recuerdo tanto por los cristianos como por los no cristianos. Por eso cada vez que se festeja la navidad, el nombre María es muy nombrado.

Aquí pensemos un poco sobre la elección de Dios, la cual sobrepasa nuestro entendimiento. Al hablar acerca de la elección de Dios, no podemos menos que mencionar la vida de Abraham. Cuando éste vivía en Ur de Caldea, una ciudad de idolatría, Jehová le había dicho: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Gn 12:1-3). Cuando Abraham fue llamado, tenía 75 años de edad, y su esposa era estéril, así que no tenía alguna esperaza humana. Pero Dios lo eligió para ser padre de mucha gente, y para usarlo como el canal de la bendición. Así es la elección de Dios.

Dios nos eligió, no porque lo merezcamos sino porque él es misericordioso para con nosotros. Por eso el simple hecho de haber sido elegidos, es una gracia. Sí, Dios nos eligió para que seamos pescadores de hombres, para que pasemos de la vida vana y sin dirección a una vida significante y abundante con una dirección clara para glorificar a Dios haciendo su voluntad. En la elección de Dios vemos su esperanza puesta en nosotros. Él quiere que seamos bendición para otros. En la vida cristiana un gran título de oración es alumbrar los ojos de nuestro entendimiento para que sepamos cuál es la esperanza a que Dios nos ha llamado y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos (Ef 1:18).

Una cosa que debemos notar es que María había hallado gracia delante de Dios. Esto quiere decir que, la gracia que recibió María era diferente de la gracia general que se habla en el mundo. La gracia que María recibió fue ser usada como la madre del Mesías. Esta gracia llegó a María cuando ésta todavía era virgen; estando en esta situación, quedar encinta era algo indignante. Muchos la malentenderían, hasta su propio prometido José, y la podría acusar ante el tribunal por cometer adulterio. Por lo tanto, ella debía sobrellevar todas estas cosas para poder ser la madre del Mesías.

      Así es el carácter de la gracia de la elección de Dios: nos puede llevar a una vida extraordinaria, no común. Al pensar en la vida de María humanamente, no fue tan bendita; Debía sufrir y preocuparse por su hijo a lo largo de su vida. El dolor más grande que ella sufrió fue cuando su hijo fue crucificado. Ante esta situación, sintió como si una espada penetrara su corazón. La gracia de Dios viene acompañada de  dolor y sufrimiento. Ser elegido por Dios o ser usado por él es la gracia admirable de Dios. Si bien hay muchos que quieren ser usados por Dios grandemente, la realidad es que son pocos los que quieren sufrir por esto.

Hoy en día, aun en el cristianismo,  hay una tendencia de buscar la comodidad y la prosperidad sin padecer sufrimientos. Hay muchos padres cristianos que le aconsejan a sus hijos que crean pero que no sean tan fanáticos. Hasta piensan que el parámetro de la fe es el éxito social. Cuando fui a Corea pude sentir esta realidad de medir el valor de una persona según lo que tiene. Mis amigos de la primaria, casi todos son más ricos que yo. Un amigo me dijo que si yo hubiera estado en Corea, sería más rico que ellos mismos. Sí, así es, en aquel entonces delante de mí me estaban esperando muchos éxitos humanos, como por ejemplo: la herencia de mis padres, la educación más elevada, el cargo más alto en la empresa; pero no me arrepiento de dejarlos por la misión. La gente del mundo no me entiende, pero Dios sí.

De verdad, me siento bendecido en gran manera. Ser elegido por Dios como su siervo es la gracia admirable. No sólo yo sino también todos los misioneros son bendecidos por Dios porque dejaron sus privilegios humanos para seguir la voluntad de Dios. Sí hemos hallado gracia delante de Dios. Le doy gracias a Dios por nuestros hijos que siguen nuestros pasos luchando contra la escala de valores del mundo. Gracias doy a Dios también por nuestros hermanos que imitan los pasos de los misioneros y llevan la gracia de Dios no contaminados por los pecados del mundo.

II. “Su reino no tendrá fin” (32,33)
El ángel sabía que para María el conocimiento del Hijo que ella había de engendrar, la ayudaría a llevar la gracia de Dios venciendo cualquier sufrimiento. Entonces ¿quién es Jesús que iba a nacer por medio de María? Leamos juntos los versículos 32 y 33. “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” Jesús es la grandeza misma, mientras que Juan el Bautista era grande delante de Dios. Jesús es el Hijo del Altísimo, asumirá el trono de David y su reino no tendrá fin; es el príncipe de paz, vino al mundo para establecer el reino de Dios en cada corazón que se arrepiente. Jesús, estableció su reino a través de su muerte en la cruz por el pecado del mundo y por su resurrección venciendo el poder de la muerte. Él reina con paz y amor en los corazones de los que lo reciben como su Salvador y Rey.

El anuncio del ángel acerca del reino de Jesús, se refiere también al reino venidero, que va a establecerse con la segunda venida de Jesús. Nuestra viva esperanza está en su segunda venida. Nosotros  sabemos que los reinos del mundo tienen su fin, la historia del mundo lo testifica claramente. Los reinos del mundo se levantan y se caen sucesivamente, uno atrás de otro. No hay reinos eternos en el mundo. En nuestra época también lo experimentamos: ya desapareció Unión Soviética, que era uno de los dos países más poderosos del mundo; también en el caso de los Estados Unidos, su poder ya no es como antes, está debilitándose cada vez más.

Por lo tanto los reinos terrenales no son nuestra esperanza. Aunque ellos prometen la prosperidad y la paz, sabemos que no la pueden cumplir. Por lo tanto los que ponen su esperanza en ellos, se van a desilusionar en cualquier momento. La esperanza de los cristianos está en el reino de Cristo, que es eterno. Cuando él venga de nuevo seremos llevados a su reino y reinaremos con él para siempre en gloria. 

Nosotros hemos sido llamados y elegidos para ser testigos de Jesús. La gran comisión del Señor dada a nosotros es ir y hacer discípulos a todas las naciones. De esta manera extenderemos el reino de Dios hasta lo último de la tierra. Los títulos de la oración de nuestra iglesia son bíblicos: Hacer discípulos de Jesús por medio del estudio bíblico. Así como los cristianos primitivos de la iglesia de Jerusalén se reunían y oraban unánimes en base a la promesa del Señor, así también nosotros procuremos reunirnos y oremos juntos para hacer un vaso del Espíritu Santo. Para esta Navidad, estamos teniendo la reunión de oración con el propósito de que el Espíritu Santo trabaje y renueve nuestros corazones y el de las nuevas almas invitadas también.

III. “He aquí la sierva del Señor”  (34-38)
Al escuchar el mensaje de Dios transmitido por el ángel, ¿cómo reaccionó María? “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón (34).” Claro, ella era virgen, o sea no había tenido ninguna relación sexual con algún varón. Entonces ¿cómo podría tener hijo? Humanamente imposible. Por eso ella le preguntó revelando francamente su propio pensamiento. Ante su pregunta, el ángel le reveló la obra más maravillosa del Espíritu Santo. El versículo 35 dice: “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” La obra del Espíritu Santo va más allá de nuestro entendimiento. El Espíritu Santo hace que lo imposible se haga posible. Los milagros que están escritos en la Biblia son resultados de la obra del Espíritu Santo.

Para María no era fácil aceptar la palabra de Dios por la fe, así que el ángel la ayudó a tener fe en Dios dándole el ejemplo del caso de Elizabet quien había concebido hijo en su vejez. “Y he aquí tu parienta Elizabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril (36).” Como conclusión le dijo: “porque nada hay imposible para Dios.” Todo es posible para el que cree.

Esta obra a la que servimos es la obra de Dios, es decir, Dios es quien trabaja por el Espíritu Santo usándonos como sus instrumentos. Para que el poder de Dios sea revelado es necesario que dejemos que el Espíritu Santo nos use como su canal. Muchas veces nosotros mismos somos impedimento del Espíritu Santo por causa de nuestra incredulidad o por nuestro orgullo. Reconozco que en mí no hay poder. Yo no puedo cambiar a nadie. Sin milagro de Dios el corazón duro del hombre no se puede cambiar. Cambiar el corazón del hombre es la obra más difícil, entre todas las cosas difíciles que puedan existir. Por lo tanto, al ver la vida cambiada de una persona no puedo menos que reconocer la obra maravillosa del Espíritu Santo. Los que reconocen su limitación humana oran dependiendo de Dios para que el Espíritu Santo trabaje y use su vida como el canal del poder de Dios. “Haz lo que quieras de mí, Señor; Tú el Alfarero, yo el barro soy; Dócil y humilde anhelo ser; Pues tu deseo es mi querer.”

Veamos la reacción final de María quien estaba convencida totalmente por la obra del Espíritu Santo. Leamos juntos el versículo 38. “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” Aquí ella se identificó como la sierva del Señor, una actitud humilde ante la palabra de Dios. Sí, una sierva no tiene ningún derecho de resistir contra la voluntad del dueño. María aceptó la palabra de Dios de corazón con humildad y de buena gana. Aunque la gracia de Dios está ofrecida a todo el mundo, esa gracia se efectuará sólo cuando la aceptamos con Amén.

Hoy en día estamos viviendo en una época rebelde, de caos espiritual, así como lo fue en la época de Jueces. “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía (Ju 21:25).” Todos quieren ser su propio ser, no queriendo estar sometidos a nadie. Aun en las iglesias de Cristo hay pocos que tienen una actitud de siervo humilde y sumiso, que viven como discípulos de Jesús, que se niegan a sí mismo, llevan su cruz cada día y lo siguen para llevar la misión.

Pero gracias a Dios hay muchas Marías en nuestra época. Gracias a Dios por nuestros hermanos y hermanas que tiene la actitud humilde y obediente como la de María. Cada vez que tenemos actividades especiales, ellos hacen el ambiente espiritual en obediencia al Señor llevando cada uno su cargo. Dios se agrada de ellos. ¡Qué Dios los bendiga! No hay otra cosa más importante que recibir a Jesús como Rey y Salvador quien nos gobierna con amor y paz. No hay otra bendición o gracia más grande que ser elegidos por Dios y ser usados en su obra redentora. Somos siervos benditos de Dios. ¡La gracia del Señor sea sobre nosotros desde ahora y para siempre! “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra (38).”