sábado, 18 de noviembre de 2017

Sermón 30- La autoridad

Mensaje Dominical 17 de Septiembre 2017 LA AUTORIDAD Números 12:1 10 (V.C. 3) 12:1 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. 12:2 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. 12:3 Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. 12:4 Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. 12:5 Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. 12:6 Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. 12:7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. 12:8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? 12:9 Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. 12:10 Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa. Los israelitas se prepararon como un ejército de Dios y emprendieron la marcha hacia la tierra prometida. Parecía que les esperaría un futuro glorioso y sin problemas, así que con gran expectativa salieron del desierto de Sinaí imaginando que llegarían pronto a la tierra prometida. Sin embargo, después de no mucho tiempo ellos empezaron a quejarse porque el camino era duro, por lo que Dios les envío el fuego. Además, se quejaron del maná, la comida del cielo, pidiendo la carne. Ellos fueron influenciados fácilmente por las palabras negativas de los otros (especialmente por aquella gente extranjera que se mezcló con los israelitas) y cayeron en quejas y codicia. Ahora llegando al capítulo 12, encontramos otro problema. Es decir, encontramos aquí un conflicto sobre quién tiene más autoridad. Hoy trataremos esto que es un tema muy delicado, así que le suplico que el Señor nos dé humildad y sabiduría para que recibamos la dirección y el consejo de Dios en cuanto a la autoridad. El mensaje de hoy se desarrollará en el siguiente orden: primero veremos los celos de María y Aarón hacia Moisés, segundo, la actitud de Moisés ante ellos, por último, veremos cómo Dios trata este asunto. I. Los celos de María y Aarón hacia Moisés (1,2) Miren el versículo 1: "María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita." En esta parte entran en escena tres personajes que pertenecen al grupo de “las cabezas” del pueblo de Israel, en este orden: María, Aarón y Moisés, que eran hermanos. En este orden ya vemos problemas. Este orden no es según el orden espiritual establecido por Dios sino según el orden humano, o sea, según el orden de nacimiento. Aquí parece que María es instigadora y Aarón partícipe pasivo. ¿Y cuál fue la razón concreta para el conflicto? Se trata del matrimonio de Moisés. En el versículo 1 se dice dos veces que Moisés había tomado para sí una mujer cusita. No sabemos si su esposa Séfora ya había fallecido y se casó con otra mujer o Cusita era la misma Séfora. De todas maneras, la esposa de Moisés no era una israelita sino una extranjera. Seguro que María no estaba contenta con su cuñada cusita y extranjera. María y Aarón no están de acuerdo con este matrimonio de Moisés. María le habría dicho a Moisés así: “Moisés, mejor no te cases con esta mujer. Ella no pertenece al pueblo del pacto, no es israelita. Y tú ya tienes más de ochenta años… No estoy de acuerdo; prefiero que ella no sea mi cuñada”. Y Aarón es de la misma opinión. Aunque no habla como su hermana, también le reprocha a Moisés a través de una actitud pasiva, una actitud de consentimiento. Ésta era la causa de su crítica contra Moisés, pero esto no es más que una causa superficial. El problema real radicaba en lo más profundo. Miren el versículo 2a en que se nota la verdadera razón de su crítica contra Moisés. "Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?" Estas palabras expresan oposición y envidia a causa de la posición única de Moisés. Hay algo de competencia. La cuestión de María y Aarón es: "¿acaso únicamente Moisés es mensajero de Dios? ¿Es él el único canal para la revelación de Dios? ¿Tiene él el monopolio de la profecía, y debemos escucharle exclusivamente a él? ¿Acaso somos nosotros menos que él?" Hablando humanamente, es verdad lo que ellos piensan y dicen. María tenía mucha razón de exigir su derecho ante Moisés. Cuando ella era adolescente, cuidó de Moisés hasta ser colocado en una arquilla de juncos en un carrizal a la orilla del río (Ex 2:3,4). Ella podría murmurar en su corazón así: "Bueno, Moisés ¿quién te cree que eres? Aun me acuerdo del tiempo cuando tú eras sólo un pequeño bebé en la cesta y yo te cuidaba. Si yo no te hubiera protegido, ¿dónde estarías ahora?" Luego, muchos años más tarde, después de la salida de Egipto y de la cruzada de los israelitas por el Mar Rojo, María había cantado, alabando a Dios. Y todas las mujeres que habían salido en pos de ella con panderos y danzas, juntas cantaban: “Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete”(Ex 15:21). Ésta es María, profetisa, cantante y actriz. Aarón también tendría razón de oponerse a Moisés. Él era el único hermano de Moisés, y era tres años mayor que éste. Él también es llamado “profeta”(Ex 7:1). Y acompañó a Moisés ante el Faraón, porque podía hablar mejor que su hermano. Aarón estaba relacionado con el santuario y el tabernáculo. Tenía una tarea importante en el ministerio de la reconciliación siendo el sumo sacerdote. También podía poner la bendición sobre los hijos de Israel, como se dice en Números 6:24-26 “Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. Ésta es una bendición sacerdotal. Éstos son privilegios muy grandes. Es por esto que María y Aarón dicen: “No solamente por Moisés, sino también por nosotros habla Dios”. María y Aarón no aceptan la posición de Moisés, sino que se oponen a su autoridad. Su oposición también es oposición contra Dios, porque es Dios quien ha le ha dado esta autoridad a Moisés. En la actualidad ocurre lo mismo. Muchas veces hay oposición y envidia. Juan Calvino dice que en el corazón de casi todas las personas hay ambición: ¡queremos gobernar! Hoy en día hay por todas partes revolución, egoísmo, rechazo de autoridad y de poder. Vivimos en una época de rebelión en todo sentido. Todos contra todos. Y muy en el fondo hay oposición contra Dios. Casi nadie se conforma con ser únicamente servidor o siervo, sino que quiere dominar queriendo ser servidos por los otros como aquellos discípulos de Jesús, Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que se le acercaron a Jesús, diciendo: "Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos... Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda (Mr 10:35-37). Entonces, ¿qué actitud Dios quiere que tengamos sobre la autoridad? Como Jesucristo es la autoridad máxima y máximo maestro, la iglesia entera, incluyendo al "líder", debe obedecer al Señor poniendo en práctica lo que él nos enseña y manda. Uno de sus mandamientos más grandes es esto: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Jn 13:34,35). Todos tenemos que "someternos unos a otros", "confesarnos unos a otros nuestros pecados". Es impresionante la cantidad de veces que el Nuevo Testamento dice "unos a otros". Por eso, el que le da órdenes a un creyente debe estar también bajo autoridad. Todos somos responsables. Uno es responsable del otro. Yo debo corregir con amor a un hermano, pero él también debe corregirme a mí con amor cuando yo estoy equivocado. Todos tenemos que tener a alguien que pueda corregirnos o reprendernos cuando hacemos mal, de otra manera somos dictadores y tiranos como Kim de Corea del Norte, o hipócritas como los fariseos, que ponían cargas sobre los demás porque ellos no tocaban a nadie ni siquiera con un palito. Gracias a Dios porque tengo a una colaboradora que me aconseja y me corrige con amor, cada tanto. El problema que tenemos en la iglesia es que queremos tener autoridad y seguir siendo independientes a la vez. Es imposible. No se puede ser independiente y a la vez tener autoridad. Si quiere estar más arriba que otros, primero que nada tiene que estar usted bajo autoridad (Juan Carlos Ortiz). II. La Mansedumbre de Moisés (3) Entonces, ¿cómo reacciona Moisés ante ellos? ¿Se opone fuertemente contra María y Aarón, diciéndoles: "¿por qué atacáis mi posición?" No, nada. Moisés está callado. ¡Qué interesante es que en vez de hablar algo contra ellos, se describe a sí mismo así. Miren el versículo 3. "Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra." Este es el testimonio de Moisés sobre sí mismo por la inspiración del Espíritu Santo. Aquí la palabra "manso" no es tanto algo del carácter del hombre, sino una actitud de fe. En el pasado Moisés era un hombre poderoso de auto confianza. Él fue adoptado como hijo de la hija de Faraón y fue educado en el palacio. Cuando creció y salió a ver a sus paisanos que sufrían como esclavos, tuvo compasión de ellos y quería salvarlos usando su propia capacidad, pero fracasó al matar a un egipcio. Al descubrirse ese hecho ante el Faraón, él huyó al desierto donde durante cuarenta años fue disciplinado siendo pastor de las ovejas de su suegro. Con el paso de los años aprendió a ser manso y a entregar las cosas en las manos de Dios. Él desarrolló esa cualidad como resultado de los 40 años que pasó, en la dura escuela del desierto de Madián. Como le había sucedido a Moisés, Dios nos disciplina a través de varias situaciones adversas. Uno de los campos de la disciplina de Dios para los cristianos es la iglesia donde hay todo tipo de creyente. La iglesia es un buen instrumento que es usado para que seamos mansos. Es muy bueno que haya en la iglesia todo tipo de personas. Nuestro carácter agudo y fuerte se moldea a través de chocar unos con otros. Los hermanos que evitan esto no pueden alcanzar la mansedumbre. Se puede decir que la iglesia es la escuela donde los cristianos son disciplinados para ser mansos a través de las actividades de la comunidad cristiana como grupos celulares, reunión de oración, el culto y la convivencia donde hay toda clase de cristianos. Miren ahora ¿cómo reacciona Moisés, un hombre manso, ante la oposición de sus hermanos? Moisés no se defiende a sí mismo, porque sabe que el Señor defenderá su causa, tanto su matrimonio con la cusita, como su posición como líder del pueblo. Así que recordemos que ante Dios, la mansedumbre no es debilidad, sino que ella consiste en obediencia a Dios y sumisión a su voluntad. La mansedumbre significa "fuerza bajo control." Imagínense un caballo salvaje que ha sido domado. Ese caballo todavía tiene el mismo poder de cuando era salvaje, pero ahora el poder ha sido controlado para el uso del dueño. Aquí, Moisés sirve como ejemplo porque él no usó su autoridad para amenazar a sus rivales, sino que dependió completamente de Dios para que lo reivindicara. Sólo dos personas en la Biblia fueron llamados mansos, Jesús y Moisés. Ninguno de los dos era débil o cobarde. Eran hombres de fuerte convicción. Nuestro Señor Jesucristo dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas." Ésta es una lección para nosotros: entregar todas las cosas en las manos de Dios. Romanos 12:19 dice: “No os venguéis vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Es bueno que el cuerpo esté sujeto a la mente, y que la mente tenga profundamente grabado el reconocimiento permanente de la autoridad de Dios. Para hallarnos en este maravilloso estado, debemos entregarnos al Señor. Para los mansos, el Señor dice: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad (Mt 5:5).” III. Dios es el que juzga (4-10) Leamos el versículos 4. "Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres." Dios actuó decisivamente para resolver el problema y los convocó de inmediato. Ahora veamos el versículo 5. "Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo," y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos." Cuando Moisés, Aarón y María se reunieron en el tabernáculo, el Señor apareció en la nube de su presencia. Sin embargo, en el hecho de que reveló su presencia sólo en la nube, había ya una indicación de juicio. Además, el Señor se presentó a la entrada del tabernáculo de reunión. Es decir, María no podía entrar al tabernáculo ni menos al lugar santo del tabernáculo, mucho menos al lugar santísimo, donde Dios hablaba normalmente con Moisés. Dios se reunió con ellos afuera del tabernáculo de reunión. No se necesitaban testigos. El Señor sabía cada palabra que se había hablado. De inmediato se dirigió a Aarón y María. O sea, Dios llama especialmente a Aarón y María, sin Moisés, y les pide rendición de cuentas. El Señor quiere hablar con ellos de una forma muy seria. Y les explica la diferencia entre “profetas comunes” y Moisés, el profeta especial. (i) Dios elogia a Moisés (6-8) Entonces Dios les dijo. Miren los versículos 6 a 8 que dicen así: "Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?"A los profetas Dios se les aparece en visiones y sueños. Pero el caso de Moisés es muy diferente porque, en comparación con otros profetas, ocupa una posición muy alta. Moisés era un varón muy privilegiado. Los versículos 7 y 8 mencionan la posición especial de Moisés: El Señor dice: "No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa". Moisés es fiel en toda la casa de Dios. “Fiel” se usa acá en el sentido de: estando en comunión íntima con Dios. También dice: "Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras". Dios habla con él cara a cara. Había un contacto directo, como se conversa con un amigo. La revelación de Jehová a Moisés es algo único. Es directa e inmediata; Dios se revela a los profetas de manera indirecta por figuras, visiones y sueños, los cuales tenían algo misterioso, necesitaban más explicación. Pero el Señor afirma que la condición de Moisés es aun superior a la de los profetas. Además el Señor dice: "y verá la apariencia de Jehová". Moisés ve la apariencia de Jehová. Porque un día Moisés había dicho: “Te ruego que me muestres tu gloria”(Ex 33:18). Y la respuesta fue: “Verás mis espaldas, mas no se verá mi rostro” (Ex 33:23b). ¡Miren bien! Moisés es llamado acá “mi siervo Moisés” dos veces (en el comienzo y en el último). Y un “siervo” es totalmente consagrado a su Señor. Así es Moisés: está completamente al servicio del Señor. Así defiende el Señor a Moisés y lo elogia. Explica a Aarón y a María que Moisés es muy privilegiado, especialmente por el contacto directo que tiene con él. ¡Moisés es un profeta único! Nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés (Dt 34:10) hasta la venida de Jesucristo, el Verbo encarnado. Además, el autor de Hebreos cita Números 12:7, señalando a Moisés como un siervo fiel en toda la casa de Dios (He 3:5,6). Así defiende Dios a Moisés, Dios es su abogado. Moisés calla, y Dios habla a favor de él. Este Moisés es la figura de Cristo. ¿Y quién conocía más la comunión íntima y profunda con Dios que Cristo? Cara a cara hablaba el Padre con él. Jesús veía la apariencia de Dios, porque era de la misma naturaleza que el Padre. Por eso Cristo es más que Moisés. De él dice Dios: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”(Mt 3:17). Apóstol Juan también proclama conmovido diciendo: "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer"(Jn 1:18). (ii) Dios castiga a María (9-10) Ahora leamos los versículos 9 y 10. "Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa." En versículo 8b, Dios dice: “¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?”. Y en versículo 9 dice: “Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos”. Es algo muy serio y grave: ¡la ira de Dios! ¡Contra esta ira nadie puede mantenerse! Solamente Cristo podía llevar esta ira en la cruz. Y luego leemos: “Y se fue”, versículo 9b. ¡Esto es lo peor, que Dios se despida! “Y la nube se apartó del tabernáculo”, dice versículo 10. La señal de la presencia de Dios se aparta, ¡dejando únicamente un vacío enorme! El resultado es que María queda leprosa. “Y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa”. La lepra era una enfermedad muy grave de la piel: por todas partes aparecían manchas blancas sobre el cuerpo. La persona afectada perdía el tacto, se quemaba o se le rompían los miembros. La lepra podía ser una enfermedad mortal. A través de la penitencia de María, aprendemos que tenemos motivos para temer de decir o hacer algo contra los siervos de Dios. Esta es la palabra de Dios: "De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios se resiste; y los que se resisten, acarrean condenación para sí mismos" (Ro 13:2). Ahora concluyo el mensaje de hoy citando la palabra del apóstol Pedro: "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" (1 Pe 5:5,6). ¡Alabemos a Dios que nos está disciplinando en su soberanía para que seamos sus siervos mansos y humildes que revelan su gloria!

jueves, 8 de junio de 2017

Sermón 29- Dos columnas de la vida cristiana

DOS COLUMNAS DE LA VIDA CRISTIANA Romanos 12:1-2 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Hoy, la palabra que quiero compartir con ustedes es Romanos 12:1-2. El apóstol Pablo, al escribir la carta a los cristianos en Roma, la dividió en dos partes; es decir, la primera parte (Ro 1-11) es la doctrina cristiana cuyo principal lema es: “el justo por la fe vivirá.” Esta palabra es la que cambió a San Agustín, Martín Lutero y muchos héroes de fe. La segunda parte (Ro 12-16) es la vida práctica cristiana. La palabra de hoy es la entrada a la misma. Son dos versículos, que contienen muchas riquezas espirituales que nos ayudarían a vivir la vida fructífera y agradable. Estos dos versículos son las dos columnas de la vida cristiana: una es la vida en relación con Dios; y la otra, es la vida en relación con el mundo. En la primera, se muestra la adoración, es decir, el acto del culto, este es el mayor propósito de la vida cristiana. Y luego, en la segunda parte, veremos nuestra relación con el mundo que se muestra en la vida transformada e influyente con la cual podemos llevar una vida triunfante dando buena influencia al mundo y glorificando a Dios. I. La vida en relación con Dios (1) Miren el versículo 1: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”Miren la actitud de Pablo al decirles "os ruego" no como autoritario sino como un siervo de todos, ¡qué humilde es él!. Su humildad se originó de haber experimentado las misericordias de Dios para con su vida personal. Por lo tanto, a continuación, dice así: "por las misericordias de Dios". Esta frase resume la primera parte del libro de Romanos. Toda la humanidad está bajo el justo juicio de Dios siendo nosotros pecadores. Nadie es justo delante de Dios. La justificación se obtiene por la fe, basada solamente en el sacrificio substitutivo de Cristo. Mejor dicho, por las misericordias de Dios somos salvos en Cristo Jesús. Aun cuando éramos pecadores Cristo murió por nosotros. Si sabemos cuán grande es la misericordia de Dios, de nuestra parte ¿cuál sería nuestra reacción? Esta es la respuesta de Pablo: "es presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios." Es decir, llevar una vida de dedicación total a Dios y de compromiso con todo el corazón. Este es el culto racional; es presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Esta declaración era impactante y revolucionaria para los cristianos de aquella época, y así también lo es para los cristianos de hoy. En aquella época, la cultura griega daba mucha influencia a la comunidad cristiana. Su filosofía era:"despreciar el cuerpo y sobreestimar el alma; y la salvación se obtenía cuando el espíritu se apartaba del cuerpo." Por esta influencia de la cultura griega, la inmoralidad sexual era notoria aun en las iglesias. Un ejemplo es la iglesia de Corinto, en donde había todo tipo de pecados como la idolatría, la competencia, la inmoralidad etc. Había aun un creyente que había cometido incesto con su madrastra, por lo que Pablo se había entristecido mucho y por consiguiente esto lo motivó a escribir la primera carta a los corintios. Entonces, ¿qué dice la Biblia sobre nuestro cuerpo? El cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el lugar donde habita el Espíritu Santo; el instrumento mediante el cual él trabaja. Dios, al resucitar a Cristo corporalmente, nos garantizó la resurrección de nuestro cuerpo. Nuestra salvación es entera y perfecta, no es sólo la salvación del alma y del espíritu sino también del cuerpo. Este cuerpo que tenemos es precioso. Por lo tanto el apóstol Pablo nos ruega que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Para entender mejor esta palabra, es necesario saber el sistema de sacrificio que se practicaba en el Antiguo Testamento. A los judíos se les había prohibido que ofrecieran en sacrificio un animal que fuera cojo o ciego, o que tuviera alguna deformidad (Lv 1: 3). Cada ofrenda era examinada cuidadosamente, y si se descubría en ella cualquier defecto, el animal era rechazado. Los cristianos también deben presentar su cuerpo en la mejor condición posible. Todas sus facultades y capacidades deben ser conservadas en pureza y santidad, pues de lo contrario la consagración del cristiano no puede ser aceptable delante de Dios. Dios desea nuestra completa devoción. El cristiano cumple con un acto de culto verdadero al ofrecer a Dios un cuerpo santo y sano, junto con una mente consagrada y un corazón dedicado, porque al proceder así sometemos todo lo que hay en nosotros a la voluntad de Dios y así se abre el camino de la plena restauración de la imagen de Dios. Conservar las facultades físicas en la mejor condición posible es un acto del culto verdadero. Un buen ejemplo sería el caso de Daniel y sus tres amigos que decidieron no contaminarse con la comida del rey. Daniel 1:7 dice: “Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.” Ellos presentaron su cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Entonces a estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Su vida pura y su notable desarrollo físico, mental y espiritual es una demostración de lo que Dios hará por aquellos que se entregan a él y procuran realizar los propósitos divinos. Por lo tanto, es esencial que las facultades físicas sean conservadas en su óptimo estado de salud y con el mejor vigor posible. Cualquier práctica dañina o complacencia egoísta que disminuya la fortaleza física, dificulta el desarrollo mental y espiritual. Si uno sabe que el cuerpo es el templo de Dios, es lógico guardarlo bien para la gloria de Dios. En este momento, examínese cada uno si está haciendo el verdadero culto presentando su cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Si todavía no se ha librado de alguna costumbre mala, es necesario tomar una decisión de dejarla para que sea un verdadero adorador suplicándole a Dios en el Espíritu Santo. Cuando Pablo habla sobre el sacrificio vivo, esto también significa rendirle culto a Dios con sacrificio de tiempo y de cosas materiales. Si uno es un verdadero adorador de Dios, no podría faltar al culto dominical, ni siquiera llegar tarde. La mala costumbre que se ha practicado muchos años no cambia fácilmente. Sin sacrificio y lucha, no puede ser un verdadero adorador de Dios. Además de guardar el día del Señor, también es necesario venir al culto con ofrendas preparativas. Ustedes recordarán aquella palabra del Rey David que dijo a Arauna: "No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada." (2S 24:24a) El culto verdadero debe acompañar algún sacrificio material, o sea, debe traerle a Dios una ofrenda de sacrificio como expresión de agradecimiento. Participar en el culto con las manos vacías no es un culto verdadero. Dios se agrada de los que preparan de antemano la ofrenda con sacrificioy con un corazón agradecido. Él se agrada del dador voluntario. Así como dice la palabra, donde está nuestro tesoro, allí también está nuestro corazón. Con qué actitud preparamos ofrendas y la damos a Dios es el parámetro de la cualidad de nuestra adoración. II. La vida en relación con el mundo (2) A veces viviendo en un mundo complicado y pecaminoso, quisiéramos apartarnos del mundo y llevar una vida tranquila (eremítica). Pero el cristianismo no es una religión ascética ni ermitaña como el budismo o el hinduísmo, sino luz en el mundo. Pero la realidad es que aunque los cristianos son salvos por la gracia de Dios, todavía no se han despojado totalmente de su viejo hombre que es pecaminoso y débil. Por eso Jesús oró al Padre por los discípulos diciendo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.”(Jn 17:15-19) Entonces una gran pregunta de los cristianos es ésta: ¿Cómo vivir en un mundo lleno de tentaciones y pecados? Leamos el versículo 2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Pablo, con un amor entrañable, comenzó su consejo con un ruego en el versículo 1 y ahora en el versículo 2 su ruego se convierte en una orden. Aquí hay dos cosas que debemos cumplir. Una es negativa (no hacer); la otra es positiva (hacer). (i) No conformarse a este siglo (2a) Pablo ordena diciendo: “no os conforméis a este siglo”. Aquí la frase “este siglo” se refiere a este mundo, un sistema sin Dios. 1 Juan 2:15-17 dicen, “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” Amar al mundo es ser amigo del mundo, es ser enemigo de Dios. Nosotros no podemos servir a dos amos a la vez, así como un esposo no puede amar a dos esposas. Los cristianos deben tener una actitud clara y decidida hacia el sistema de valor del mundo y saber decir: “No.” Aunque hoy en día no nos enfrentamos a las persecuciones visibles que los cristianos primitivos padecieron, al abrirse nuestros ojos espirituales, vemos la realidad, como un campo de batalla entre el bien y el mal. La estrategia del diablo es muy sutil. Está fomentando un ambiente de relativismo, materialismo, sensualismo y libertinaje. La gente se insensibiliza ante este ambiente. No tienen discernimiento espiritual. Tanta gente está cayendo en la trampa del diablo sin darse cuenta. La gente de hoy se puede comparar a los peces que están nadando en las aguas tibias de una olla grande. Pero el problema es que la temperatura del agua aumenta poco a poco hasta que finalmente los peces mueren. Especialmente para los jóvenes de hoy los placeres que el mundo ofrece son muy atractivos. Con sólo un clic del mouse, o tocar la pantalla del smartphone con un dedo pueden ver cualquier escena. Un gran problema de los jóvenes de hoy es que le dedican demasiado tiempo a los aparatos electrónicos, jugando, chateando y viendo videos. De hecho, este no es sólo un problema de los jóvenes sino también de los adultos porque suelo escuchar que hay muchos que se pasan la noche mirando novelas. Sí, hay buenas novelas educativas. Pero hay que saber esto: “lo bueno es el peor enemigo de lo mejor.” Si estas cosas nos quitan el tiempo con Dios, son enemigos. Para muchos ahora es tiempo de orientar la dirección de su vida. Ya hace tiempo que la gente se ha apartado de la palabra de Dios, así que ya no tiene un concepto moral absoluto. Todo es relativo. El sentimiento es su justicia. La gente dice: “Yo sigo mi sentimiento, vos seguí la tuya, no me molestes.” Piensan que seguir los deseos carnales es amor. O que conservar la pureza física antes de casarse es historia antigua. Muchos jóvenes piensan eso. Pero los jóvenes deben escuchar esta exhortación del rey Salomón, que dice así: Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento" (Ec 11:9-12:1). Una vez más escuchemos la exhortación del apóstol Pablo: "No os conforméis a este siglo." La razón de no conformarse a este siglo es ésta: ceder constantemente a la tentación de ser moldeado según el criterio de “este mundo sin Dios” termina en amarga desilusión porque la apariencia de este mundo pasa. “El mundo y sus deseos pasan, pero la persona que hace la voluntad de Dios vive para siempre” (1 Jn 2:17). Nosotros siendo el pueblo santo de Dios, debemos vivir en contra de la corriente del mundo así como los peces vivos nadan en contra de la corriente de las aguas. Se puede decir que seguir al mundo es una muestra de su estado espiritual muerto, así como los peces muertos flotan sobre el agua y siguen la corriente. ¿Están vivos o muertos? (ii) Transformarse por medio de la renovación de su entendimiento (2b) El cristianismo mantiene siempre el equilibrio. Si hay mandamientos negativos, hay también mandamientos positivos. En algún sentido los positivos son más importantes que los negativos. Leamos otra vez el versículo 2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Aquí Pablo está diciendo que el cristiano no sólo debe copiar las costumbres externas y mudables de este mundo, sino también ser plenamente transformado en su naturaleza íntima. Es decir, además de una separación externa del creyente de todas las costumbres profanas del mundo, es necesario hacer una transformación interior. Pablo no dice: “sustituyan una forma exterior por otra”. Esa no sería una solución, ya que el problema con los que dejan que se los moldée según el criterio de esta mala época presente es muy profundo. Lo que se requiere es una transformación, un cambio interior, la renovación de la mente, es decir, del corazón, del ser interior. Aquí es importante prestar mucha atención a la forma exacta en que el apóstol se expresa en esta exhortación. ¡Miren! Pablo usa el tiempo presente del verbo: “transformaos” (Seguid permitiendo que se os transforme). Por ello esta transformación no debe ser un asunto de impulsos: a veces sí, a veces no. Debe ser continua. Además una cosa notable es que el verbo tiene el modo imperativo. Los cristianos deben permitir que el Espíritu Santo haga su obra en sus corazones y en sus vidas. Su deber es cooperar hasta el máximo de su capacidad. Es costoso formar un buen carácter porque lleva tiempo y lucha. Es necesario practicar la piedad cada día en cosas concretas siendo fiel en lo poco. Por ejemplo, para que podamos permanecer en la palabra de Dios, primero hay que leer la Biblia cada día en base al Pan Diario, de madrugada, y memorizar el versículo clave. Los exhorta a ustedes a practicar (lo estoy haciendo). Entonces no habrá lugar en nuestros corazones para pensamientos sucios y carnales. Miren ¿qué dice el apóstol Pablo sobre el glorioso resultado de esta continua transformación: “para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios agradable y perfecta.” Esta es una declaración muy significativa. Demuestra que, para discernir la voluntad de Dios para sus vidas, los creyentes no pueden depender meramente de su propia conciencia. Sin duda la conciencia es muy importante, pero debe ser enviada una y otra vez, constantemente, a la escuela de la Escritura para recibir instrucción del Espíritu Santo. Es de esta manera que los creyentes toman conciencia y permanecen conscientes de la voluntad de Dios. Pero, esto no es fácil. Para realizarlo se requiere mucha lucha espiritual y persistir. Una costumbre maligna del hombre es que tiene la tendencia a acomodarse con la tradición e insistir en su propio pensamiento. Quiere llevar una vida cómoda y fácil. Pero hay que saber esto: Al vivir así, "su vida esta esclavizada al pecado." Los pensamientos fosilizados a lo largo de la vida son tan duros como piedras. En cierta ocasión habían atado a un elefante con una cadena por una de sus patas. Por muchos años el animal caminaba haciendo un círculo hasta donde llegaba el extremo de la cadena. Un día el dueño decidió quitarle la cadena y le puso la comida más allá de aquel círculo. El elefante lanzaba balidos de hambre y de ira pero no traspasó su antiguo límite aunque podía haberlo hecho. Como este elefante, hay muchos cristianos que han sido atados por hábitos indeseables. Aunque Cristo los salvó y les prometió la vida abundante y fructífera, siguen andando, caminando, dentro de su círculo de malos hábitos en lugar de disfrutar de la libertad que Cristo les ha dado. Pero hay esperanza en Dios porque él nos prometió un nuevo corazón, un corazón de carne, si permitimos que el Espíritu Santo trabaje. La historia de la iglesia testifica esto. Cada vez que la iglesia se encontró en el estancamiento espiritual, Dios levantó a algunos líderes que tenían un corazón contrito, un corazón de carne y vino un gran avivamiento espiritual a la iglesia a través de ellos. Los cristianos que se transforman día a día por medio de la renovación de sus entendimientos son la esperanza de la iglesia y el mundo de hoy. Dios nos llamó a vivir como transformadores (reformadores), no como conformadores. La transformación siempre debe comenzar de uno mismo. Si yo me transformo, mi familia se transforma, luego la iglesia, y más adelante la nación, por último el mundo. Así se realizará la misión mundial. Conclusión: Estamos viviendo en un mundo difícil y peligroso. El mundo se vuelve cada vez más impío y hostil ante la sana doctrina cristiana y la vida piadosa. Ahora es tiempo de recuperar el culto verdadero tanto en nuestra vida personal como en nuestra iglesia presentando nuestro cuerpo como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Ahora es tiempo de no conformarnos a este siglo sino de transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento para que comprobemos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 400. Tu vida oh Salvador 1.Tu vida, ¡oh Salvador! Diste por mí; Y nada quiero yo Negarte a ti. Rendida mi alma está; Servirte ansía ya, Y algún tributo dar De amor a ti. 2. Al Padre sin cesar Ruegas por mí, Y en mi debilidad Confío en ti; Quiero mi cruz llevar, Tu nombre proclamar, Y cantos entonar De amor a ti. 3. A estar conmigo ven, Vives tú en mí, Y cada día haré Algo por ti; Al pobre algún favor, Curar algún dolor, Y así mostrar tu amor, Algo por ti. 4. Cuanto yo tengo y soy Lo entrego a ti, ¡En gozo o aflicción Tuyo hasta el fin! Y cuando vea tu faz, En gloria donde estás Siempre me dejarás Servirte a ti.

lunes, 3 de abril de 2017

Sermón 28 -¿Amigos de César o amigos de Jesús?

Mensaje dominical 2 de Abril 2017 ¿AMIGOS DE CÉSAR O AMIGOS DE JESÚS? Juan 19:1-16 (V.C. 16) 19:1 Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. 19:2 Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; 19:3 y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas. 19:4 Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. 19:5 Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! 19:6 Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. 19:7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. 19:8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. 19:9 Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. 19:10 Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? 19:11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. 19:12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. 19:13 Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. 19:14 Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! 19:15 Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. 19:16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. En estos días estamos viendo la parte más solemne e importante del evangelio según San Juan, es decir, la Pasión de Cristo. Parece que es muy apropiado estudiarla ante la ceremonia inminente de bautismo y preparación de la Pascua. Pienso que no habrá otra parte más solemne e importante que los capítulos 18 y 19 de San Juan junto con los tres evangelios sinópticos, Mateo 27, Marcos 15 y Lucas 23, en que se revelan el pecado más profundo de la humanidad y el amor inmenso de Dios revelado en su Hijo Jesucristo. Hoy, a continuación del capítulo 18 en el que se trataban los problemas de los líderes judíos y de Pilato, gobernador romano, en la primera parte del capítulo 19 seguiremos pensando en los problemas de ellos, tanto de Pilato como de los líderes judíos. Quizá en ellos podemos ver también nuestro ser tan pecaminoso. A pesar de todo esto, al poner nuestra mirada en Cristo Jesús quien soportó el menosprecio y la humillación aun siendo inocente, una gran pregunta que tenemos es: ¿Por qué el Señor debía padecer tal sufrimiento? Así que el mensaje de hoy se dividirá en dos partes, en la primera se tratará el pecado del hombre, lo cual se puede resumir con una frase que dijeron aquellos líderes religiosos a Pilato que era como una flecha aguda clavada en lo profundo del corazón de Pilato y que lo derrumbó: "Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone."(12b) Luego en la segunda parte, pensaremos en Jesucristo, nuestro Señor, Rey y Salvador quien dio buen testimonio ante la interrogación de Pilato y estaba dispuesto a hacer la voluntad del Padre celestial, la cual es dar su vida voluntariamente por sus amigos. Esta realidad nos desafía a tomar una decisión entre dos elecciones: "¿Soy amigo de César o amigo de Jesús? ¡Que Dios despliegue su gracia para poder oír la voz de Cristo y permanecer en su gracia siendo sus amigos! I. Amigos de César Una de las palabras más agradables que hay en el mundo es "amigo". ¿Qué significa "amigo? Wikipedia dice: "Un amigo es una persona con quien se mantiene una amistad. Una amistad es una relación afectiva entre dos personas, construida sobre la base de la reciprocidad y el trato constante. Valores fundamentales en una amistad son la lealtad, el amor, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso. La palabra "amigo", como tal, proviene del latín "amīcus", que a su vez se deriva del verbo latín "amāre", que significa ‘amar’. ¡Qué bueno es tener amigos! En nuestro país festejamos el día del amigo (20 de julio: este año cae jueves) en el que los amigos se saludan, se hacen regalos y se reunen para celebrar su amistad. Cuando yo era niño, tenía dos amigos muy íntimos, bajo la autoridad de los padres hicimos juramentos para ser amigos. Solíamos dormir juntos y jugar juntos, Es un recuerdo hermoso. Pero esa amistad no duró mucho tiempo. Cuando empezamos la escuela primaria nos distanciamos. Después de pasar mucho tiempo, hace unos cinco años, tuve la oportunidad de viajar a Corea, y quise encontrarlos, así que llamé uno de ellos y nos encontramos en Seúl. Él estaba llevando su vida con algún éxito en la sociedad. Él no era cristiano, así que él no me entendió mucho al decirle que soy misionero. La mayoría de la gente de mi pueblo me veía como un loco desde que empecé la vida cristiana. Él también me vio así. Es natural, no es una cosa extraordinaria porque él está en el camino de César. En la palabra de hoy podemos ver a los amigos de César, entre los cuales uno es Pilato. Al verlo desde el punto de vista humano, es una persona normal y buena. Él tiene conciencia. Sabe discernir entre el bien y mal. Él sabe leer el corazón de los líderes judíos. Él tiene respeto hacia Jesús. Hasta cierto punto, él tenía miedo de Jesús. Él sabía que Jesús era inocente. Sabía que le habían entregado por envidia. Así que él trataba de soltar a Jesús haciendo lo mejor posible. Su esfuerzo para soltar a Jesús es notorio. Veamos la información que nos da el escritor Juan: Según el versículo 1, Pilato tomó a Jesús, y lo azotó. Aunque nos parece que este es un maltrato, el motivo era soltar a Jesús provocando la compasión hacia Jesús de parte de los líderes judíos y la multitud que estaban gritando para que les soltara a Barrabás. Él dejó que los soldados se burlaran de Jesús, los cuales entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura, y le decían: "¡Salve, Rey de los judíos!" Y le daban bofetadas. Entonces, Pilato salió otra vez, y les dijo: "Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él." Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Así con el rostro y la espalda sangrientos, Jesús se presentó ante la multitud y Pilato les dijo: "¡He aquí el hombre!" Aquí, no hay modo de saber por qué Pilato usó el término "hombre". Quizá diciendo así estaría negando aceptar la acusación de los judíos de sublevación, o quizá él habría visto en Jesús un verdadero hombre. No sabemos. Pero en verdad, sin saberlo,pronunció una gran verdad. Aquel que estaba ante Pilato, el Verbo eterno se había hecho hombre (Jn 1:14). Ciertamente, era elHijo del Hombre, pero también era el Hijo deDios. Sin duda, el propósito de Pilato con esta exclamación fue provocar la compasión de los líderes judíos y la multitud. Allí estaba Jesús ante la multitud con sus supuestos mantos reales, coronado de espinas, sangrante y pálido por su reciente azote, y, sin embargo, evidenciaba un aspecto real. Seguramente Pilato había pensado que las demandas de los líderes judíos quedarían satisfechas. Pero su intento resulto en vano. Miren: ¿cómo reaccionaron ellos? Leo el versículos 6: "Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. En este diálogo, una vez más se nota la debilidad de Pilato. Su palabra suena absurda al decir así: "Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él." Si él sabe que Jesús no tiene pecado, sí o sí debe soltarlo, pero lo entrega a ellos para que lo crucifiquen. A fin de borrar su conciencia culpable se lavó las manos. Es una actitud de cobardía e hipocresía. Los judíos eran tan inteligentes y astutos que no perdieron aprovecharse del punto débil de Pilato y le respondieron diciendo: "Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios." Miren cómo cambiaron ellos el tema de acusación del político a la religión mostrando su verdadero motivo de acusación. Ante estas palabras de los judíos, Pilato tuvo más miedo, quizá pensando que Jesús sería realmente el Hijo de Dios. Un poco antes Pilato estaba convencido de que Jesús no era un rebelde contra Roma al escucharle así: "Mi reino no es de este mundo...para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad, Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz." Además estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él." (Mt 27:19) Por eso cuando Pilato oyó decir esto tuvo más miedo (8). Entonces entró otra vez en el pretorio, y le dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Mas Jesús no le dio respuesta. Jesús hasta ahora lo ha ayudado mucho con gran amor para que se arrepintiera. Ya no le queda nada más que tomar una decisión, o sea, no necesita más palabras. Por eso Jesús estaba callado. Esta actitud de Jesús se ve también cuando trató con el sumo sacerdote Caifás y el rey Herodes cuyos corazones estaban tan endurecidos que no pudo obrar ninguna palabra persuasiva. Esta es la palabra de Dios hacia los impenitentes: "¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras." (Ro 2:4-6) ¡Con qué facilidad se endurece nuestro corazón. Es fácil acostumbrarnos a vivir una vida superficial, cómoda y mediocre sin arrepentimiento! ¡Cuán terrible será el resultado de no poder oír más la palabra de Dios y esperar solamente el juicio de Dios! Miren: la vida no es un juego. No venimos a la casa de Dios para entretenernos sino para escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica con un corazón arrepentido siempre. Quizá cuando Pilato se presenta ante el tribunal de Cristo, podría excusarse a sí diciendo: "Yo te conozco, Señor, tú sabes que conversé contigo y procuraba soltarte". Pero escuchen esta palabra del Señor: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." (Mt 7:21-23) Cuando Jesús no le dio respuesta, ¿qué dijo Pilato? Miren el versículo 10: "Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?" Con esta palabra, Pilato, sin darse cuenta, reconoce su responsabilidad. Sí, él sabe que tiene autoridad de dar muerte o vida a un criminal. Pero el Señor lo corrige a fin de tener un concepto correcto sobre la autoridad delante de Dios. Jesús respondió así: "Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene." Quizá Pilato hasta entonces habría pensado que la autoridad pertenecía a César. Pero no es así. Toda autoridad proviene de Dios. Miren Romanos 13:1, "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas." Desde entonces Pilato procuraba aun más todavía para soltar a Jesús. Pero ¡qué lástima! Cuánto más se esforzaba él, tanto más se hizo fuerte la oposición de los judíos. Las siguientes palabras de ellos eran un golpe fuerte que derrumbó totalmente a Pilato. "Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone." Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César." Miren esto: ¡Qué hipócritas son estos líderes judíos! De corazón odiaban a los romanos, pero de labios los alaban. Son unos falsos, son los falsos amigos de César Ante esta amenaza de los judíos Pilato entregó a Jesús a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y lo llevaron. Con este resultado, y a pesar de todo el esfuerzo que hizo Pilato para soltar a Jesús, dejó en evidencia que él era amigo del César. Y no era amigo de Jesús. Pilato casi iba a llegar a ser un cristiano, pero le faltaba. Él, en un sentido social tenía mucho que perder. Su ambición política era su dios. Él prefirió el mundo, antes que la verdad. No estaba dispuesto a sacrificarse a sí mismo para seguir a Cristo. Sí, él era amigo del César, no de Jesús. Entonces, ahora en la segunda parte pensaremos en: ¿quiénes son amigos de Jesús? II. Amigos de Jesús Toda la humanidad es pecaminosa. No hay justo ni siquiera uno. Esto lo vemos claramente ante la Pasión de Jesucristo. ¿Miren ¿quiénes le mostraron su fidelidad al Señor? Sobre los religiosos y los políticos que se manejan entre la corrupción y la hipocresía, no hay mucho más para decir. Pero, ¿La multitud? ¿Por su ignorancia puede justificarse? No. Ellos fueron incitados por los líderes y fueron cómplices al matar a Jesús. Y ¿Los discípulos? Son unos cobardes que lo abandonaron en un momento crucial. Y ¿Las mujeres? Sí, son mejores que los varones. Igualmente no pudieron defender a Jesús sino que solamente lloraron desesperadamente. Así que no hubo nadie que fuera amigo de Jesús. Pensemos en esto: "Si yo hubiera estado en aquel momento, ¿cómo habría actuado? Seguramente pertenecería a uno de ellos. Siendo un discípulo de Jesús ciertamente me habría comportado como Pedro por mi cobardía. Muchas veces, tuve miedo de identificarme como cristiano ante el mundo. Cuando estaba en Corea, escondía la Biblia al venir al culto (una parte estaba pintada con color rojo). Antes que nada, en todo este proceso, es necesario poner nuestra mirada en Jesucristo. Como Pilato mismo reconoció, Jesús no tenía pecado. Él no merecía recibir el azote, la burla de los soldados, ni ser condenado por Pilato. A pesar de todo esto, él padeció como un gran pecador. Él no evitó ser maltratado sino que se ofreció a sí mismo voluntariamente para ser castigado y finalmente ser muerto. ¿Por qué razón? Una vez él, le dijo a sus discípulos así: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer." (Jn 15:13-15). También dijo así: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas." (Jn 10:10,11) Así como él dijo dio su vida por sus amigos (ovejas). No hay otro amigo mejor que nuestro Señor Jesucristo. Ahora les hago una pregunta: ¿Tenés amigos que están dispuestos a dar su vida por vos? O por lo menos ¿hay amigos que quieren ayudarte cuando estás en necesidad? Parece que los políticos tienen muchos amigos. Los comerciantes y empresarios también. ¿Son verdaderos amigos? En estos días suelo escuchar las noticias del mundo, especialmente del mundo político. Piensen en esto que es cierto: el Amigo de ayer se vuelve el enemigo de hoy y viceversa. Hay muchos oportunistas. Lo lamentable es que aun en la iglesia hay oportunistas, que aparecen solamente cuando tienen necesidad de recibir ayuda, pero desaparecen cuando no les conviene como aquella multitud que se alejó y encima le pidió a Pilato la muerte de Jesús. Hay gente que paga el bien con el mal. A veces los que reciben más ayuda se quejan más. Esto es tan raro que no se puede entender, pero sucede en la vida actual. ¡Qué pecaminosos somos los seres humanos! Somos peores que los animales porque éstos por lo menos reconocen a su dueño. Sin embargo el amor de Dios es muy grande. Su amor se testificó claramente al enviar a su Hijo unigénito al mundo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Jn 3:16) Ustedes, ¿quieren ser amigos de Jesús? Entonces una gran pregunta es: ¿Quiénes son amigos de Jesús? O en otra palabra, ¿Cómo poder ser amigos de Jesús? Gracias a Dios porque aunque todos somos pecadores, Dios abrió un camino para ser amigos de Jesucristo. Piensen en esto: Jesús vino a llamar a los pecadores, no justos, o sea, vino a ser amigo de los pecadores. Los sanos no necesitan de médicos sino los enfermos. Donde abundan pecados, allí sobreabunda la gracia de Dios. Entonces, ¿por qué no vendremos ante Jesús nuestro amigo verdadero que dio su vida por nosotros? Los amigos de Jesús reconocen esta verdad y la confiesan: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Ef 2:8,9) Ahora les presento una poesía muy hermosa y adecuada para este tema, escrita por José Scriven, que dice así: "Jesucristo es nuestro amigo, De esto prueba nos mostró, Pues sufrió el cruel castigo Que el culpable mereció. El castigo de su pueblo En su muerte El sufrió; Cristo es un amigo eterno, ¡Sólo en El confío yo!" Este escritor nació en Irlanda en 1820 (casi 200 años antes) y fue hijo de un capitán de la marina británica. A pesar de tener problemas con su salud, a la edad de 20 años decidió emigrar a Canadá, donde residió y trabajó como docente en una Escuela. Experimentó dos tragedias: En Irlanda, su novia se ahogó accidentalmente una noche antes de celebrar la boda. En Canadá se iba a casar, y su novia se enfermó y falleció unos días antes de la fecha de su matrimonio. No obstante, esta situación amarga no lo sumió en la desesperación. Por el contrario, siendo un piadoso cristiano, dedicó toda su fortuna y su vida al servicio de Cristo y de la humanidad. Consagró su vida y su fortuna al servicio del Señor. Aunque era un hombre de educación refinada, escogió trabajar entre los pobres de su vecindario, donde invirtió la mayor parte de su vida, ministrando tanto a las necesidades espirituales como a las materiales. Fue muy querido por todos los que lo conocieron. No era extraño verle cortando leña para el fuego o haciendo otras labores humildes para los necesitados. Como conclusión, cito una palabra más. Es Santiago 4:4 "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios."