miércoles, 5 de septiembre de 2012

Columna Espiritual IV

Columna Espiritual (1)                                        
LA VIDA SIGNIFICANTE

       Para el hombre no hay mayor problema que la vida y la muerte. Pero lo más importante es el significado de la vida y de la muerte. El león es fuerte; la tortuga vive muchos años (500 años); el cerdo come bien. Pero el valor del hombre está en la cualidad de vida, es decir, en lo que significa. Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen, y lo puso como mayordomo de todas las cosas. Viéndolo, se agradó en gran manera. Esto significa que el hombre es un ser significante que tiene una misión de Dios (Is 43:21). Por eso no debemos aferrarnos al problema de la vida y la muerte, sino que debemos buscar el significado de la vida en todo, sea que comamos o que bebamos. Si no, vivir mucho o ser rico no tiene sentido. En el mundo hay gente que vive mucho, pero con mucha labor y angustia. Al contrario hay gente que vive pocos años, pero con significancia. En Génesis, Enoc vivió 300 años (Su vida era corta al compararla con la vida de la gente de su generación.), caminando con Dios, quien lo llevó. La Biblia valora mucho la vida. En el Nuevo Testamento Juan el Bautista murió en manos de Herodes aun siendo joven. Pero Jesús valoró mucho su vida, diciendo: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista...” Más que todo, Jesucristo es el mejor ejemplo acerca de la vida significante. Aun siendo Hijo de Dios, llevó una vida de servicio, dando su vida por nosotros. Él dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mr 10:45)”. ¿Quieres llevar una vida preciosa, feliz y hermosa? ¡Llevá una vida significante!



Columna espiritual (2)                        
CULPA MÍA

En el libro “Meditación” escrito por Marcos Aurelius, el emperador romano, hay una frase que dice: “Cada vez que te encuentras con gente infiel, mala y engañosa, recuerda que sí o sí existe tal clase de gente. Tener tal pensamiento te ayudará a ser más generoso hacia ellos. Te ayudará mucho si piensas que la naturaleza no nos dio sólo el hacer cosas malas sino también la virtud. La naturaleza nos dio la amabilidad hacia la gente que le falta conciencia, y la generosidad hacia la gente necia  como antídotos. Tú puedes aconsejarle a los desviados para corregirlos. Ellos cometen tal error porque por un momento se olvidaron de su propósito. Entonces, ¿qué pérdida sufriste por causa de ellos? Tú no podrás encontrar a alguien que te haya dañado en tu instinto entre los que te causaron enojo. Si piensas que fuiste dañado por alguien, es un pensamiento equivocado, así que no olvides que la culpa está en tí. Es natural que la gente que no tiene educación actúe imprudentemente. Por eso tú puedes sugerirselo. Sin embargo tú estás perplejo ante ellos porque te has olvidado de tal realidad. Cuando tienes ganas de criticar a alguien ingrato y desconfiable, primero examínate a ti mismo, porque tú eres quien creyó que ellos serían confiables, y esperaste que te recompensarían al tratarlos con amabilidad”.
No es culpa de otros. Todo es culpa mía. Creer en ellos es también mi culpa. No amarlos ni ser amable con ellos también es mi culpa. Si Dios no hubiera entendido el problema del mundo, no habría enviado a Su Hijo. Jesús tampoco habría llevado la cruz por causa del gran desánimo. Pero Él aceptó todo como su culpa, por eso llevó nuestros pecados sobre su cuerpo.



Columna espiritual (3)                       

¿ POR QUÉ EXISTO ?

Un norteamericano que estaba viajando por Paris, entró en una regalería, donde compró un collar. Al regresar a los Estados Unidos, le sucedió que el impuesto en la aduana era muy elevado. Entonces extrañado, lo llevó a una joyería para investigarlo, así que el dueño de la joyería le propuso compararlo en 25mil dólares. Era sorprendente. Pero no lo vendió y lo llevó a un investigador más reconocido, el cual lo investigó usando un microscopio. Este investigador le propuso  pagarle 35mil dólares si se lo vendía. Entonces, le preguntó al investigador por qué era tan caro. El investigador hizo que se acercara al microscopio, y que viera, diciendo: “Mire, ¿qué ve?”. Entonces ante sus ojos se le apareció una frase inscripta en el collar: “De Napoleón a Josefina”. Así que ese collar era el que el emperador Napoleón le regaló a Josefina. Por esa razón, ese collar tenía mucho valor. Su precio tan alto se debía al nombre “Napoleón”  
            Lo mismo pasa con nosotros. Aunque nos parecemos a vasos frágiles, somos preciosos porque somos cartas en las que está escrito el nombre de Jesucristo (Ef 1:13). El apóstol Pablo le dijo a los creyentes en Corinto: “siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón (2Co3:3)”. El nombre de Jesucristo sobrepasa cualquier nombre que ha existido en esta tierra. Su nombre está lleno de sabiduría, poder y riqueza. El nombre precioso de Jesucristo está escrito en nuestro corazón. Jesús mora en nosotros. Por eso soy precioso (Is 49:5)



Columna espiritual (4)                     

LA SANTA ESPIRITUALIDAD

“Santo, santo, santo...” Dios es santo. La santidad es el atributo básico que el pueblo de Dios debe tener. Nosotros, siendo el pueblo de Dios, debemos llevar una vida diferente a la gente del mundo. Dios dijo: “Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo (Lv 11:45)”. Pero la santidad no es siempre distinguirse del mundo. Al enfatizar solamente la santidad, uno puede volverse un santo hipócrita. No somos del mundo, pero no salimos de él. 1 Corintios 5:9,10 dice, “Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; absolutamente no con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo”. La santidad es el poder influyente. Los cristianos santos deben entrar en el mundo pecaminoso y darle buena influencia. Para esto debemos tener un corazón compresivo y amoroso hacia ellos, en lugar de criticarlos.
Un rabino tenía doce hijos. Su hogar era una comunidad unida y de amor. El padre les exhortó siempre a vivir en armonía, con hermandad. Una noche mientras que todos los hermanos dormían, un hermano se acercó a su padre y le dijo: “Padre, yo seguía orando mientras mis hermanos dormían”. Entonces, el padre, sonriéndose, le dijo: “Hijo, no critiques a tus hermanos. Es mucho mejor dormirte con ellos antes que los critiques”.
La santidad es el elemento más importante de la vida. Pero no debemos fingir ser santos. No debemos ser como los fariseos quienes despreciaron a los pecadores, sino que debemos ser como nuestro Señor Jesucristo quien comió junto con ellos.



Columna Espiritual (5)                      

EL INTELECTUAL EN ACCIÓN

En la conversación del filósofo griego Sócrates con su discípulo, hay un diálogo: S- ¿Qué quieres? ¿El alma racional o el alma del hombre?  D- El alma racional del hombre. S- Entre los hombres racionales, ¿quieres hombres sanos o hombres enfermos? D- Ciertamente hombres sanos. S- Entonces, ¿por qué no tratas de ser hombre sano? D- Ya lo soy. S- Entonces, por qué disputas y peleas?-
      Nos suena esto como si el Señor nos hablara. Pensamos que sabemos mucho las palabras del Señor. Pensamos que somos racionales e intelectuales. Pero la realidad es que nuestro corazón es tan angosto que no pude ceder sino que nos quejamos con facilidad. Saber mucho no es lo importante. Aunque sabemos mucho intelectualmente, no sabemos nada en realidad si no podemos controlar ni siquiera nuestra emoción. No se puede decir que somos intelectuales o elegidos si nuestro conocimiento no es acompañado de hechos. El Señor no mide nuestro conocimiento, sino nuestros hechos. No multipliquéis palabras de grandeza y altanería;
“Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a Él le toca el pesar las acciones (1S 2:3)”. El hombre maduro se ve en su acción pequeña. El apóstol Pablo dice: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño (1Co 13:11)”. ¡Seamos hombres de acción, no de palabra!



Columna Espiritual (6)                   

ESPIRITUALIDAD DE JUAN EL BAUTISTA

 

      El hombre, quienquiera que sea, tiene instinto de estar cerca de los que le caen bien o de poner cerca de sí las cosas favoritas. La avaricia es el deseo excesivo.  El avaro es aquel que no suelta al que debe irse y trata de juntar a los miembros cuando necesitan dispersarse. Hay muchos pastores que quieren ejercer su autoridad sobre el rebaño de Dios buscando fama y éxito. De hecho no le falta nada al que sigue a Cristo. El pueblo de Jesús es dador y enviador.
En este sentido, Juan el Bautista es un modelo de gran pastor. Muchos piensan que él era un gran hombre porque preparó el camino del Mesías. Pero su grandeza verdadera está en que él se despojó de sí mismo y envió a sus discípulos. Su popularidad era tan grande que la gente pensaba que él sería el Mesías. Pero dijo con claridad: “No lo soy”. Un día sus discípulos vinieron y le dijeron: “Y vinieron a Juan y le dijeron: “Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a Él”. ¡Qué noticia tan triste es ésta! Pero él les contestó: “El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, éste mi gozo está cumplido. Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe (Jn 3:29-30)”. Como Juan nuestra misión es traer a la gente ante Jesús disminuyéndonos a nosotros mismos y exaltando a Cristo. Examínese a sí mismo si usted está dispusto a hacer la voluntad de Dios.



Columna Espiritual (7)                   1

EL HOMBRE MÁS FELIZ

Un rey del oriente se enfermó y estaba acostado. No había ninguna manera de curarlo. Pero un día un peregrino vino al palacio y dijo que si el rey se vistiera con la ropa interior de un hombre feliz, recobraría la salud; y se fue. Entonces el rey le ordenó a sus súbditos para que salieran a buscarlo por toda la nación. Pero ellos no podían encontrarlo en ningún lugar.Al ponerse el sol, el príncipe estaba regresando al palacio. En esto él escuchó un sonido, una oración llena de felicidad, que salía desde una casa pequeña y vieja: “Señor, te doy gracias por alimentarme hoy y cuidarme”. Entonces el príncipe envió a sus súbditos a aquella casa para que compraran la ropa interior de ese hombre pagándole oro y plata. Pero no pudieron comprarla porque él no  tenía ropa interior porque era pobre.
La felicidad no está en poseer muchas cosas. El hombre feliz puede no tener ni siquiera ropa interior. La felicidad no es cuestión de posesión sino de la actitud del corazón. Aunque Jesús no tenía lugar donde poner su cabeza, era el hombre más feliz del mundo. Dondequiera que Él estaba se convirtió en un paraíso. Todos los que se encontraron con Él se convirtieron en nueva criatura. El hombre más feliz es aquel en cuyo corazón mora Cristo. La Biblia dice sobre la felicidad del cristiano: “como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo (2Co 6:9,10)”.



Columna Espiritual (8)                 

SI VINIERA EL FIN DEL MUNDO...

Hay un episodio acerca de San Aloisio quien murió aun siendo joven.  Cuando él estaba estudiando en la universidad, un día en su tiempo de descanso, se reunieron los estudiantes junto al profesor. Éste les preguntó: “Si ahora mismo llegara el fin del mundo, ¿qué harían ustedes?”. Uno le contestó: “En seguida correría a la iglesia para orar”. El segundo le dijo que iría a su casa para ver a sus padres y junto con ellos acepraría el fin del mundo. El tercero dijo que visitaría a su amigo cuyo corazón fue herido por él y se reconciliaría con él. Cuando le tocó el turno a Aloisio, éste le contestó sin vacilar: “Ahora es tiempo de descanso, así que lo voy a disfrutar”. Entonces, entre ellos ¿la actitud de quién sería adecuada? Esta es una lección de que el que lleva diariamente una vida fiel y sincera, no teme aun ante la llegada del fin del mundo.
Si vivimos una doble vida, no podremos prepararnos bien para recibir la segunda venida de Cristo. El fin del mundo pertenece a la soberanía de Dios. No sabemos cuando será ese día ni necesitamos saberlo. Lo necesario es vivir en el presente haciendo lo que le agrada a Dios. Lo que Dios ve no es una acción inmediata ante la venida de Cristo, sino nuestra actitud diaria. Lo importante es cómo vivir ahora. Por eso no necesitamos prepararnos apuradamente ante la noticia del regreso del Señor. Es natural recibir al Señor, haciendo lo que hacemos diariamente, estudiantes, estudiando, trabajadores, trabajando. Si nuestro corazón está preparado para recibirlo, con esto es suficiente.  



Columna Espiritual (9)                  

 

NO OS ACORDÁIS DE LAS COSAS PASADAS


“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas (Is 43:18)”. Para los que empiezan una nueva obra, un impedimento más grande es no poder olvidar las cosas pasadas. Por supuesto, no todas las cosas pasadas deben ser olvidadas. Es necesario recordar y conmemorar las cosas hermosas y buenas. Pero de vez en cuando hay tiempo en que se necesita olvidar aun las cosas buenas y hermosas, especialmente cuando Dios va a hacer una nueva obra. Dios le hace recordar a su pueblo la obra del éxodo. Sin embargo, ahora, ¿por qué Dios dice que no se acuerde de las cosas pasadas? Es porque la nueva obra que Dios va a hacer es tan grande que las cosas pasadas no son nada al comparándola con ella. Es cierto que si nos enredamos en las cosas pasadas, no podemos contemplar las cosas nuevas. Es necesario que nos olvidemos de las cosas pasadas para emprender nuevas y grandes obras. Debemos dejar los recuerdos o pensamientos negativos y feos. Dios hace que en el desierto corran ríos. Dios conforme a su promesa, hizo que su pueblo regresara de la cautividad en Babilonia y envió a su Hijo al mundo para salvarnos del pecado. Envió al Espíritu Santo sobre sus elegidos. Como Cristo prometió, para los que creen en Él, de su vientre corren ríos de agua viva. ¿Espera usted esta obra grande y maravillosa? Ya no se enrede más en las cosas pasadas; contemple la obra grande y maravillosa que Dios va a hacer por medio de usted. Si creemos, Dios manifestará su gloria tanto en nuestra vida como en nuestra iglesia y hasta sobre toda la tierra. Cuando Dios hace esta obra, saltaremos de alegría alabándolo a lo largo de nuestra vida.



Columna Espiritual (10)                  

 

LA VIDA QUE BENDICE 

 

¿Por qué Jesús dijo que no prohibieran que los niños vinieran a Él? ¿Por qué debemos llevar una vida que bendice? Al averiguar la Biblia, descubrimos que toda obra creativa, la obra de la vida y la obra redentora son la obra bendita. Dios creó todas las cosas y al hombre, y los bendijo, diciendo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Gn1:28)”. La creación del hombre (Gn5:2), el llamamiento, hacer una nación y ser muy grande, todos son bendicón (Gn12:2). La buena cosecha también es una bendición de Dios (Gn39:5). Una larga vida también es una bendición (Dt 4:40). Por la bendición de Dios, la vida de José fue prosperada. Dios es quien nos bendice en todas las obras que nuestras manos hicieren (Dt 14:29)”. No hay ninguna obra que Dios haga sin bendecirla. Jesús que vino al mundo para redimirnos es la bendición. La obra redentora de Jesús es la obra bendita que cambia la vida del hombre. Nadie puede cambiar su vida sin la bendición de Dios. La bendición es el fundamento de la vida cristiana.
Sin embargo, ¿por qué vivimos odiando, peleando y dudando? No es fácil que el hombre que "baja" la maldición del pecado y la muerte, viva una vida que bendice a otros. Desatar al hombre de la maldición es la bendición. Dios convirtió el agua amarga en agua dulce (Ex 15:25). Dios envió a Jesús para detoxificar la maldición de la humanidad y para cumplir una obra de bendición. Desde ahora llevemos una vida de bendecir a todos, incluyendo hasta a los que nos maldicen.



Columna Espiritual (11)                 

                        

YEMA Y CÁSCARA


En la novela “Damián” de Herman Hesse Sincleer dibuja un pájaro que está por volar de la tierra y lo envía a Damián. Y una carta de Damián le llega, en la cual está escrita lo siguiente: “El polluelo sale de la cáscara rompiéndola. El huevo es el mundo del polluelo. El que ha de nacer debe romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios cuyo nombre es Abraxis”. Todos nosotros tenemos la forma del mundo llamada “propio yo”. Esa forma puede ser una parte de la vida que protege la vida, por eso la queremos mucho. Sin embargo, sí o sí debemos salir de ella para llegar a la madurez y debemos volar hacia un nuevo mundo. El lugar de donde salió el pájaro para volar, allí se encuentran los pedazos de cáscaras dispersados y desordenados.
Así como la yema es protegida por la cáscara, también nuestra fe es protegida por la forma o sistema. Pero con el tiempo necesitamos salir de ella para crecer y madurar. La yema que se queda siempre dentro de la cáscara está muerta. De igual manera la fe que está encajada siempre en la forma, está muerta. Si estamos encajados en la forma, no podemos ver la inmensidad de Dios. Los judíos hicieron muchas tradiciones para servir mejor a Dios, pero cayeron en ellas y cometieron el pecado de desobediencia. “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios (Ro 10:3)”. Debemos romper nuestra propia justicia para establecer la justicia de Dios. Debemos despojarnos de nuestra ropa vieja para nacer de nuevo como una nueva criatura. “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en justicia y en la santidad de la verdad (Ef 4:22-24)”.



Columna Espiritual (12)                    
LO QUE DIOS QUIERE
           
La madre de un alumno visitó al maestro y le entregó un sobre en el que puso una cantidad de dinero. Pero el maestro se lo devolvió. Entonces, ella pensando que tal vez se lo devolvió porque el dinero era poco, le entregó otro sobre en el que puso más dinero. Pero igual que antes, se lo devolvió. Así sucedió varias veces. Ella al fin, extrañada, visitó al maestró y le preguntó por qué no lo aceptó. El maestro le dijo: “yo no recibo dinero”. Ella se maravilló de él. Hoy en día viviendo en una sociedad materialista, donde la gente piensa que con el dinero todo es posible, la actitud de aquel maestro se ve extraña. De hecho, la sinceridad y la honradez son más preciosas que el dinero. Nosotros también podemos vivir como aquella madre no sabiendo el corazón del Señor. Pensamos qué le debemos dar al Señor sin saber lo que le agrada. Entonces, ¿qué es lo que Dios quiere de nosotros en la vida cotidiana?
Yerom, sacerdote y teólogo, quien tradujo la Biblia latina en griego, vivía cerca de Belén al traducirla; tuvo un sueño en el cual se le apareció el niño Jesús. Su aspecto le impresionó tanto que quiso ofrecerle algo. Entonces sacó un poco de dinero de su bolsillo y se lo dio, diciendo: “Aquí tiene lo tuyo, Señor”. Pero el niño Jesús le dijo. “No lo necesito”. Entonces Yerom le trajo más dinero. Pero el niño tampoco lo aceptó. Entonces, Yerom, muy perplejo, le preguntó: “Señor, dime qué es lo que quieres. Estoy dispuesto a darte cualquier cosa que quieras. Entonces Jesús le dijo mirándolo: “Dame tu pecado. Yo he venido por ello”. Lo que debemos hacer diariamente es poner nuestros pecados ante el Señor. Esto es lo que el Señor quiere que hagamos.  



Columna Espiritual (13)                 

LA MANO MÁS HERMOSA EN EL MUNDO

Una chica tenía el plan de hacer una fiesta de cumpleaños. Al acercarse la fiesta, la madre de ella preparó todo, limpiando la casa y haciendo comida. Al llegar el día, la chica le dijo a su mamá que se pusiera guantes largos y blancos para entrar en la sala. Se lo dijo porque la chica no quería que  sus amigas vieran sus manos feas. Pero su mamá estaba tan ocupada que se olvidó de ponerse guantes. Al terminar la fiesta, ella, llorando, le gritó a su mamá, diciendo: “¡Mamá! ¿Por qué no te pusiste guantes? Me sentí muy vergonzosa”. Entonces la mamá le dijo con cariño: “Hija ven acá, tengo una cosa que contarte. Cuando tú eras muy niña, estabas durmiendo en la cama mientras yo colgaba pañales afuera. Entonces ví que de tu cuarto salía humo y fuego. Yo entré en medio del fuego con colchas en mis manos. Te enrollé con la colcha y sacándote en mis brazos el fuego me tocó las manos y me las quemó. Esta herida es por ese fuego”. La hija, al escucharla, empezó a llorar y le confesó a su mamá, diciendo: “Mamá, tus dos manos son las manos más hermosas en el mundo”.
De igual manera, para nosotros también, las manos más hermosas en el mundo, son las manos heridas de Jesús en la cruz. Los hombres las despreciaron, pero Jesús nos abraza con ellas. Con sus manos heridas toca nuestra herida y la sana. Jesús le dijo a Tomás quien dudaba: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente (Jn 20:27)”.



Columna Espiritual (14)                             

SI EL GRANO DE TRIGO MUERE

Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto (Jn 12:24)”. En un grano de trigo hay vida, pero una vida cubierta de una cáscara dura. Aunque ella se cae y es enterrada, no puede brotar ni crecer si no se rompe la cáscara. El problema de un grano de trigo no está en que si en él hay vida o no, sino en que si la cáscara se rompe y se abre, o no. Jesús dice: “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará (Jn 12:25)”. El hombre interior no puede crecer si el hombre exterior no se rompe.
Esta palabra no es dada a los incrédulos sino a los cristianos que tienen vida eterna. Los cristianos se dividen en dos grupos: uno son aquellos de los cuales no sale la vida porque su hombre exterior no está quebrado; otro grupo son aquellos de los que sale la vida desde su interior porque su hombre exterior está quebrado. El Señor quiere que llevemos muchos frutos. Esto se puede sólo cuando sale la vida interior por medio de la muerte nuestro yo. El problema del quebrantamiento de nuestro “yo” no es cuestión de elección sino cuestión de vida o muerte. La vida de Jesús no debe ser limitada por causa de mi “yo”. No podemos ser bendición para la iglesia del Señor si el hombre exterior no se rompe. Mire a Jesucristo. Él quebró su “yo” al morir en la cruz.
El poder de la sangre que sale de él cumplió la obra redentora para la humanidad. Jesús ahora nos dice: “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará (Jn 12:25)”.



Columna Espiritual (15)                      

DE INCLINACIÓN A EQUILIBRIO

 

El águila cuya ala fue herida salió de la jaula después de un año. Los disciplinadores pensaron que tan pronto como el águila saliera de la jaula, volaría. Pero no sucedió como esperaban. El águila caminaba lentamente y subió a una roca, donde estaba parada con las alas abiertas como si hiciera un culto. La gente preguntó por qué se portaba así. Un anciano les explicó que el águila perdió el sentido de su equlibrio, así que estaba recobrándolo. Cuando el águila lo recobró, se fue volando. Los animales que se arrastran sobre la tierra no saben la importancia del sentido del equilibrio. Pero para los seres que vuelan el sentido del equilibrio es la vida. Lo mismo pasa con la obra espiritual. Cuando el líder pierde el sentido del equilibrio, el pueblo sufre. Por eso Dios le dijo a Josué, el sucesor de Moisés: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas (Js 1:7)”. La vida espiritual, es como la de un equilibrista que anda sobre un cable.
Hay gente que hace muy bien las cosas públicas y exteriores, pero hace muy mal las cosas internas y privadas. Hay gente que trabaja bien cuando hace cosas privadas, pero no le da importancia al trabajo público. Hay gente que le da importancia a la obra del Espíritu Santo, pasando por alto la obra de la palabra de Dios. En cambio, hay gente que desprecia la obra del Espíritu Santo sólo dandole importancia a la obra de la palabra. Hay gente que hace muy bien la obra espiritual, pero hace mal la obra familiar. No debemos apartarnos del camino ni a diestra ni a siniestra. La felicidad y la paz vienen del orden interior, la armonia y el equlibrio de la vida.



Columna Espiritual (16)                     

DE LA PELEA A LA MUERTE

En la vida pública de Jesús una cosa notable es que sus oponentes lo seguían para molestarlo y hasta destruirlo. Pero Jesús no se apartó de ellos ni los expulsó, sino que los aguantó como una oveja, callando. Cuando los oponentes vinieron por la noche a arrestarlo, con palos y espadas, Jesús no reaccionó con violencia, mientras que su discípulo Pedro levantó su espada y le cortó la oreja a Malco. Jesús sanó la oreja de Malco y le dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán (Mt 26:52)”. Jesús no peleó con ellos, no porque no tenía emoción sino porque lo consumió el anhelo de cumplir la palabra de Dios. Perdonó a los soldados romanos que se burlaban de Él. Evitó la pelea y eligió el camino de la muerte.
La obra de Dios no es una obra de pelea sino de perdón, muerte y resurrección. El siervo de Dios no debe pelear en ninguna ocasión. Aunque tiene mucha razón de pelear, debe elegir el camino de la auto negación y morir. Cuando los siervos se pelean, la iglesia se divide y se encuentra en mucho conflicto. Así como nuevas vidas salen donde un gran árbol se cae y muere,  la muerte de una persona salva a muchas almas.
Esop nos cuenta acerca de la tempestad y el sol: la tempestad no pudo sacarle la campera al caminante, pero sí el sol. La violencia trae más violencia. Pero el calor del amor descongela el corazón frío del hombre. Lo que necesitamos no es la tempestad sino los rayos del sol. No es el azote sino la mano tierna que sana una herida. Despojémonos de la espada del enojo y miremos la cruz de Jesús.



Columna Espiritual (17)                            
DE PUBLICIDAD A SECRETO

Jesús no gritó en público sino que era tan callado que no se podía escuchar su voz. El hombre tiene el instinto de revelar sus cosas buenas, pero esconde su pecado. Busca la gloria del hombre que lo lleva a la destrucción. La historia esta llena de evidencias. El rey Herodes murió comido de gusano cuando no glorificó a Dios sino que recibió la alabanza del pueblo. El rey Ezequía mostró todos los tesoros del palacio ante los embajadores de Babilonia por lo que su nación fue destruida por Babilonia. Vemos a muchos siervos de Dios que han tenido éxito y han fracasado por causa de no glorificar a Dios.
Dios está escondido. Su obra también es una obra escondida. Jesús dijo por medio de las parábolas y escondió el reino de Dios. “Gloria de Dios es encubrir un asunto.  Pero honra del rey es escudriñarlo (Pr 25:2)”. El misterio de la vida siempre está escondido. En el lugar escondido brota la vida y vivifica. La luz se revela aunque se la esconde. De igual manera, nuestra buena obra se revelaría naturalmente aunque la escondamos. Pensamos que si escondemos una buena obra, la obra de Dios no se levantaría. Pero Jesús realizó la obra maravillosa de Dios cuando Él mismo se escondió. Si lo que Dios hace es esconder, lo que el rey hace es escudriñar. Lo que debemos hacer es escudriñar la obra escondida de Dios. Podemos escuchar la voz tranquila de Dios al escudriñar la palabra de Dios, es asi como crece nuestra fe. Cuando Jesús curó a los enfermos, les prohibió divulgarlo. No debemos caer en la tentación de buscar nuestra propia gloria. No debemos envidiar a los famosos que reciben la alabanza de la gente. Démosle gracias a Dios por escondernos. Cada día escuchemos la voz tranquila de Dios llevando una vida secreta ante Dios. 



Columna Espiritual (18)                              

 

CARTERO DE LA ESPERANZA

En la época de Acaz, rey de Israel, hubo una gran escasez. Tanto el rey como todo el pueblo debían padecer un gran sufrimiento. El rey no podía dormir ni comer por la angustia. Para ellos la noticia de la lluvia sería una buena noticia. Dios escuchó la oración del profeta Elías y le hizo avisar a Acab que él enviaría la lluvia. Elías le dijo a Acab: “Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye (1R 18:41)”. Ante esta buena noticia, el rey recobró la salud y el ánimo inmediatamente.
En la época de la guerra civil en los Estados Unidos, el general del Norte, Grant, se encontró en una gran dificultad por causa de la resistencia del ejército del Sur liderado por el general Lee. El general Grant sufrió tanto dolor de cabeza que casi perdió la vista, asi que se fue a quedar en una casa de campo. Y aunque usó varios tratamientos el dolor le aumentó más. Debía pasar toda la noche con dolor sin poder dormir. Entonces un mensajero llegó con una carta, en la cual estaba escrito: “El general Lee se rindió”. Ante esta noticia el general Grant recobró la salud.
La buena noticia tiene el poder de sanar a los enfermos y echar el poder de la oscuridad. Pero el mundo está lleno de malas noticias. La gente anhela escuchar una buena noticia. Los pastores son aquellos que traen la buena noticia del reino de Dios a la gente sedienta y sufrida. El pastor debe ser una fábrica que produce esperanzas. El profeta Isaías cantó por los mensajeros que predican la buena noticia: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! (Is 52:7)”.



Columna Espiritual (19)                                 
LA VISIÓN VERDADERA

En la época de Elías hubo un tiempo en que no llovió durante tres años. Tanto el rey como todo el pueblo estaban desesperados. Pero el profeta Elías oró y creyó que Dios enviaría lluvías copiosas. Los que no tienen fe se desaniman y mueren, pero los que escuchan una voz de esperanza le dan oídos a la voz de Dios. Elías vio una visión: una gran lluvia y escuchó su ruido por la fe. Al escuchar la voz de Dios y ver una gran lluvia en una visión, su corazón se llenó de esperanza. Él podía anunciar la buena noticia de gran alegría en medio de un ambiente desesperante. Ahora lo que necesitamos es escuchar una voz de esperanza, no de desánimo ni de crítica.
Los vivientes escuchan el murmurar del arroyo debajo de la superficie congelada y saben que la primavera está cerca. Pero los muertos miran solamente el hielo y se desaniman. Ellos no pueden oír el sonido de la vida. Así como una fábrica que está en función es ruidosa, también la visión viviente es ruidosa. Podemos oírla. ¡Escuche el gran ruido del avivamento espiritual que viene sobre esta tierra, como las cataratas del Iguazú! ¡Escuche el ruido de la oración que hace el pueblo de Dios! El profeta Joel vio una gran visión aun viviendo en una época oscura y escuchó la palabra de esperanza de Dios, que dice: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días (Jl 2:28,29)”.
Los grandes siervos de Dios son hombres de visión. Su visión viene de Dios. Los que le dan oídos a la palabra de Dios serán convertidos en hombres de visión y harán grandes obras en cualquier circunstancia.     



Columna Espiritual (20)                   
UN PEDACITO DE NUBE

En Israel no hubo lluvia durante 3 años. El rey Acab con sus súbditos andaba buscando la fuente de las aguas. Mientras tanto, el profeta Elías subió a la cumbre del monte Carmelo. Allí él no buscó una fuente de agua sino que buscó a Dios en oración. Subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado que subiera y mirara hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo que no había nada. Y él le volvió a decir: “Vuelve siete veces”. A la séptima vez dijo: “Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar”. Aquí siete veces se refiere a la oración perseverante.
Hay dos clases de oración. Una es la oración pública. En la reunión de oración, después de alabar a Dios juntos, podemos entrar en la corriente de la oración en son de música. La otra es la oración privada. La hacemos en secreto cuando estamos sólos. Esto es más difícil pero más importante. Uno que edifica el altar de oración de esta manera puede entrar en el mundo profundo de la oración. En la Biblia aparecen muchos hombres de oración privada y perseverante, quienes recibieron la respuesta de Dios. Miren la oración de Ana. Ella oró de corazón sin decir nada. Dios le dio un hijo, Samuel. Miren la oración del matrimonio de Isaac y Rebeca. Oraron durante 20 años con un título de oración. El matrimonio de Zacarías y Elizabet aun siendo viejos no se desanimaron sino que permanecieron en oración, y Dios les dio un hijo, Juan el Bautista. La visión verdadera es acompañada de oración. La oración perseverante hace que la visión se convierta en realidad.



Columna Espiritual (21)                     

LA COMPRENSIÓN

Pedro todavía no había comprendido el corazón de Dios, quien quiere salvar al mundo entero. Aunque él experimentó la obra del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. No podía librarse del pensamiento judío. Mientras tanto la iglesia de Jerusalén se quebró y los creyentes fueron esparcidos por todo el mundo. Pero Pedro no sabía la voluntad de Dios. Cuando él descendió a Jope, Dios le mostró una visión tres veces repetidamente. Aun así Pedro no se dio cuenta de su significado hasta que visitara la casa de Cornelio, un gentil, y vio que el Espíritu Santo venía sobre esa familia. Al fin él confesó: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia (Hch 10:34,35)”. Esta comprensión cambió la corriente de la obra de los Hechos de los apóstoles. La obra del evangelio cambió el rumbo de la iglesia de Jerusalén a la iglesia gentil. Esto motivó a que la iglesia de Jerusalén enviara a Bernabé a la iglesia de Antioquía. Aquella iglesia no envidió a la creciente iglesia gentil sino que oró por ella. La obra de Dios es la de comprensión. El Espíritu Santo espera hasta que comprendamos. Con gemidos indecibles intercede por nosotros. El hombre que está en honra y no entiende, es semejante es a las bestias que perecen (Sal 49:20). La diferencia entre el hombre y la bestia está en comprender o no. El que no comprende no puede ayudar a los otros a comprender. La comprensión no viene por naturaleza, sino que viene por la iluminación del Espiritu Santo. Oremos para que a través de la comprensión cambie nuestra vida y avance la obra del evangelio.



Columna Espiritual (22)                   

 

ÉPOCA DE EXPERIENCIA

      La experiencia tiene un gran poder. Ella nos trae una convicción. Un proverbio oriental dice: “Ver una vez es mucho mejor que escuchar cien veces”. Estamos viviendo en una época donde la experiencia es esencial. Entre las numerosas experiencias la experiencia más importante es la experiencia del Espíritu Santo. Hay iglesias que tienen una sana doctrina del cristianismo, pero son débiles espiritualmente por la falta de la experiencia del Espíritu Santo. La doctrina acompañada de la experiencia es vivificante. Los cristianos fructíferos son aquellos que no son espectadores sobre el milagro sino participantes en la corriente de la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no es un espíritu ideal sino real. Debe manifestarse la obra del Espíritu Santo en nuestra vida diaria. Es necesario que estemos llenos del Espíritru Santo para que llevemos frutos agradables ante Dios. Lo que anhelamos es ser hombres llenos del Espíritu Santo, llenos de fe y de gracia. Lo que ahora necesitamos no es aumentar conocimientos sino la experiencia.
El Espíritu Santo es personal, y trabaja en nuestro interior cambiando nuestro ser por completo Hay gente orgullosa que confía en su propia sabiduria y se burla de Dios. Pero si ellos experimentaran la presencia de Dios, se humillarían y glorificarían a Dios. La historia se llena de tales personas cambiadas. La experiencia es el fin de toda discusión y teoría humana. Necesitamos la experiencia del Espíritu Santo ahora. Cuando la buena doctrina y la experiencia del Espíritu Santo van juntos, la iglesia hará muchas grandes cosas en esta época, cambiando la corriente pecaminosa del mundo.   



Columna Espíritual (23)                   

 

EL TIEMPO EN QUE DIOS TRABAJA

    
El hombre realiza actividades en el día y duerme por la noche. El día es el tiempo de trabajar, la noche es el tiempo de descansar. En cambio, la noche es el tiempo en que Dios trabaja. Dios hace obras maravillosas que sobrepasan nuestro entendimiento mientras que el hombre duerme. Los israelitas consideraron que la noche era el comienzo de un día. Es decir,  ellos le daban mucha importancia al tiempo de dormir. Aquí se encuentra una filosofía judía que le da más importancia al tiempo en que Dios trabaja que a la actividad del hombre. Dios mandó maná en la noche; hizo secar el Mar Rojo con el viento fuerte del oriente en la noche. La noche es también el tiempo de reproducción. Mientras dormimos, Dios renueva nuestro cuerpo fatigado. Nos acostamos cansados, pero nos levantamos reforzados. Debemos dormir con oración creyendo que Dios hace nuevas obras.
Pero la gente de hoy perdió la noche. Duerme muy tarde, la ciudad es ruidosa y luminosa toda la noche. Ya la noche no es tiempo de dormir, sino de disfrutar. La gente convirtió el tiempo de milagros en tiempo de pecados. Debemos desafiar contra esta corriente pecaminosa del mundo. Debemos dormir temprano dejando toda actividad. Apaguemos la televisión e internet temprano y durmamos. Entonces podremos levantarnos temprano renovados y fortalecidos nuestros cuerpos. Podemos edificar el altar de la oración cada madrugada antes de salir a trabajar. Démosle la noche a Dios para que Él trabaje y haga obras maravillosas. Hoy, en esta noche Dios hará nuevas obras en mí, renovándome y fortaleciéndome para empezar en nuevo día con Él.



Columna Espiritual (24)                    

 

LA MADRUGADA


La madrugada es el tiempo en que se abre el paquete de regalos llamado: día. Este es el tiempo en que la luz y la oscuridad se cruzan, es el tiempo en que Dios y el hombre se comunican; es el tiempo de ver la gloria de Dios. La gran obra de Dios ocurrió en la madrugada. Los israelitas cruzaron el Mar Rojo en la madrugada. Salieron a recoger maná de madrugada. Era el tiempo en que Jesús resucitado preparó el desayuno e invitó a sus discípulos a comer. María Magdalena vio a Jesús resucitado de madrugada. Todos los hombres exitosos son madrugadores. La madrugada es un gran tiempo. Dios nos envia cada día un huésped noble llamado Madrugada. Si lo recibimos con medio sueño sin lavarnos cara, ¿cómo se sentiría ese huéspeded? Cuando un huéspeded noble viene trae consigo regalos preciosos. Si recibimos la madrugada con preparación y la aguardamos, Dios nos dará regalos preciosos. Si despertamos a la madrugada, esta nos da una emoción especial. Cuando se atesora esta emoción día tras día, finalmente experimentaremos el atributo de nuestra personalidad. Los pájaros de esperanza, alegría, paz y amor  anidan en nuestra vida, expulsando toda clase de angustias, preocupaciones, odio, envidia, avaricia y caprichos.
Recibir la madrugada nos conduce a la victoria, y abre la puerta de la sabiduría. La madrugada es el tiempo en que los enemigos son derrotados. La gran luz nos acompaña todo el día. De nuestro corazón sale un canto de victoria. “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1Jn 5:4)”.



Columna Espiritual (25)                    

 

LA GRACIA DE DIOS


En China el pastor Watchmanni una vez se enfermó gravemente y sufrió mucho tiempo. Aunque él oró mucho para que Dios lo curara, no tocó la raíz de su enfermedad, así que su cuerpo era muy débil. Un día él oró con muchas lágrimas. Entonces la voz tranquila del Espíritu Santo se escuchó en su interior y le vino una visión: una barca que subía a lo largo del río, pero no podía seguir más, por una gran roca que estaba en el medio del río. Por eso él oró, diciendo: “Señor, quita esta roca”. Dios le dijo: “¿Qué quieres? Elige una entre dos: ¿Remuevo la roca  o envío aguas hasta cubrir la roca suficientemente para que tu barca pase?” Entonces él eligió la posterior. Y se despertó. Ya no oró por la curación de su enfermedad sino que vivía alegremente por la gracia abundante que Dios le dio.
Viviendo en este mundo difícil y pecaminoso, no habría nadie que viva con una condición que le satisfaga. Nadie puede llevar una vida abundante sin la gracia de Dios, aunque tenga una buena condición humana. La vida del apóstol Pablo se llenó de sufrimientos. Tenía una enfermedad incurable. Fue perseguido y encarcelado. Sin embargo él llevaba una vida gozosa y satisfactoria por la gracia de Dios. Él dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo (1Co 15:10)”. El que puede llevar una vida abundante en el mundo es aquel que vive por la gracia de Dios. Oremos no para que Dios elimine el dolor sino para que despliegue suficiente gracia sobre nosotros.



Columna Espiritual (26)                     

LA LIBERACIÓN DE LA VIDA DOLOROSA

Una mujer visitó a un santo y le rogó que la librara del terrible desánimo que estaba padeciendo. El santo le contestó: “Vaya a buscar a la familia que nunca padeció ningún sufrimiento, pídale una semilla de mostaza y tráigamela. Entonces yo te curaré”. Ella primero buscó una casa grande y lujosa pensando que los que vivieran en tal casa no sufrirían tristezas. Ella llamó a la puerta. Y salió un matrimonio de ancianos. Ella les dijo cual era el propósito de su visita. Pero le respondieron:“Lo siento mucho, usted se esquivocó”. Y le contaron las cosas terribles que pasaron en sus vidas. Ella debía consolarlos. Consolándolos, empezó a olvidar su propia situación.  Corría por todos lados buscando alguna casa que no padeciera sufrimientos. Pero no la encontró. Más bien ella debía consolarlos a todos. Mientras tanto su propio dolor parecía poco.
Al vivir viendo sólo el mundo, de vez en cuando pensamos que los otros son felices, pero yo no. Pero no es así. Al "abrir la tapa", de la vida humana, vemos que no hay nadie que se haya librado del sufrimiento y del dolor. El dolor es un proceso de la vida para toda la humanidad que peca y vive en el mundo que está bajo la maldición de Dios. En el mundo no hay ningún lugar al cual podemos huir del sufrimiento. El único camino es creer en Cristo Jesús y llevar una vida de servicio, que fue el propósito por el cual vino Cristo. Él dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mr 10:45)”. Es servir antes que ser servido; es consolar antes que ser consolado; es amar antes que ser amado.

   




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