sábado, 9 de julio de 2016

Sermón 24- Jesús llama a los doce discípulos

Mensaje Dominical 6 de Marzo 2016 JESÚS LLAMA A DOCE DISCÍPULOS Marcos 3:13-19a (V.C. 13,14) 3:13 Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. 3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, 3:15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 3:16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; 3:17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; 3:18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, 3:19 y Judas Iscariote, el que le entregó. ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Hoy nosotros, la familia de Cristo, estamos juntos en armonía para alabar y adorar a nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo Unigénito Jesucristo para salvarnos del pecado. Nuestro Señor Jesucristo hizo grandes obras salvadoras mientras estaba en la tierra, entre las cuales, las más grande e importante sería llamar a los discípulos y hacerlos como un modelo de la familia espiritual, el cual se puede llamar un grupo celular porque tiene vida de Cristo y se multiplica. Para Jesús, el mundo era como un campo de mieses listo para la cosecha. Dondequiera que iba Jesús lo seguía una gran multitud como ovejas sin pastor, a quienes atendía enseñándoles muchas cosas a fin de conducirlos al reino de Dios sanando sus enfermedades y echando a los demonios. Cuanto más avanzaba su obra, más se dedicaba a disciplinar a sus discípulos, porque sabía que ellos se encargarían de su obra después de su partida de la tierra. La obra salvadora debía continuar a través de los discípulos hasta el fin del mundo. Sí, el futuro de la obra de Jesús dependía de hacer discípulos o no. Por lo tanto, aun en medio de muchos quehaceres, le dedicó más tiempo a la disciplina de sus discípulos. Hoy a través de este mensaje, en la primera parte, nos enfocaremos en la norma de su llamamiento a los discípulos en la cual pensaremos en la soberanía divina y la reacción de parte de los hombres; en la segunda parte, nos concentraremos en los dos propósitos de su llamamiento, el uno es para que estén con él, el otro es para enviarlos a predicar. Pido que a través de la palabra de hoy el Espíritu Santo nos ayude a comprender cuán importante es hacer discípulos en nuestros tiempos y hacer algo concreto para el avance del reino de Dios en esta tierra. I. ¿A quiénes Jesús llama? (13, 16-19) El ambiente en el cual el Señor trabajaba era hostil y áspero. Los líderes religiosos, los fariseos y los escribas, no eran dignos de llamarse buenos pastores porque se aprovechaban de los débiles para acusar a Jesús interesándose solamente en mantener su poder religioso sobre el pueblo. Un día de reposo entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Entonces le dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla. Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, le dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle (1-6). Bajo estos falsos pastores la multitud sufría como ovejas sin pastor. Miren estas palabras siguientes: "Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él (7,8). Todo esto demuestra el estado espiritual de aquella época, al resumir en una frase, se puede decir así: "Muchas ovejas sufridas sin pastores." Ahora les hago una pregunta: ¿qué harían ustedes en tal situación? ¿Les importaría con tal de que sus cosas anden bien? ¿O estarían desanimados por no encontrar soluciones? Entonces, ¿qué hizo Jesús en tal situación? (i). Llamó a sí a los que él quiso (13a, 16-19a) Ahora vamos a leer el versículo 13a: "Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso." Jesús subió al monte. ¿Para qué? La respuesta la encontramos en Lucas 6:12 que dice así: "En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios." Seguro que el Señor estaba buscando la voluntad del Padre y su guía para empezar una nueva obra de esperanza. Aquí encontramos cómo trabaja el Señor en una época oscura, estableciendo líderes espirituales conforme a la voluntad de Dios. La dirección que el Señor tomó nos da inspiración a nosotros que estamos viviendo en una época de caos espiritual. ¡La idea entonces, es llamar a los discípulos y disciplinarlos hasta ser buenos obreros en la viña del Señor! Lo que estamos haciendo en nuestra iglesia es hacer discípulos. Comenzando el año 2016, tomamos la dirección de nuestra iglesia en base al libro de los Hechos 19:9 a 21. "Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús (Hch 19:9,10)."Aunque la obra de hacer discípulos parece lenta e ineficaz, es la que el Señor tomó y el apóstol Pablo también. Sí, lo que debemos hacer es hacer discípulos. En este año nos dedicaremos a eso. Entonces una gran pregunta es: ¿qué condición y requisito hay para ser discípulos de Jesús? Algunos pensarían que para ser discípulo de Jesús por lo menos deben tener una educación escolar como graduarse de la universidad o de un seminario. Entonces ¿a quiénes llamó Jesús? "llamó a sí a los que él quiso." Los discípulos fueron llamados porque él los quiso. Es decir, el llamamiento depende de la soberanía del Señor. Depende de la gracia unilateral del Señor. Esto implica que Jesús es responsable por ellos. Saber esto constituye un verdadero consuelo. Dios nos ha salvado, ha comenzado en nosotros una obra buena, y va a permanecer unido a nosotros, y ha de cuidarnos. Una vez el Señor les dijo a sus discípulos: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé (Jn 15:16)." Los que piensan que son llamados por Dios porque tienen algo especial o hicieron buenas obras todavía no entienden el llamamiento de Dios o quizá todavía no son llamados, porque el llamamiento es de Dios y se basa en su gracia unilateral. Por eso los que entienden el carácter de su llamamiento no pueden enorgullecerse sino que siempre llevarían una vida agradecida delante de Dios. Ahora, veamos en detalle, la lista de los nombres de los discípulos de Jesús en los versículos 16 a 19a: "a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que le entregó." Hay varias clases de personas según su trasfondo familiar, su carácter, su trabajo, su pueblo natal etc. La mayoría de ellos provienen de la región de Galilea. Simón Pedro, Andrés, Juan y Jacobo eran pescadores. El carácter de Pedro era impulsivo. Andrés tenía don de traer gente ante Jesús. Juan y Jacobo como su sobrenombre "Boanerges" cuyo significado es: "hijos del trueno," tenían un carácter iracundo. Lo vemos cuando ellos pasaban por Samaria cuyos habitantes no lo recibieron, pidieron al Señor diciendo: "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?(Lc 9:54)" Mateo era cobrador de impuesto. Bartolomé (Natanael) era pensador. Tomás era escéptico. Judas Iscariote era traidor. ¿Qué nos enseña esto? Ellos eran defectuosos y débiles. Nadie merecía ser discípulo de Jesús según el criterio humano. Aun así, lo importante es que el Señor los llamó con esperanza. Un buen ejemplo es el caso de Simón a quien le puso el sobrenombre Pedro cuyo significado es roca. El Señor puso su esperanza en él para hacerlo como la roca sobre la cual poner su iglesia. ¡Cuán grandioso y misericordioso es nuestro Señor que llama a los pecadores débiles y defectuosos y los moldea hasta ser sus obreros fructíferos. En este sentido estoy muy agradecido por Dios quien está haciendo su obra de misericordia entre nosotros, llamando y estableciendo a sus discípulos. La reforma de los grupos celulares y establecer a los líderes son la esperanza de Dios. Aunque tenemos muchos defectos y debilidades, creemos que Dios quien nos llamó completará su obra disciplinándonos y renovándonos con su palabra y con la obra del Espíritu Santo para que podamos llevar la misión mundial para su gloria. . (ii). A los que vienen a él (13b) Aunque el llamado a ser discípulo es soberanía de Dios, una cosa que no nos olvidaremos es ésta: Miren el versículo 13b que dice así: "y vinieron a él." Ellos vinieron a Jesús, o sea, tomaron una decisión de fe para venir a Jesús. Aunque en la palabra de hoy no menciona concretamente, los primeros cuatro discípulos dejaron sus barcos y lo siguieron. Mateo dejó su trabajo de cobrador de impuesto para seguir a Jesús. Sí, ellos estaban dispuestos a seguir a Jesús dejando su vida antigua. Sin sacrificio no se puede ser discípulo de Jesús. Sí, esto es el requisito de ser discípulo. Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Mr 8:34)" La obediencia debe ser concreta. Hay que dejar las malas vidas antiguas, costumbres malas, escala de valores secular etc. Reflexionemos en la vida de nuestro Señor Jesucristo primero. ¿Alguna vez Jesús fue hallado en el teatro? ¿Piensan ustedes que Jesús fue visto en alguna de las diversiones de la corte herodiana? No. Él era santo, inocente, sin mancha, apartado del pecado. Aunque él comía con los pecadores, estaba entre ellos curando sus males como un médico. Pero siempre hubo un abismo entre los hombres del mundo y el Salvador, el cual él nunca intentó cruzar. Por lo tanto la primera lección que los discípulos tienen que aprender es la siguiente: "Seguir a Jesús en el estado de separación." Como dice el dicho: “Debemos amar a los pecadores y no al pecado”. A menos que tomemos la cruz y protestemos contra el pecado de este mundo impío, no podemos esperar que el Dios santo nos santifique. Siendo discípulos de Jesús desde lo concreto y pequeño es necesario cambiar. Es necesario empezar el día con el Señor con la oración y la meditación en la palabra de Dios. Hay que arreglar el orden de la vida poniendo la prioridad en las cosas de Dios. Es necesario llevar la vida de santidad en todas las áreas de nuestra vida. "Llevar frutos dignos de arrepentimiento es lo que el Señor quiere. "Hacemos hoy, ante tu altar un compromiso de vivir en santidad. Hacemos hoy, ante tu altar un pacto de hombres que te quieren agradar. Con manos limpias, corazón puro, para ti. Cuidaré mis ojos; cuidaré mis manos; cuidaré mi corazón de todo lo malo, de todo lo malo. No te quiero fallar jamás." Aunque la frase "vinieron a él" recalca la responsabilidad del hombre ante el llamamiento del Señor, de hecho no habrá nadie que pueda venir a él sin la obra de Dios. Poder venir ante Jesús es la evidencia de que Dios ya ha trabajado en su corazón porque Jesús dijo así: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera (Jn 6:37)." Esto quiere decir que de parte de los hombres no hay nada de que enorgullecerse. El Señor es quien produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad (Fil 2:13). II. ¿Para qué Jesús los llama? (14,15) Cuando Jesús llamó a los discípulos, tuvo la esperanza de hacer de ellos, pescadores de hombres. Esta es la visión del Señor puesta sobre ellos. Pero al ser llamado, todavía eran como niños recién nacidos que necesitan crecer bajo el cuidado de sus padres. Tenían muchos defectos y debilidades, las cuales se veían claramente siguiendo a Jesús. Pero esta palabra es cierta: "Donde abunda el pecado del hombre, allí sobreabunda la gracia de Dios." Ellos necesitaban crecer y madurarse permaneciendo en la gracia del Señor. Por eso Jesús al llamarlos, tenía dos propósitos claros, es decir, uno es para que ellos estén con él, el otro es para enviarlos a predicar. (i). Para que estén con él (14a) Hoy en día se dice que hay muchos docentes o profesores, pero no hay maestros. La escuela de hoy es donde los profesores transmiten el conocimiento intelectual a sus alumnos, estos reciben su enseñanza. A esta relación no le da tanta importancia la vida personal del profesor. Pero la relación entre el maestro y los discípulos es diferente. Los discípulos conocen a su maestro por medio de la convivencia imitando la vida ejemplar de su maestro. De hecho, no es fácil vivir la vida digna de la enseñanza. Este era el problema de los fariseos. Mucho conocimiento sin ponerlo en práctica nos hace hipócritas. Esto puede suceder: En la iglesia se puede comportar como un ángel, pero en la casa como un diablo. En realidad, entre nosotros no habría nadie que diga hacia alguien: "Esté conmigo e imíteme". Pero gracias a Dios porque hay una persona que dice: Estad conmigo y aprended de mí." ¿Quién es él? Es nuestro Señor Jesucristo. Miren el versículo 14a: "Y estableció a doce, para que estuviesen con él," Es decir, la relación entre Jesús y sus discípulos es la de Maestro y discípulos. Jesús vivió su enseñanza. Él dijo: "y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mr 10:44,45)." Jesús estaba con sus discípulos. Los tres años de convivencia de los discípulos con Jesús, su Maestro, fue la fuerza motriz de la obra evangelizadora. Los discípulos que convivieron con su Maestro cambiaron tanto sus vidas como la corriente de la historia del mundo. Esta realidad nos da una dirección clara de cómo poder hacer la obra de Dios viviendo en un mundo perdido. Hasta ahora en nuestra iglesia damos mucha importancia al estudio bíblico. Las actividades de grupos celulares las hacemos estudiando la Biblia. En algún sentido esto es bueno porque nos hace permanecer en la verdad de la palabra de Dios. Pero debemos avanzar más allá de esto. La actividad de grupos celulares debe ser una oportunidad de realizar una comunión cristiana en base al amor de Cristo. El líder no sólo da el estudio bíblico sino que también vive la enseñanza. El líder debe ser un siervo que sirve a sus miembros con humildad dando el ejemplo de la vida. Uno que está acostumbrado a faltar en las reuniones y no cumplir los deberes cristianos no puede ser líder. Uno que está acostumbrado a ser servido sentado a la mesa no puede ser líder. De hecho yo no tengo derecho de decir esto porque en mi vida falta mucho la cualidad de líder. Durante muchos años he vivido siendo servido por los otros. Pero en la vida misionera estoy aprendiendo poco a poco la vida de servicio desde mi hogar lavando platos, planchando ropa. Más que nada debo aprender el corazón humilde de Jesús tratando de escuchar más teniendo interés en la necesidad de los otros en vez de hablar mucho. (ii). Para enviarlos a predicar (14b-15) Siendo discípulos de Jesús, estar con él aprendiendo de él, es muy agradable como el salmista confesó diciendo: "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna (Sal 133:1-3)." Habitar los hermanos juntos en armonía es bueno y delicioso. Dios se agrada mucho de esto. La comunidad cristiana en la cual se realiza esta armonía es el reino de Dios en esta tierra. La ley que se ejerce en la comunidad cristiana es el amor. El amor cubre muchos defectos. El nuevo mandamiento que Jesús dio a los discípulos es amarse unos a otros así como él los amó. Pero hay que saber esto. Habitar los hermanos juntos en armonía no es el final. Dios tiene un propósito mayor. Miren el versículo 14b: "y para enviarlos a predicar," Jesús, ya desde el principio de su ministerio, los disciplinó para ser obreros en la viña del Señor. Aunque todavía eran muy inmaduros y débiles, los envió a predicar. Al enviarlos sabía cuán difícil sería predicar la buena noticia del reino de Dios al mundo hostil. Por eso dijo que enviarlos era como si estuvieran las ovejas en medio de lobos. Era necesario que ellos fueran prudentes como serpientes, puros como palomas. Pero cuando el Señor los envía, les dio autoridad también. Miren el versículo 15: "y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios." La comunidad cristiana se hace fuerte cuando obedece a la misión. En cambio, la iglesia se hace débil y se pudre cuando no lleva la misión. Es como el mar muerto que recibe aguas sin salidas. Nosotros recordamos aquel acontecimiento ocurrido en la iglesia primitiva de Jerusalén en la cual se realizaba una comunidad cristiana auténtica. Pero cuando ellos gozaban de la gracia del Señor sin llevar la misión evangelizadora, Dios los esparció por todas partes del mundo utilizando la persecución causada por la muerte del diácono Esteban. Avivar el movimiento de la obra evangelizadora es la voluntad de Dios hacia las iglesias contemporáneas. La prioridad cristiana consiste en predicar el evangelio a todas las naciones. Como sabemos la iglesia CMI en Buenos Aires cumplió 32 años de aniversario, el día 21 de Enero de este año. Ya pasaron muchos años, así que ahora es necesario abrir nuestros ojos y ver los campos que están blancos para la siega. Al tomar esta dirección, se pueden buscar pretextos diciendo que todavía no estamos preparados. Pero hay que saber que Dios es quien equipa a sus obreros que obedecen a la gran comisión, así como el Señor les dio autoridad a sus discípulos. Por lo tanto es necesario que oremos por la cultivación del país entero y hasta los países de América latina, enviando a los obreros empezando desde el Gran Buenos Aires. Conclusión: Jesús empezó la obra de esperanza llamando a los discípulos y los disciplinó estando junto con ellos y enviándolos a ser predicadores en el mundo hostil. Ellos pudieron llevar la misión al obedecer y revestirse de la autoridad espiritual. Esa obra puede suceder en nuestra época también por medio de nosotros que somos llamados a ser sus discípulos. Avivemos la actividad de los grupos celulares donde se realiza el reino de Dios lleno de amor y por la cual se realice la gran comisión de hacer discípulos a todas las naciones.

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